martes, 5 de mayo de 2009

El mayor amortiguador del mundo

Por: Hans-Werner Sinn

Desde el pasado otoño, varios economistas angloamericanos –pero sobre todo el premio Nobel de 2008– Paul Krugman, han acusado a Alemania de no hacer lo suficiente para luchar contra la crisis económica mundial y de parasitismo de los programas de estímulo de otros países. Recientemente, The Financial Times preguntó dónde estaban los economistas alemanes que defienden las políticas de Alemania, con lo que expresaba la suposición de que disienten de las políticas de su gobierno, pero son demasiado cobardes para decirlo públicamente y se someten a los rituales de la “sociedad del consenso” alemana. Desde un punto de vista alemán, el debate constituye una inversión ridícula de la verdad.

Alemania ha ejecutado dos programas de estímulo económico, que han ascendido a 80.000 millones de euros, es decir, el 3,2 por ciento del PIB, del que el 1 por ciento del PIB entrará en vigor en 2009. A primera vista, es en verdad inferior al programa americano, que asciende en total al 6,2 por ciento del PIB, el dos por ciento del cual se gastará en 2009, pero se trata de una impresión engañosa, ya que el Estado alemán, mediante la flexibilidad inherente a su sistema de asistencia social, ya contribuye a estabilizar la economía mundial.

De hecho, las generosas políticas de seguro de desempleo de Alemania garantizan que los afectados podrán mantener sus niveles de consumo aun cuando pierdan sus empleos. Alemania tiene incluso subsidios a corto plazo que permiten a las empresas reducir el horario laboral de sus empleados y el Estado reembolsa en parte su pérdida de ingresos. Sin ese subsidio a corto plazo, el número medio de desempleados en 2009 ascendería a 300.000 más que ahora.

Al mismo tiempo, más del 40 por ciento de la población adulta de Alemania (pensionistas, beneficiarios de asistencia social, desempleados, víctimas de accidentes, estudiantes) recibe alguna forma de transferencia de renta del Estado, en particular los de la Alemania oriental, mientras que la carga de impuestos y contribuciones de la seguridad social que recae sobre los que tienen empleo es elevada. Si bien no cabe duda de que todo ello constituye un obstáculo para el crecimiento económico a largo plazo y causa grandes problemas estructurales, también significa que el Estado reacciona de una forma extraordinariamente anticíclica y estabiliza la economía en gran medida, lo que beneficia al mundo entero.

El Estado alemán registró un déficit presupuestario de tan sólo el 0,1 por ciento del PIB en 2008, mientras que, según una reciente previsión de la OCDE, en 2009 experimentará un espectacular aumento hasta el 4,5 del PIB. Así, pues, el estímulo aportado por el presupuesto del Estado alemán ascenderá al 4,4 por ciento del PIB. En los Estados Unidos, el déficit presupuestario en 2008 ascendió al 5,8 por ciento del PIB y, según la misma previsión de la OCDE, ascenderá al 10,2 por ciento del PIB en 2009, lo que representa exactamente el mismo estímulo económico que el de Alemania: el 4,4 por ciento del PIB.

Además, Alemania tiene una estabilidad interna mucho mayor que los Estados Unidos, porque no tiene el problema de unas familias muy endeudadas y que ahora ven limitadas sus posibilidades de obtención de créditos. Los bancos alemanes conceden hipotecas sólo hasta un máximo del 60 por ciento del valor de una casa, en lugar de las hipotecas del 100 por ciento que eran frecuentes en los EE.UU. y el Reino Unido.

Asimismo, en Alemania no existe prácticamente deuda de tarjetas de crédito ni otras razones para un endeudamiento de las familias del estilo de los EE.UU. Una familias alemana normal no está en las últimas financieramente y, por tanto, puede compensar sus pérdidas de ingresos ajustando sus ahorros. Se trata de otra razón por la cual el consumo privado en Alemania, según la previsión conjunta de los principales institutos económicos de Alemania, conocida la semana pasada, aumentará el 0,3 por ciento en 2009 en medio de la peor crisis económica de la posguerra, mientras que el consumo privado está en caída libre en casi todo el resto del mundo.

Alemania ocupa el segundo lugar por la importancia de sus importaciones, justo detrás de los EE.UU. Así, pues, la estabilidad del consumo alemán es actualmente el más sólido pilar económico de la economía mundial. Mientras que las exportaciones alemanas disminuyen a una tasa anual del 20 por ciento, la porción de las importaciones que no consisten en productos intermedios para bienes de exportación es estable, lo que ayuda al mundo en conjunto.

Los datos abonan claramente esta opinión. Según la OCDE, la corriente anualizada de exportaciones de bienes alemanes desde enero de 2008 hasta enero de 2009 se redujo en 173.000 millones de dólares más que la reducción de la corriente de importaciones correspondiente, lo que significa que el superávit comercial anualizado de Alemania se redujo en la misma cantidad. Se trata de la mayor reducción en demanda exterior neta de bienes extranjeros que afronta un solo país o, dicho en términos equivalentes, el mayor aumento de la demanda neta de bienes extranjeros de un país. El Japón, por ejemplo, ha afrontado sólo una reducción de 157.000 millones de dólares en su balanza comercial anualizada.

Durante el mismo periodo, las importaciones anualizadas de los EE.UU. se redujeron en 284.000 millones de dólares más que sus exportaciones y el superávit comercial anualizado de China aumentó en 249.000 millones de dólares. Dicho de otro modo, desde enero de 2008 hasta enero de 2009, los EE.UU. retiraron 284.000 millones de dólares y China 249.000 millones en demanda anualizada de la economía mundial, mientras que Alemania aportó 173.000 millones de dólares y el Japón 157.000 millones en estímulo, en forma de demanda anualizada, a la economía mundial.

En el caso de los países mayores de Europa, el panorama de la demanda anualizada en el mismo período es variado. Mientras que Italia, como Alemania y el Japón, ha añadido demanda, que asciende a 6.000 millones de dólares, España ha retirado 101.000 millones de dólares, el Reino Unido 50.000 millones de dólares y Francia 19.000 millones de dólares. Los siete billones de dólares de descenso del precio de las casas en los EE.UU. a lo largo de los dos últimos años fueron equivalentes a la explosión de una bomba atómica. Alemania, el Japón y otros países absorbieron y mitigaron la onda expansiva. De modo que, en lugar de menospreciar las medidas adoptadas por Alemania, el mundo debería darle muestras de un poco más de gratitud a este país.

Fuente: www.project-syndicate.org

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