jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Por qué perdió la guerra el Ejército de Liberación Nacional en la Costa Norte colombiana?


Este breve escrito tiene como propósito realizar un análisis sencillo de las razones por las cuales fue derrotado política y militarmente el Frente de Guerra Norte del ELN (FGN). Se analizan variables organizativas internas, políticas, militares y económicas.

El Frente de Guerra Norte (FGN), se conformó como tal en la segunda mitad de los noventa, a pesar de que las primeras unidades del ELN en el norte colombiano hicieron presencia en la Serranía del Perijá, en la década de los setenta, específicamente en el sur del Departamento del Cesar, conformando el Frente “Camilo Torres Restrepo”. Años después una comisión de este frente se instalaría en el centro del Departamento del Cesar, dando nacimiento al Frente “José Manuel Martínez Quiroz”, la primera estructura armada de lo que posteriormente sería el FGN, de él saldrían los mandos que conformarían en la primera mitad de los noventa el Frente “6 de diciembre”, en la parte del Departamento del Cesar ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta, en paralelo se establecían en los Montes de María las primeras unidades del Frente Jaime Bateman Cayón. Posteriormente en el Departamento del Magdalena nacerían los frentes “Francisco Javier Castaño”, en la parte media y alta de la Sierra Nevada de Santa Marta, y el “Frente Domingo Barrios”, en el plan del Municipio de Cienaga y toda la zona de la Cienaga Grande de la Magdalena, llegando hasta el tramo final del Río Magdalena en las goteras de Barranquilla; en la segunda mitad de los noventa se conformarían las Compañías guerrilleras “Oscar Enrique Sánchez Caicedo” en el Perijá, la “Héroes de las Bananeras” en la Sierra Nevada, y en la Guajira, los frentes “Luciano Ariza” en el Perijá, el “Gustavo Palmesano” en la Sierra Nevada; y después del año 2000, se conformarían las compañías “Guerreros Chimilas” (fuerzas especiales) con jurisdicción en todo el FGN y la “Augusto Montes”, en la Guajira. También hacen parte del FGN los frentes urbanos “Kaleb Gómez Padrón”, en el Departamento del Atlántico y el “Héroes de Cartagena,” en ciudad del mismo nombre.

Una variable externa que jugó en contra del desarrollo político-militar del FGN, fue la geográfica, ya que sus estructuras rurales se distribuyeron en tres sistemas montañosos aislados entre si. Estos escenarios son: La Sierra Nevada de Santa Marta (Cesar, Guajira y Magdalena), Serranía del Perijá (Cesar y Guajira) y Los Montes de María (Bolívar y Sucre). Esta situación imposibilitó la concentración regional de fuerzas militares, lo que explicaría entre otras razones el por qué nunca logró superar la guerra de guerrillas (primera fase de la guerra irregular), y tampoco ensayar la constitución de un Batallón (como sí sucedió en Arauca, Catatumbo, Oriente Antioqueño y el Sur de Bolívar), y porque nunca se realizaron acciones militares de mediana o gran envergadura en contra de las Fuerzas Armadas o los grupos paramilitares. En cierta forma, la continuidad y ruptura del territorio benefició a unas estructuras y perjudicó a otras, por ejemplo cuando en el año 1999 el Frente 59 de las FARC-EP atacó al recién creado Frente Luciano Ariza del ELN, la dirección del FGN ordenó que este último fuera reforzado por las unidades militares del Frente José Manuel Martínez Quiroz (una columna) y por la compañía Oscar Enrique Sánchez Caicedo (todas operativas en el Perijá), lo que evitó la desaparición del citado frente (Luciano Ariza). Algo parecido sucedió en el año 2000 cuando se creó el Frente Gustavo Palmesano en la Guajira, la dirección del FGN ordenó que se desplazaran hacia su área de operaciones (del Palmesano) la Compañía Héroes de las Bananeras, unidades de la compañía Oscar Enrique Sánchez Caicedo y la comisión central del FGN, Carlos Álvarez. Todas participaron en acciones conjuntas, que fueron reivindicadas por el Gustavo Palmesano, lo que generó la percepción de fortaleza en la opinión y fuerza pública. Caso contrario sucede con el Frente Jaime Bateman Cayón, cuya área de operaciones está en los Montes de María. Al no tener líneas de continuidad territorial con otras estructuras del FGN, debe afrontar sólo las operaciones militares que la Fuerza Pública desarrolla en su contra. Además, el encontrarse ubicado lejos de las zonas fronterizas (Guajira-Cesar), hace difícil su abastecimiento logístico, especialmente en lo referido a pertrechos militares.

En la misma línea, gran parte del estancamiento militar del FGN se explica en que sólo hasta el año 2000 se conformó como tal la Dirección del Frente de Guerra Norte (5 miembros), es decir, sólo hasta ese año se dieron los primeros borradores de planes militares regionales, que en un primer momento se concentraron en la creación de compañías (Guerreros Chimila y Augusto Montes), la operacionalidad de los planes militares chocó con la expansión, copamiento y control paramilitar de importantes zonas de presencia del ELN, especialmente en las zonas planas de los Departamentos del Cesar y Magdalena, en este último departamento, el Frente Domingo Barrios fue literalmente extirpado de la Cienaga grande de la Magdalena y todas sus bases sociales fueron barridas por el paramilitarismo, teniendo que replegarse a las partes altas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Lo mismo sucedió con el Frente 6 de diciembre, que fue desterrado de las zonas planas del Cesar y tuvo que replegarse a las partes medias y altas de la Sierra Nevada, algo parecido le ocurrió al Frente José Manuel Martínez Quiroz, en la Serranía del Perijá. En este contexto de avance paramilitar, se da la elección de Álvaro Uribe Vélez, quien escaló el conflicto, puso a las Fuerzas Armadas a la ofensiva, profundizó la operatividad ejército-paramilitares, creó los batallones de alta montaña y desarrolló la guerra aérea, factor clave en la derrota militar de la insurgencia. Por otro lado, la tardía coordinación regional impidió la estructuración de una escuela permanente de mandos y cuadros militares que generaran dinámicas tendientes al avance de la confrontación armada. A esto hay que sumarle la hostilidad del Bloque Caribe de las FARC-EP, especialmente en la Serranía del Perijá y la Sierra Nevada, hostilidad que entre 1999 y 2003, se tradujo en asaltos armados contra unidades de los Frentes Luciano Ariza y 6 de diciembre, muerte de milicianos en el Cesar, y robo de armamento y secuestrados en la Guajira.

En el plano económico, el FGN sustentó el grueso de sus ingresos en los secuestros (retenciones) y en menor medida en la extorsión y el abigeato (en su área de operaciones toda la coca es manejada por los paramilitares, el carbón y su infraestructura están muy bien resguardados y no hay petróleo). No alcanzando a preveer los altos costos políticos y militares que la dependencia de estas prácticas produciría. La pérdida de las cabeceras municipales con los paramilitares, el control conjunto del Ejército y los paramilitares de las entradas a la Sierra Nevada, la Serranía del Perijá y los Montes de María (bloqueos permanentes), junto con la aplicación exitosa del Plan Candado en las ciudades más importantes de la Costa Caribe colombiana, produjeron una disminución dramática de la operatividad urbana del FGN, y teniendo en cuenta que el grueso de sus ingresos financieros provenía de áreas urbanas, se produjo una aguda crisis económica que se inició en el 2000 y se profundizó en el 2004. Esta situación produjo la literal parálisis de varias estructuras (en el 2005 los Frentes Francisco Javier Castaño y Domingo Barrios tuvieron que fusionarse por falta de recursos humanos y materiales) e impactó directamente en el accionar militar del FGN, ya que gran parte de los recursos bélicos (hombres y armas) se pusieron en función de objetivos financieros, de ahí, que entre los años 2004 y 2006 fueran capturados una gran cantidad de militantes y cuadros del FGN en la planeación y ejecución de acciones económicas, destacándose las capturas de “Parmenio”, primer Comandante del Frente 6 de diciembre, en la ciudad de Valledupar en el año 2004 y la captura de “Simón”, primer Comandante del Frente Luciano Ariza, en el sector del Rodadero en Santa Marta en el año 2006.

A nivel político el FGN no logró insertar alguna propuesta o modelo político regional, ya que sus Frentes Urbanos que en la práctica operaron como extensiones logísticas de los frentes rurales (de los que dependían económica y militarmente), nunca lograron consolidar un referente político amplio, es decir, una Organización Política de Masas (OPMS) que lograra dinamizar y canalizar coyunturas políticas y/o alianzas con actores sociales que permitieran generar alguna dinámica político-organizativa que fuera acompañada por campañas militares, en torno a sentidas reivindicaciones regionales tales como la soberanía y distribución de los ingresos producidos por la explotación foránea del carbón en la Guajira y el Cesar, la crisis social generada por la privatización de las empresas de servicios públicos en Barranquilla y Cartagena, y la crisis humanitaria de la Sierra Nevada de Santa Marta, causada por el accionar conjunto de Ejército y paramilitares, entre otras. Otra causa de la marginalidad política del FGN fue el no haber podido construir algún tipo de infraestructura mediática que controvirtiera la verdad oficial, salvo por la publicación de una revista semestral o anualmente, la expedición de comunicados (con poca o nula difusión mediática), y la puesta en marcha en el año 2001 de una emisora (La Voz de la Insurrección), que funcionó por espacio de 3 años, con emisiones de 3 horas diarias cubriendo parte de los Departamentos del Cesar, Magdalena y Atlántico. El FGN no pudo sintonizarse política y socialmente con las mayorías del Caribe colombiano.

Situaciones como la tardía conformación de la dirección del Frente de Guerra Norte, las dificultades geográficas y rupturas territoriales que impidieron la concentración de su fuerza militar, la pérdida de zonas estratégicas (territorio y población) con los paramilitares, la penetración del Ejército en sus zonas de retaguardia, la imposibilidad de contrarestar el desarrollo de la guerra aérea, sumado a la ausencia de un plan militar regional afectaron políticamente al FGN, ya que en el conflicto armado colombiano lo político y lo militar son factores dinámicos e interdependientes, tal como lo manifestó Clausewitz, las acciones militares son el medio dinamizador de la actividad política, es decir, a mayor intensidad y capacidad de desarrollar acciones militares, mayores serán los espacios y escenarios de difusión e interacción política que se generen para el actor armado en cuestión. En este caso, el poder militar es el mejor respaldo práctico de las propuestas políticas.

En la misma línea, al no haber podido diversificar sus fuentes de ingresos económicos y depender exclusivamente del secuestro y la extorsión, junto a la especialización de los grupos antisecuestro (GAULA) y el control paramilitar urbano, produjeron la inactividad política y militar de varias estructuras, lo se tradujo en la perdida de territorios, su repliegue hacia las partes altas de los sistemas montañosos antes citados y por ende, su virtual desaparición física y total marginación del escenario político-social de la Costa Caribe colombiana.

Luis Fernando Trejos Rosero.