viernes, 30 de octubre de 2009

Aprender a abandonar el extremismo

Por: Paul Salem

En un informe tras otro del Banco Mundial, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y de la Liga Árabe, se subraya que el déficit educativo del mundo árabe es una de las causas principales de su subdesarrollo. Pese a contar con el cinco por ciento de la población mundial y la mayor parte del petróleo y del gas del mundo, el mundo árabe se mantiene muy rezagado del resto del mundo y padece una –es la mejor denominación que podemos darle– “pobreza educativa”. Sin una mejora espectacular de todos los niveles educativos, el desempleo, el analfabetismo y la desigualdad de renta seguirán empeorando y la región seguirá siendo un peligro para sí misma y para sus vecinos.

Aun antes de la actual recesión económica, el desempleo en el mundo árabe ascendía, aproximadamente, al 14 por ciento, la media mayor del mundo, exceptuada el África subsahariana. Entre los jóvenes y los universitarios recién licenciados la cifra asciende a más del doble.

Además, el mundo árabe tiene la mayor tasa de crecimiento demográfico del mundo, por lo que casi el 40 por ciento de su población tiene menos de 15 años de edad. Según los mismos cálculos, el mundo árabe cuenta con la cuarta parte del desempleo mundial entre el grupo de edad comprendido entre los 15 y los 24 años. Tan sólo para mantener el ritmo de entrada de jóvenes en el mercado laboral, las economías árabes tendrán que crear 100 millones de nuevos puestos de trabajo a lo largo de los diez próximos años, lo que resultará imposible, si la educación sigue empobrecida.

Las tasas de escolarización en el mundo árabe mejoraron en el decenio pasado, pero los países árabes siguen teniendo por término medio una de las tasas netas de matriculación mas bajas del mundo en desarrollo. Una quinta parte, aproximadamente, de los niños en edad escolar, más de siete millones, no están escolarizados y el 60 por ciento de ellos son niñas. La media de años de escolarización de los árabes es menos de la mitad de la de los países asiáticos. No es de extrañar que, pese a los avances logrados en los últimos decenios, el analfabetismo siga ascendiendo a un 30 por ciento, aproximadamente, por término medio, y en algunos países árabes alcance el 50 y el 60 por ciento.

También la calidad de la educación árabe constituye un obstáculo. El mercado laboral actual requiere aptitudes basadas en la resolución de problemas, el pensamiento crítico, las lenguas modernas y la tecnología, pero los sistemas educativos árabes siguen siendo por lo general tradicionales, basados en la memorización, y autoritarios.

Las investigaciones realizadas en todo el mundo muestran que la educación es una condición indispensable para el crecimiento sostenible. Los tigres del Asia oriental invirtieron copiosamente en la educación, lo que dio un buen rendimiento desde el punto de vista de una fuerza de trabajo moderna y capacitada. En cambio, el desarrollo en el mundo árabe, impulsado en gran medida por los ingresos resultantes del petróleo, ha dejado a la población infrainstruida y económicamente marginada.

La educación es importante también en el marco árabe por su estatuto especial en el islam, que, como el judaismo y el cristianismo, es una religión del libro. El Evangelio de San Juan dice: “En el principio fue el verbo”; la primera palabra revelada al profeta Mahoma por el arcángel Gabriel fue: “Lee...” Una de las máximas del Profeta es: “Todos los hombres y las mujeres musulmanes tienen el deber de adquirir saber”.

Además, el islam carece de sacerdotes, sólo tiene eruditos. Las edades de oro árabes –en el Bagdad del siglo XI y la Andalucía del siglo XIV– son reverenciadas como períodos de gran cultura. Las escuelas y las universidades recibieron un gran apoyo y los estudiantes y los eruditos viajaban de ciudad en ciudad en pos del conocimiento. Después de aquellas edades de oro, la educación cayó en la decadencia.

En los decenios de 1970 y 1980, los Estados posteriores a la independencia del mundo árabe habían logrado grandes avances en su sector educativo, pero carecían de los recursos para mantener el ritmo de crecimiento de sus poblaciones en aumento. Los espectaculares niveles de inversión de los decenios de 1950 y 1960 disminuyeron progresivamente, con el resultado de que ahora muchos niños no están escolarizados o reciben una educación de poca calidad que no les brinda las aptitudes básicas en materia de alfabetización y aritmética, y siguen existiendo demasiadas disparidades basadas en el sexo, el lugar de residencia, la riqueza, la discapacidad y otros marcadores de marginación.

Lo que más tiene Occidente y lo que menos tiene el mundo árabe es educación. Requiere más escuelas y menos cañones, más universidades y menos portaaviones. Se puede decir que la Universidad Americana de Beirut, fundada en 1866, ha hecho más para transformar el Oriente Medio de forma positiva que ninguna otra institución comparable y, sin embargo, sólo recibe tres millones de dólares de ayuda anual de los Estados Unidos, que gastan miles de millones en ejércitos y armamento en esa región.

De hecho, el costo de un solo mes de gasto militar occidental en el Iraq o el Afganistán sería suficiente para triplicar la ayuda total a la educación en el Oriente Medio. El costo de dos misiles de crucero serviría para construir una escuela y el costo de un Eurofighter para construir una universidad pequeña.

Además, la educación puede tener un efecto fundamental en la formación de valores. Los islamistas radícales lo comprendieron hace mucho y dedicaron sus recursos a las escuelas. Arabia Saudí lo comprendió en el decenio de 1970, cuando procuró aumentar su influencia, y con el paso de los años ese reino ha financiado miles de escuelas y facultades que enseñan su estricta variedad del islam wahabí.

En el Afganistán y el Pakistán, se transmite a los jóvenes la concepción radical en escuelas religiosas denominadas madrasas. De hecho, taliban significa “estudiantes”. La batalla por el futuro del mundo árabe y musulmán que se está riñendo ahora no se ganará o perderá en el campo de batalla, sino en las aulas.

Fuente: www.project-syndicate.org

Micheletti y Zelaya pactan el final de la crisis de Honduras

Infolatam
Tegucigalpa, 30 de octubre de 2009

La crisis de Honduras ha llegado a su final tras aceptar anoche Roberto Micheletti y Manuel Zelaya el pacto alcanzado por sus respectivas comisiones de diálogo. El acuerdo, que debe firmarse hoy, prevé que sea el Congreso la institución que decida si Zelaya vuelve o no a la presidencia.

El pacto ha contado con el apoyo del gobierno de Barack Obama quien mandó a Honduras una comisión encabezada por Thomas Shannon para supervisar las conversaciones.

El anuncio del acuerdo lo hizo el secretario de Asuntos Políticos de la Organización de Estados Americanos (OEA), Víctor Rico, en una breve comparecencia ante la prensa junto al secretario de Estado de EEUU para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon.

Según Rico, el diálogo "ha llegado a una feliz conclusión. Hace apenas unos minutos las delegaciones designadas para este diálogo han suscrito el acta y los textos correspondientes...Fue acuerdo de las dos comisiones que este tema (la restitución de Zelaya) lo resuelva el Congreso Nacional", dijo a los periodistas el jefe de la comisión de Micheletti, Armando Aguilar, quien precisó que "no se ha hablado de plazos" para que el Parlamento decida.

El acuerdo, decisivo para superar la crisis, fue suscrito por los miembros de las dos delegaciones al término de una jornada de unas 12 horas de diálogo, reanudado ayer tras casi una semana de suspensión por desacuerdos sobre el regreso de Manuel Zelaya a la presidencia.

Poco antes de la suscripción del documento, Roberto Micheletti había anunciado, en una declaración que leyó ante la prensa en la Casa Presidencial, su aprobación para que se traslade al Congreso Nacional la decisión sobre si Zelaya vuelve o no a la presidencia: "mi Gobierno ha decidido apoyar una propuesta que permite un voto en el Congreso Nacional con una previa opinión de la Corte Suprema de Justicia para retrotraer todo el Poder Ejecutivo de nuestra nación antes del 28 de junio del año 2009", .

El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, mostró su apoyo al acuerdo: "el solo hecho de que se esté ya reconociendo la necesidad de retrotraer los poderes del Estado al 28 de junio del 2009 significa un triunfo para la democracia hondureña y (...) el retorno de la paz para el país", dijo en declaraciones a Radio Globo.

Regreso Inminente

Como ya adelantó Infolatam, la vuelta inmediata de Manuel Zelaya a la presidencia tras las elecciones del 29 de noviembre, podría ser la solución a la crisis de Honduras. Tras la celebración de las elecciones, el candidato ganador pediría el retorno de Zelaya, Roberto Micheletti se retiraría y sería Zelaya quien entregaría la banda presidencial en enero del 2010.

Esta vía que cuenta con el apoyo de Hillary Clinton, podría ser aceptada por las dos comisiones, informó a Infolatam Leonel Fernández, presidente de República Dominicana y participante en las negociaciones, durante la jornada "XXX años de Democracia en América Latina", organizada por IDEA y Funglode.

Según fuentes involucradas en el proceso, el éxito de esta vía estaría en riesgo por un posible intento de desestabilización para restar legitimidad al proceso electoral por parte de seguidores del presidente derrocado.

EE.UU. da su apoyo a las elecciones

El subsecretario de Estado de EE.UU. para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, anunció hoy que su país apoyará las elecciones del mes que viene en Honduras tras la firma del acuerdo para que el Parlamento hondureño decida sobre la restitución del depuesto Manuel Zelaya: "Estados Unidos va a acompañar a Honduras en sus elecciones del 29 de noviembre". El funcionario estadounidense aseguró, además, que no recordaba "otro ejemplo en las Américas de un país que haya enfrentado el tipo de crisis que Honduras ha enfrentado, una ruptura de su orden democrático y que lo han resuelto con negociaciones, sin imposiciones, sin violencia."

"Esto es un gran momento para Honduras, el pueblo hondureño debe estar sumamente orgulloso de lo que los hondureños han logrado en este momento", dijo. Tras calificar de "histórico" el trabajo de los equipos negociadores de Zelaya y Micheletti y alabar el "liderazgo político" de éstos por permitir "a sus negociadores llegar a un acuerdo de esta naturaleza", manifestó su reconocimiento por el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de los otros miembros de la comunidad interamericana.

Los puntos del acuerdo

El acuerdo está compuesto por 12 puntos aunque anoche sólo se dieron a conocer 9. El pacto establece que sean los congresistas quienes decidan si se restituye o no a Manuel Zelaya en el poder, aunque antes deben escuchar las opiniones técnicas de la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía General y el Tribunal Supremo Electoral:

1- La creación de un gobierno de unidad y reconciliación nacional.
2- Rechazo a la amnistía delitos políticos, y demoratoria de acciones procesos penales.
3- Renunciar a una convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente o a reformar la Constitución en los artículos constitucionales irreformables.
4. Reconocer y apoyar las elecciones generales y el traspaso de Gobierno.
5- La transferencia de autoridad sobre las Fuerzas Armadas al Tribunal Supremo Electoral.
6- La creación de una comisión de verificación para hacer cumplir los puntos del acuerdo.
7- La formación de una comisión de la verdad para investigar los sucesos antes, durante y después del 28 de junio de 2009.
8- Solicitar a la comunidad internacional la normalización de las relaciones internacionales con nuestro país.
9. Apoyar una propuesta que permite un voto en el Congreso Nacional con una previa opinión de la Corte Suprema de Justicia para retrotraer todo el Poder Ejecutivo previo al 28 de junio.

Víctor Meza, negociador de Zelaya, explicó que hay cuatro puntos aún pendientes, entre ellos el calendario de ejecución del acuerdo, la conformación del gabinete de unidad y la conformación de la comisión de verificación, que según Meza deberá estar integrada por dos extranjeros y dos nacionales.

Meza dijo que no se le puede imponer un plazo al Congreso para que se pronuncie porque es "soberano e independiente".

Fuente: http://www.infolatam.com

miércoles, 28 de octubre de 2009

martes, 27 de octubre de 2009

Elecciones en Uruguay: liberarnos de dos palos metidos en la rueda de la democracia

Por: Eduardo Galeano

Falta muy poquito para que el pueblo uruguayo elija nuevo gobierno.

Al mismo tiempo, en las mismas urnas, se somete a plebiscito la posibilidad de liberarnos de dos palos metidos en la rueda de la democracia.

Uno de esos palos es el que impide el voto por correo de los uruguayos que viven en el extranjero. La ley electoral, ciega de ceguera burocrática, confunde la identidad con el domicilio. Dime dónde vives y te diré quién eres. Los uruguayos de la patria peregrina, en su mayoría jóvenes, no tienen derecho de voto si no pueden pagarse el pasaje. Nuestro país, país de viejos, no sólo castiga a los jóvenes negándoles trabajo y obligándolos al exilio, sino que además les niega el ejercicio del más elemental de los derechos democráticos. Nadie se va porque quiere. Los que se han ido, ¿son traidores? ¿Es traidor uno de cada cinco uruguayos? ¿Traidor o traicionado?

Ojalá los uruguayos acabemos de una vez con esta discriminación que nos mutila.

Y ojalá acabemos también con otra discriminación todavía peor, la ley de impunidad, Ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado, bautizada con ese nombre rocambolesco por los especialistas en el arte de no llamar a las cosas por su nombre.

La Corte Suprema de Justicia acaba de dictaminar que esa ley viola la Constitución. Desde mucho tiempo antes se sabía que también viola nuestra dignidad nacional y nuestra vocación democrática. Es una triste herencia de la dictadura militar, que nos ha condenado al pago de sus deudas y al olvido de sus crímenes.

Sin embargo, hace 20 años, esta ley infame fue confirmada por un plebiscito popular. Algunos de los impulsores de aquel plebiscito estamos reincidiendo ahora, y a mucha honra: perdimos, por muy poco pero perdimos, y no nos arrepentimos. Creemos que aquella derrota nuestra fue en gran medida dictada por el miedo, un bombardeo publicitario que identificaba a la justicia con la venganza y anunciaba el apocalipsis, larga sombra de la dictadura que no quería irse; y creemos que nuestro país ha demostrado, en estos primeros años de gobierno del Frente Amplio, que ya no es aquel país que el miedo paralizaba.

Eso creemos, digo, y ojalá no me equivoque.

Ojalá triunfe el sentido común. El sentido común nos dice que la impunidad estimula al delincuente. El golpe de Estado en Honduras no ha hecho más que confirmarlo. ¿Quién puede sorprenderse de que los militares hondureños hayan hecho lo que han venido haciendo desde hace muchos años, con el entrenamiento del Pentágono y el visto bueno de la Casa Blanca?

La lucha contra la impunidad, impunidad de los poderes y los poderitos, se está desarrollando en los cuatro puntos cardinales del mundo. Ojalá nosotros podamos contribuir a desenmascarar a los defensores de la impunidad, que hipócritamente ponen el grito en el cielo ante la inseguridad pública, aunque bien saben que los ladrones de gallinas y los navajeros de barrio son buenos alumnos de los banqueros y los generales recompensados por sus hazañas criminales.

Ojalá el próximo domingo confirme nuestra fe en una democracia sin coronitas, ni las coronitas del uniforme militar, ni las coronitas del dinero.

Ojalá podamos envolver esta ley en papel celofán, en un paquete bien atado, con moña y todo, para enviársela de regalo a Silvio Berlusconi. Este gran mago de la impunidad universal, que ha atravesado más de 60 procesos y no conoce la cárcel ni siquiera de visita, nos agradecerá el obsequio y seguramente sabrá encontrarle alguna utilidad.

Ojalá.

Lo único seguro es que pase lo que pase, la historia continuará, y continuará el incesante combate entre la libertad y el miedo.

Yo suelo invocar una palabra, una palabra mágica, una palabra abrepuertas, que es, quizá, la más universal de todas. Es la palabra abracadabra, que en hebreo antiguo significa: Envía tu fuego hasta el final. A modo de homenaje a todos los fuegos caminantes, que van abriendo puertas por los caminos del mundo, la repito ahora:

Caminantes de la justicia,
portadores del fuego sagrado,
¡abracadabra, compañeros!

Fuente: La Jornada

domingo, 25 de octubre de 2009

Keynes contra los clásicos: Segundo round

Por: Robert Skidelsky

El economista John Maynard Keynes escribió La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936) para “concientizar a mis compañeros economistas sobre nuestras profundas divergencias de opinión, que solamente han deteriorado la influencia práctica de la teoría económica”. Setenta años después, los economistas más influyentes todavía se siguen atacando casi en los mismos términos que en los años 1930.

En la pelea estelar más reciente figuran el nuevo campeón del keynesianismo, Paul Krugman, de la Universidad de Princeton, y el nuevo campeón clásico, John Cochrane, de la Universidad de Chicago. Recientemente Krugman publicó un artículo periodístico intitulado “¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas?” No había nada en las corrientes principales de la economía, escribió Krugman, “que sugiriera la posibilidad de un colapso como el del año pasado.”

La razón fue que “los economistas, como grupo, confundieron la belleza, disfrazada de matemáticas atractivas, con la verdad.” Difundieron una “visión idealizada de una economía en la que los sujetos racionales interactuaban en mercados perfectos.” Desafortunadamente, “esta visión aséptica de la economía hizo que gran parte de los economistas ignoraran todas las cosas que podían salir mal." Por tanto, ahora los economistas tendrán que aceptar “la importancia de los comportamientos irracionales y a menudo impredecibles; admitir las imperfecciones frecuentemente idiosincrásicas de los mercados y aceptar que una elegante ‘teoría económica de todo' está muy lejos todavía."

La golpiza que Krugman dio a la teoría económica de la Escuela de Chicago incitó a Cochrane, profesor de Finanzas, a lanzar un contraataque malhumorado en el sitio Web de la universidad, que en mucho consistió en ataques personales a la integridad científica de Krugman. Cuando aborda la economía, Cochrane dirige sus golpes a dos objetivos: el ataque de Krugman a la “teoría de los mercados eficientes” y su defensa del “estímulo fiscal” para las economías en recesión.

Cochrane acusa a Krugman de engañar a sus lectores sobre la teoría de los mercados eficientes, que afirma que dada la información disponible, los mercados financieros siempre aciertan en lo que refiere a los precios de los activos. En lugar de defender esta teoría, Cochrane acepta que “los precios de los activos se mueven más que las previsiones razonables de los flujos de liquidez futuros.” Por desgracia, “en estos momentos no hay ninguna teoría que sea particularmente buena para eso."

No obstante, es nihilismo teórico, Cochrane señala, atribuir estas fluctuaciones excesivas a los comportamientos “irracionales” como hace Krugman. Lo que realmente persigue Krugman (“aunque no puede decirlo así") es que el gobierno “se haga cargo de las asignaciones de capital." Y una cosa que sí sabemos es que por muy mal que se comporten los mercados de activos, el control gubernamental “siempre ha sido mucho peor.”

Cochrane reserva sus golpes más duros para el respaldo de Krugman a los estímulos fiscales del presidente Barack Obama. Invoca el venerable “teorema de equivalencia ricardiana”, que reavivó el economista de Harvard, Robert Barro, quien señala que "el gasto financiado con deuda no puede tener ningún efecto porque las personas, al ver que en el futuro los impuestos necesarios para pagar la deuda aumentarán, simplemente ahorrarán más. Comprarán la nueva deuda del gobierno y no alterarán las decisiones de gasto."

En suma, Krugman “no tiene la menor idea sobre lo que causó el desplome, las políticas que podrían haberlo evitado y las políticas que deberíamos adoptar en el futuro” – salvo que ahora el gobierno debería gastar dinero a manos llenas. A los economistas no les sobran las matemáticas, necesitan más para “conservar la lógica."

Sin embargo, en cuanto al estímulo, Krugman asestó un golpe de knock-out. La opinión de que un gasto gubernamental adicional desplaza una cantidad equivalente de gasto privado, de tal forma que el efecto neto de estímulo es cero, sería cierta solamente si en la economía hubiera pleno empleo. En efecto, la Escuela de Chicago supone tácitamente que en las economías siempre hay pleno empleo. No les afecta el hecho de que la economía de los Estados Unidos se haya contraído un 4% el año pasado y que más de 6 millones de personas se hayan sumado a las listas de desempleados.

Para los economistas de Chicago, un aumento de los trabajadores inactivos representa una elección voluntaria de ocio. En nombre del sentido común, conceden que las personas pueden cometer errores y que en esa medida un estímulo puede ser benéfico. Pero insisten en que el único estímulo que funcionará es imprimir dinero. Esto hará que disminuyan las tasas de interés y conducirá a un repunte de la economía.

En contra de esta opinión, Keynes señaló que las reducciones en las tasas de interés podrían no resolver las cosas porque a tasas cero o cercanas a cero, los inversionistas acumulan el efectivo en lugar de prestarlo. De ahí que, como lo dijo en 1932, tal vez “no podamos escapar de las depresiones prolongadas y quizá interminables salvo a través de una intervención directa del Estado para promover y subsidiar nuevas inversiones” –que es lo que acertadamente está haciendo la administración Obama.

El debate está más equilibrado en cuanto a la pregunta de qué causó el desplome. Krugman está limitado debido a que él lo atribuye a los comportamientos “irracionales”, que, como señala Cochrane, no es una teoría.

Esto se debe a que Krugman no quiere tomar en serio la distinción fundamental que hace Keynes entre el riesgo y la incertidumbre. En mi opinión, la principal contribución de Keynes a la teoría económica fue hacer hincapié en "la extrema precariedad de la base de conocimiento sobre la que nuestras estimaciones de rendimiento potencial tienen que hacerse.” Su ignorancia obliga a los inversionistas a refugiarse en ciertas convenciones, de las cuales las más importantes son que el presente continuará en el futuro, que los precios existentes de las acciones resumen las perspectivas futuras, y que si la mayoría de las personas creen en algo, es porque deben tener razón.

Esto contribuye a una estabilidad considerable en los mercados en la medida en que las convenciones sigan siendo válidas. No obstante, pueden quedar anuladas repentinamente en vista de malas noticias pasajeras, porque “no hay una base de convicciones firmes para mantenerlas constantes.” Es lo que pasa en una sala repleta de personas, si alguien grita “¡Fuego!”. Todos se apresuran a la salida. Esta no es una conducta “irracional”. Es una conducta razonable en un contexto de incertidumbre. En esencia, esto es lo que sucedió el otoño pasado.

La teoría económica de la Escuela de Chicago nunca ha sido tan vulnerable como ahora –y merecidamente. Sin embargo, los ataques contra ella nunca fructificarán a menos que los keynesianos como Krugman estén dispuestos a solucionar las implicaciones de la incertidumbre irreducible de la teoría económica.

Fuente: www.project-syndicate.org

Premiar la esperanza

Por: Michel Rocard

Al otorgarle su premio de la Paz 2009 a Barack Obama, el Comité Nobel asumió un gran riesgo. Aún si se puede definir obviamente a Obama como un pacifista, el presidente de Estados Unidos lidera el ejército más poderoso del mundo, un ejército que sigue librando una guerra en Afganistán e Irak. A simple vista, entonces, la elección no parece obvia.

Algunos observadores de todo el mundo criticaron al Comité Nobel por premiar sólo la retórica elevada cuando le otorgó a Obama el galardón de la paz este año. Creo que estas críticas son perversas e inapropiadas -y, por ende, peligrosas-. Ya que consisten en condenar la esperanza como nada más que palabras efímeras.

Sin embargo, en la política, las palabras pueden ser acciones. El discurso de Obama en El Cairo a principios de este año contribuyó, como mínimo, a un cambio en el clima de la relación entre el mundo musulmán y Estados Unidos. Las palabras que Obama le ha dicho a Irán tal vez todavía no hayan rendido sus frutos, pero las conversaciones con Irán se han reanudado y la Agencia Internacional de Energía Atómica enviará inspectores a las plantas nucleares cerca de Qom que habían sido secretas hasta el mes pasado.

También es gracias a las palabras -dos comunicados seguidos de una conversación- intercambiadas entre Obama y el presidente ruso, Dmitri Medvedev, que se inició un programa conjunto para el desarme nuclear bilateral. El resultado de este esfuerzo será presentado ante la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear en la primavera de 2010.

Casi todos saben que los peligros de la proliferación nuclear se pueden reducir, y llegado el caso resolver, sólo a través de una acción concertada por parte de la comunidad internacional. Ningún país puede hacerse cargo por sí solo del proceso. De modo que las medidas tomadas por los presidentes Obama y Medvedev son esenciales, y el primer ministro británico, Gordon Brown, en su intención de aplicar grandes recortes al arsenal nuclear de Gran Bretaña, públicamente las ha respaldado.

A pesar de su silencio, existen indicios de que China ve este proceso con aprobación. Y, por supuesto, los franceses deben revelar su postura frente al desarme nuclear. Ya que, en este caso crucial, las palabras deben ser seguidas de acciones.

Sin embargo, si bien el futuro diplomático del desarme nuclear parece alentador, no sucede lo mismo con otras cuestiones. Por ejemplo, el diálogo con Irán, y con los musulmanes en general, sigue dependiendo de la resolución del conflicto palestino-israelí, cuya persistencia contamina el diálogo e impide el progreso.

Ambos protagonistas de ese conflicto siguen descarnadamente divididos. Tanto en Israel como en Palestina, el liderazgo político es muy débil. El hecho de que en Israel una mayoría parlamentaria todavía permita la expansión de asentamientos -la construcción de 200 nuevas viviendas fue recientemente autorizada, a pesar de una advertencia de Obama- implica que quienes socavarían la paz siguen en acción.

Al seguir expandiendo los asentamientos, Israel gradualmente le deja menos y menos espacio a la creación de un estado palestino viable, que requiere un territorio contiguo y unificado. Existe algo criminal en la determinación de algunas fuerzas israelíes de destruir esta oportunidad, y algo trágico en la impotencia del resto de la sociedad israelí para impedirlo.

Elie Barnavi, ex embajador israelí en Francia, acaba de publicar un libro destacado titulado Hoy o quizá nunca (Aujourd'hui ou peut-être jamais) y subtitulado Por una paz norteamericana en Oriente Medio (Pour une paix américaine au Proche Orient). Su estudio subraya el deterioro general de la situación y la creciente dificultad para alcanzar un acuerdo de paz. Barnavi se aferra a la esperanza evocada por Obama, y al hecho de que, a diferencia de sus dos antecesores, Obama no esperó hasta el último año de su mandato para abordar el problema.

Hoy en día, el problema es aún más serio, ya que la suspensión de la expansión de los asentamientos, que es clave para cualquier conversación de paz, no tiene respaldo en Israel. En consecuencia, estamos en un período difícil, porque materializar las esperanzas expresadas por Obama exigirá una mayor presión norteamericana sobre Israel, una postura que es impopular en casa. Pero si no pasa nada, inevitablemente nos enfrentaremos a otro fracaso.

Siguiendo este razonamiento, el premio Nobel de la Paz de Obama llegó demasiado pronto, porque, en realidad, todavía no ha pasado nada. Por otra parte, este galardón fortalece la visibilidad, autoridad y legitimidad internacional de la iniciativa norteamericana. Todavía no está todo dicho ni hecho, y el éxito sigue siendo posible.

El Comité Nobel ha asumido un riesgo importante al no premiar un aporte reconocido. Pero ese riesgo tal vez haya valido la pena, porque la paz, con lo difícil que es de alcanzar, debe alimentarse con esperanza.

Fuente: http://www.project-syndicate.org

El dólar se enfrenta a su desaparición

Por: Barry Eichengreen

En la blogósfera abundan los informes sobre la inminente desaparición del dólar. El billete verde se ha depreciado frente al euro en casi un 15% desde el inicio del verano. Se dice que los bancos centrales han disminuido su acumulación de dólares en favor de otras divisas. Una historia sensacionalista aunque no documentada dice que los Estados del Golfo están conspirando junto con China, Rusia, Japón y Francia –ahí tienen ustedes una coalición extraña- para que se deje de fijar el precio del petróleo en dólares.

Los economistas no tienen problemas para explicar la debilidad del dólar después de los hechos. Dado que los hogares estadounidenses están haciendo mayores ahorros a fin de restaurar sus cuentas para la jubilación, el país tiene que exportar más. Se necesita un dólar más débil para hacer más atractivos los productos estadounidenses a los consumidores extranjeros.

Además, el desencanto con los sofisticados instrumentos, que las instituciones financieras estadounidenses se especializan en crear y distribuir, se traduce en menores entradas de capital extranjero en los Estados Unidos. Menos compras extranjeras de los activos estadounidenses significan un dólar más débil. Mediante una extrapolación del pasado en el futuro, los analistas prevén que el dólar se depreciará más.

Lo primero que se puede decir acerca de esto es que uno debería ser escéptico de las previsiones de los economistas, en particular las de corto plazo. Nuestros modelos son, francamente, inservibles para predecir los movimientos de divisas en pocas semanas o meses.

Yo lo sé bien. Cuando estalló la crisis de las hipotecas de alto riesgo en septiembre de 2007 publiqué un artículo intitulado “ Why Now is a Good Time to Sell the Dollar (Por qué es este un buen momento para vender el dólar) ” en una destacada revista financiera. Lo que sucedió después, por supuesto, es que el dólar se fortaleció bruscamente porque los inversionistas, desesperados por liquidez, cambiaron rápidamente a los valores del Tesoro estadounidense. Posteriormente el dólar sí se depreció. No obstante, se disparó de nuevo tras la quiebra de Bear Stearns y los problemas con la AIG.

En periodos de varios años nuestros modelos funcionan mejor. En esos plazos, el énfasis en la necesidad de que los Estados Unidos exporten más y en las mayores dificultades que tendrá la economía para atraer capital extranjero es correcto. Estos factores constituyen buenas razones para prever una mayor debilidad del dólar.

La pregunta es, ¿debilidad frente a qué? No frente al euro, que ya es caro y es la moneda de una economía con problemas bancarios y estructurales que son aun más graves que los de los Estados Unidos. Tampoco frente al yen, que es la moneda de una economía que se niega a crecer.

Por tanto, para que el dólar se deprecie más, tendría que hacerlo frente a las monedas de China y otros mercados emergentes. La intervención de éstos en semanas recientes muestra su reticencia a dejar que esto suceda. Sin embargo, su elección se reduce a comprar dólares o productos estadounidenses. La primera es una opción sin posibilidades de éxito.

A largo plazo, la OPEP fijará el precio del petróleo en una canasta de divisas. Vende su petróleo por igual a los Estados Unidos, Japón y los mercados emergentes. Tiene muy poca lógica para la organización fijar los precios del petróleo en la moneda de sólo uno de sus clientes. Y los bancos centrales, cuando decidan qué acumularán como reservas, con seguridad pondrán menos huevos en la canasta del dólar.

Más allá de esto, el dólar no irá a ningún lado. No va ser sustituido por el euro o el yen porque tanto Europa como Japón atraviesan graves problemas económicos propios. El renminbi llegará, pero no antes de 2020, y para ese entonces Shangai se habrá convertido en un centro financiero internacional de primera clase. Además, incluso entonces el renminbi probablemente compartirá el escenario internacional con el dólar, no lo sustituirá.

Lo que podría precipitar la desaparición del dólar sería una imprudente mala administración en los Estados Unidos. Un escenario popular es la inflación crónica. Sin embargo, esto es improbable. Una vez que termine el periodo de tasas de interés de cero, la Reserva Federal estadounidense estará ansiosa por reafirmar su compromiso con la estabilidad de precios. Puede existir la tentación de promover la inflación para deshacerse de la deuda en manos de extranjeros, pero el hecho es que la mayoría de la deuda estadounidense está en manos de estadounidenses, que constituirían un grupo poderoso que se opondría a esa política.

El otro escenario es que el déficit presupuestal de Estados Unidos siga fuera de control. Las predicciones de una situación de impago son descabelladas. No obstante, una deuda elevada significará impuestos elevados. La combinación de una política fiscal flexible y una política monetaria restrictiva significará tasas elevadas de interés, inversión escasa y crecimiento lento. Los extranjeros –y los residentes—bien podrían desilusionarse de la divisa de una economía con esas características.

Mark Twain, el autor y humorista estadounidense del siglo XIX respondió alguna vez a los reportes sobre su mala salud escribiendo que “los informes sobre mi muerte son muy exagerados”. Bien podría haber estado hablando del dólar. Por el momento, el paciente está estable, a pesar de los síntomas externos. Pero habrá motivos de preocupación si no se compromete a adoptar un estilo de vida más sano.

Fuente: http://www.project-syndicate.org

El candidato del hastío

Por: Carlos Peña

Un vistazo al pasado puede sugerir algunas cosas acerca de Marco Enríquez-Ominami.

A comienzos de los cincuenta, los radicales llevaban más de una década, la inflación galopaba, y la idea de que al Estado lo manejaban rapaces y ganapanes y que los partidos estaban desvencijados prendió como un incendio. Entonces, Ibáñez tomó la escoba y dijo lo que la gente quería escuchar: fustigó a los políticos (él lo era, por supuesto, pero se cuidaba de ocultarlo) y prometió una limpieza a fondo.

La renovación -el sueño de comenzar de nuevo en los brazos de un líder que se decía incorrupto- atrajo a electores de izquierda y de derecha, ex socialistas, radicales, nazis.

Ibáñez ganó.

La situación hoy día es, por supuesto, distinta. Enríquez-Ominami no es Ibáñez (el general lo superaría en años y en ideas); el país es distinto (en vez de crisis vive un ciclo de optimismo); la televisión desplazó a la radio (y la imagen al discurso), y Enríquez-Ominami, dice la evidencia, no ganará (lo aventajarán Piñera y Frei, en ese orden).

Así y todo, hay cosas en las que se parecen.

Desde luego, las críticas de Enríquez-Ominami (como las de Ibáñez de hace medio siglo) poseen una cierta plausibilidad. La picaresca de la Concertación y las rencillas que huelen mal la han desprestigiado. Y, entonces, el vago tono antipartidos encuentra terreno fértil. En la izquierda y en la derecha.

Igual que Ibáñez, Enríquez-Ominami alimenta su popularidad con la vieja fantasía de una democracia sin mediadores ni límites, donde la pureza de intenciones de los liderazgos lo asegure todo. Una sociedad en la que los intereses y los conflictos estén desprovistos de historia. Como quien dice, la política sin principio de realidad.

Un verdadero torrente de simplezas.

La diferencia con el caso de Ibáñez es que en el caso de Enríquez-Ominami los portadores de esa fantasía y de esas simplezas no son hoy las masas desilusionadas o empobrecidas, sino una pequeña élite que viene de sectores sociales a quienes la modernización y la prosperidad de estos años aburre: desde gente de izquierda deseosa de mayor radicalismo, a sectores de derecha anhelantes de sorpresas; desde quienes sienten el deseo de vengar su propio pasado, a los que quieren redimir un presente que se les antoja gris; personas, en fin, que no toleran el anonimato del tranquilo bienestar. ¿Qué puede unir a un viejo y próspero partidario de la vía armada hacia el socialismo (como Marambio) y a un economista neoclásico y liberal (como Fontaine), salvo la avidez de novedades, el afán de aventuras y el deseo de acabar con la somnolencia y el bostezo que les causa la modernización?

Los dirigentes que están detrás de Enríquez-Ominami no expresan la vieja ética de los flagelantes de la Concertación. Para eso sería necesario que descreyeran del mercado y del consumo. Tampoco reflejan lo que alguna vez se llamó la autocomplacencia. En ese caso, deberían alegrarse por estos veinte años.

Ni lo uno ni lo otro.

Su combustible no son las ideas. Es el aburrimiento.

No es que las cosas de estos años les parezcan injustas o moralmente incorrectas. Es que les dan lata.

Los aqueja la sensación de que el gradualismo -la expansión cuidadosa del bienestar material, la contención de las demandas, el manejo de las expectativas de todos estos años- no es la expresión de una virtud, sino el pretexto de una renuncia. Es probable que ésta sea la razón de por qué se muestran más o menos indiferentes ante Frei o Piñera. Y es que ambos prometen, ¡apenas!, la mediocridad de la modernización.

Así están las cosas.

Nunca el aburrimiento y el tedio -en vez de las ideas o la indignación moral- habían tenido más importancia en la política que hoy.

Fuente: El Mercurio

viernes, 23 de octubre de 2009

Malasia se vuelve islámica

Por: Maznah Mohamad

En el actual clima político de Malasia, ya no es posible distinguir a los radicales islámicos de los moderados islámicos. A pesar del alarde oficial sobre la población diversa del país y su compromiso con el pluralismo, el Islam y el gobierno esencialmente se han fusionado.

Durante dos décadas, la gobernante Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO, por su sigla en inglés) invirtió una enorme cantidad de recursos públicos en la construcción de una red de instituciones islámicas. La intención inicial del gobierno era eludir las demandas radicales de una versión extrema de gobernancia islámica. Con el tiempo, sin embargo, el esfuerzo por doblegar a sus críticos llevó a la UMNO a islamizar excesivamente el Estado.

El programa de la UMNO ha implementado la sharia (ley musulmana), tribunales de la sharia y una gigantesca burocracia islámica, un esfuerzo colectivo que ha cobrado vida propia. La cantidad de leyes islámicas instituidas se ha cuadruplicado en apenas poco más de diez años. Después de Irán o Arabia Saudita, el sistema judicial de la sharia en Malasia probablemente sea el más costoso del mundo musulmán, y la burocracia acompañante no sólo es grande sino que tiene más incidencia que el parlamento nacional.

Las leyes islámicas en Malasia se basan en la doctrina religiosa, pero son codificadas y sancionadas como estatutos por los parlamentos estatales. No se requiere demasiado debate para su implementación, ya que el miedo a la herejía hace que la mayoría de los críticos se abstengan de cuestionar cualquier cosa considerada islámica.

Mientras que la UMNO sigue haciendo alarde de su defensa islámica, el partido está enfrentando opciones difíciles, en especial porque desea mantener la inversión extranjera en un contexto cada vez más polarizado.

Por ejemplo, el ministro de Asuntos Interiores, Hishamuddin Hussein, recientemente organizó una conferencia de prensa en respaldo de los musulmanes que manifestaron contra la construcción de un templo hindú en su vecindario. Los manifestantes desfilaron por las calles con una cabeza de vaca cubierta de sangre, luego la escupieron y la pisotearon. Esto fue una ofensa para los hindúes de Malasia, que consideran a la vaca un animal sagrado.

Apenas una semana antes, una madre joven de nombre Kartika fue sentenciada por la corte sharia de Malasia a seis azotes con una caña y multada en 1.500 dólares después de haber sido descubierta bebiendo cerveza en un hotel. Si bien la sentencia todavía está en el limbo, Hussein hizo pública su aceptación del castigo invitando a los flageladores oficiales a su oficina para mostrarles cómo debía llevarse a cabo un azote islámico. Los hombres utilizaron una silla como blanco ficticio de su golpiza, y dejaron a Hussein satisfecho de que el azote islámico puede usarse apropiadamente como un castigo para las mujeres.

Irónicamente, Hishamuddin Hussein está lejos de pertenecer a la línea dura islámica. Hijo del tercer primer ministro de Malasia y primo del actual primer ministro, en general es considerado un hombre moderno, moderado y cosmopolita.

Un verdadero partidario de la línea dura es Nik Aziz, el jefe de gobierno del estado Kelantan, que también es el líder espiritual del principal partido islámico de Malasia, PAS, que actualmente controla dos gobiernos estatales. Sin embargo, Aziz se opuso a la protesta anti-hindú y hasta calificó a un grupo de manifestantes antimusulmanes en el Reino Unido de más civilizados en su actitud.

En consecuencia, ya no es acertado pensar en el PAS como un partido fundamentalista y en la UMNO como una organización moderada. Las estrategias partidarias los están llevando en direcciones inesperadas. El giro más radical de la UMNO se corresponde a los intentos de moderación del PAS. El PAS apunta a los votantes más improbables: los no musulmanes, que representan el 40% de la población de Malasia y que están cada vez más alejados de la UMNO.

La UMNO, mientras tanto, no cesa en su intento de dividir a la coalición opositora, a la que pertenece el PAS. La coalición actualmente está liderada por el ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim, y ha ganado ímpetu político a partir de victorias reales en la elección general del año pasado.

Preocupada por sus pérdidas, la UMNO ha reivindicado la defensa del Islam en Malasia. La protesta de la "cabeza de vaca", encabezada por miembros de la UMNO, rápidamente alimentó una manipulación con sesgo racial del sentimiento público. La fórmula es simple: retratar al Islam como amenazado por los infieles, y luego hacer que la UMNO salga al rescate de la comunidad musulmana asediada.

El azote de Kartika, por otra parte, no es un ejemplo de manipulación política, y por esta razón tal vez resulte aún más preocupante. Su sentencia estuvo respaldada rotundamente por los intelectuales musulmanes modernistas, que insistieron en que el castigo estaba justamente aplicado y no podía cuestionarse porque tiene sanción divina. Estos no son políticos, sino ex idealistas que están dichosos con que sus objetivos de islamizar el Estado se estén concretando. La mayoría están en contra de la UMNO y respalda al PAS.

Como resultado, la UMNO se encuentra estrujada entre un lobby islámico que presiona por una mayor "talibanización" del país y las voces crecientes de la crítica internacional, que no pueden ignorarse, ya que el partido necesita seguidores radicales e inversores extranjeros para permanecer en el poder.

Lograr un equilibrio estos dos grupos se está volviendo cada vez más difícil para la UMNO. La política islámica ha cobrado vida propia. Pero la oposición también se verá obligada a definir el papel de la religión en Malasia, si alguna vez tiene la oportunidad de formar gobierno. Cuando era un joven radical islámico, Anwar Ibrahim solía preguntar: ¿cómo se islamiza el gobierno? Ahora tiene que descifrar cómo se lo gobierna.

Fuente: www.project-syndicate.org

El mito del aumento del proteccionismo

Por: Dani Rodrik

Hubo un perro que no ladró durante la crisis financiera: el proteccionismo. Pese al mucho griterío habido al respecto, los gobiernos han impuesto, en realidad, extraordinariamente pocos obstáculos comerciales a las importaciones. De hecho, la economía mundial sigue tan abierta como antes de la crisis.

Normalmente, el proteccionismo prospera en tiempos de peligro económico. Al tener que afrontar el declive económico y un aumento del desempleo, los gobiernos tienen una tendencia mucho mayor a prestar atención a los grupos de presión internos que a cumplir con sus obligaciones internacionales.

Como reconoció John Maynard Keynes, las restricciones comerciales pueden proteger el empleo o contribuir a su creación durante las recesiones económicas, pero lo que puede ser conveniente en condiciones extremas para un país determinado puede ser enormemente perjudicial para la economía mundial. Cuando todo el mundo pone obstáculos al comercio, el volumen de éste se desploma. Nadie gana. Ésa es la razón por la que el desastroso altercado en materia de política comercial durante el decenio de 1930 agravó en gran medida la Gran Depresión.

Muchos se quejan de que algo similar, si bien de alcance menor, está produciéndose en la actualidad. Una organización llamada Global Trade Alert (GTA) ha estado en primera línea tocando a arrebato sobre lo que llama “un gigantesco y destructivo proteccionismo”. El último informe de GTA expone nada menos que 192 medidas proteccionistas diferentes desde noviembre de 2008, la mayoría de ellas dirigidas contra China. La prensa financiera ha citado ampliamente ese número. A simple vista, parece indicar que los gobiernos han abandonado prácticamente sus compromisos con la Organización Mundial del Comercio y el régimen comercial multilateral.

Pero, si examinamos más detenidamente ese número, vemos mucho menos motivo de alarma. Pocas de esas 192 medidas son, en realidad, algo más que una molestia. Las más comunes de ellas son consecuencias indirectas (y con frecuencia involuntarias) de los rescates que los gobiernos organizaron a consecuencia de la crisis. El sector más frecuentemente afectado es el financiero.

Además, ni siquiera sabemos si ese número es inhabitualmente alto en comparación con las tendencias anteriores a la crisis. El informe de GTA nos dice cuántas medidas se han impuesto desde noviembre de 2008, pero nada dice sobre el número análogo anterior a esa fecha. A falta de un término de referencia con el que hacer una evaluación comparativa, no sabemos de verdad si el de 192 medidas “proteccionistas” es un número elevado o bajo.

¿Qué decir de los recientes aranceles impuestos por los Estados Unidos a los neumáticos chinos? La decisión del Presidente Barack Obama de introducir unos derechos de aduanas elevados (fijados en el 35 por ciento el primer año) como respuesta a una resolución de la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos (solicitada por los sindicatos de este país) ha recibido criticas generalizadas por considerársela una forma de avivar los fuegos proteccionistas.

Pero también resulta fácil exagerar la importancia de ese caso. El arancel es totalmente compatible con un acuerdo especial negociado en el momento de la adhesión de China a la OMC, que permite a los EE.UU. imponer una protección temporal cuando sus mercados resulten “alterados” por las exportaciones chinas. Los aranceles que Obama impuso fueron mucho más bajos que los recomendados por la Comisión de Comercio Internacional de los EE.UU. y, en cualquier caso, esa medida afecta a menos del 0,3 por ciento de las exportaciones de China a los EE.UU.

La realidad es que el régimen comercial internacional ha aprobado su último examen desde la Gran Depresión con muy buena nota. Los economistas especializados en el comercio que se quejan de casos poco importantes de proteccionismo recuerdan a un niño que gime por un juguete roto a raíz de un terremoto que ha matado a miles de personas.

Tres cosas explican esa notable resistencia: ideas, política e instituciones.

Aunque las personas comunes y corrientes sigan mirando las importaciones con considerable recelo, los economistas han tenido un extraordinario éxito al transmitir su mensaje a las autoridades. Nada lo refleja mejor que la conversión de “protección” y “proteccionistas” en términos de burla. Al fin y al cabo, de los gobiernos se espera en general que protejan a sus ciudadanos, pero, si alguien dice que es partidario de la protección contra las importaciones , se lo representa en un rincón junto a Reed Smoot y Willis C. Hawley, autores del tristemente famoso proyecto de ley sobre los aranceles de los EE.UU. de 1930.

Pero, sin los importantes cambios habidos en la configuración subyacente de los intereses políticos a favor de la apertura del comercio, las ideas de los economistas no habrían llegado demasiado lejos. Por cada trabajador y empresa afectados negativamente por la competencia de las importaciones, hay uno o más trabajadores y empresas que esperan cosechar los beneficios del acceso a los mercados extranjeros.

Estos últimos, con frecuencia representados por grandes empresas multinacionales, han ido dando a conocer cada vez más sus posiciones y adquiriendo cada vez más influencia. En su último libro, Paul Blustein cuenta que un ex ministro de Comercio indio pidió en cierta ocasión a su homólogo americano que le llevara una fotografía de un agricultor americano: “La verdad es que nunca he visto a ninguno”, contestó en broma el ministro. “Sólo he visto conglomerados de empresas americanas disfrazados de agricultores”.

Pero la relativa docilidad de las bases trabajadoras en relación con las cuestiones comerciales debe atribuirse en última instancia a algo totalmente distinto: las redes de seguridad erigidas por el Estado del bienestar. Ahora las sociedades industriales modernas tienen una gran panoplia de protecciones sociales –subsidio de paro, asistencia para la adaptación y otros instrumentos del mercado laboral, además de seguro de enfermedad y apoyo a la familia– que moderan la demanda de formas más toscas de protección.

El Estado del bienestar es la cara B de la economía abierta. Si el mundo no se ha caído por el precipicio proteccionista durante la crisis, como ocurrió durante el decenio de 1930, se debe en gran medida a los programas sociales que a los conservadores y los fundamentalistas del mercado gustaría ver desmantelados.

Se ha ganado la batalla contra el proteccionismo... hasta ahora, pero, antes de que nos relajemos, debemos recordar que aún no hemos abordado la amenaza fundamental que la economía mundial afrontará cuando ceda la crisis: el inevitable choque entre la necesidad por parte de China de producir una cantidad cada vez mayor de bienes manufacturados y la necesidad por parte de los Estados Unidos de mantener un déficit menor por cuenta corriente. Lamentablemente, hay pocos indicios de que las autoridades estén ya dispuestas a afrontar esa amenaza auténtica.

Fuente: www.project-syndicate.org

miércoles, 21 de octubre de 2009

"El chavismo es insostenible y genera su propia destrucción"

Por: Roberto Giusti
Entrevista a Michael Shifter

Hombre sereno, Michael Shifter no se desacomoda ante preguntas que, por lo general, pueden sacarlo de la corrección académica que lo caracteriza. Profesor la Universidad de Georgetown en temas latinoamericanos y también Vicepresidente del Diálogo Interamericano, un think thank de Washington dedicado a la materia, advierte que a Obama no se le puede aplicar los criterios tradicionales utilizados para cuestionar las políticas de EEUU hacia América Latina. Shifter, quien también colabora con los más importantes diarios de EEUU, estuvo en Caracas la semana pasada participando en diversos foros y seminarios.

¿Cómo se ve a nuestro país desde Washington?

En Venezuela hay una acumulación de poder en manos de un presidente que toma todas las decisiones importantes y esto ha reducido cualquier tipo de límite a las actuaciones del Ejecutivo. Esto no encaja en el concepto de democracia liberal y representativa, con equilibrio de poderes y garantías al estado de derecho. Se trata de un proceso que se ha venido desarrollando en los últimos casi once años y la tendencia manifiesta es a hacerse más autocrática.

¿No son tolerados este tipo de regímenes si hacen su tarea con eficacia?

El tema es que a la larga no funcionan. Una estructura de gobierno donde una persona toma las decisiones claves no resuelve los problemas en un mundo globalizado y complejo como éste en el cual vivimos.

No resuelve los problemas pero se mantiene en el poder.

No resuelve los problemas y al final produce vulnerabilidades importantes que afectan su capacidad de mantenerse en el poder. Si no se hace obra, si no hay resultados ante los problemas planteados a las grandes mayorías, que son los más pobres, es posible recurrir a otros métodos, control, carisma, pero al final el modelo se hace insostenible y él mismo genera su propia destrucción. Eso se refleja en el descenso de los niveles de apoyo al gobierno que muestran las encuestas.

Esa autodestrucción debe generar un cambio, pero, ¿qué tipo de cambio y en qué circunstancias?

Reconozco que la situación es difícil pero la salida debe ser en el marco democrático. Hay que aprovechar las debilidades, organizarse y plantear alternativas, por muy difícil que sea, porque las otras opciones son peores. No estoy diciendo que sea una opción fácil, pero plantearse otras, distintas a las democráticas, puede traer peores consecuencias.

Chávez dice que Obama es un buen hombre, pero que en casos como el golpe de Nicaragua, los militares y los diplomáticos actuaron sin consultarlo. ¿Cree usted que el hombre más poderoso del mundo pueda ser baypaseado de esa manera?

El presidente Obama lleva sólo lleva nueve meses en el poder y es poco lo que se puede hacer en ese tiempo. El está definiendo su agenda, pero la burocracia no se puede cambiar de una día para otro. No obstante están empezando a sentirse los cambios. Ahora, el discurso del presidente Chávez no es nuevo. Lo hemos visto en otros momentos. De Clinton se decía que era un hombre simpático pero que tenía por detrás al Pentágono.Eso refleja una falta de comprensión. Obama es el presidente de los EEUU, un país con intereses nacionales y él tiene el deber de defenderlos. Puede que en otro tono, con un estilo distinto al del presidente Bush, pero en el fondo él está defendiendo los intereses de su país.

¿Quiere decir, entonces, que Obama participó en lo ocurrido en Honduras?

No, aunque mucha gente lo puede creer en América Latina. Se trata de un reflejo histórico sin asidero en la realidad. Lo que pasó en Honduras es producto de una situación interna en la que EEUU no tenía nada que ver

¿Cree que se trataba sólo de una situación interna, considerando que Chávez tenía intereses allí y el objetivo que perseguía Zelaya era la repetición de la fórmula aplicada en Ecuador y Bolivia?

El presidente Zelaya estaba desafiando las decisiones de la Corte y del Congreso y él es responsable de eso. El hecho de que sea aliado del presidente Chávez no significa que no sea responsable de sus propias acciones. Luego vino un golpe de estado injustificable y eso provocó una reacción a nivel hemisférico. Tal vez hubo influencia del presidente Chávez, pero Zelaya es el responsable por su intención de acumular poder, lo cual produjo una reacción interna.

Pase lo pase en Honduras, lo cierto es que los objetivos de Chávez están descartados.

Sí. El intento del presidente Zelaya quizás no sea posible, pero el método de enfrentarlo no fue el adecuado porque había mecanismos constitucionales que debían haber sido utilizados para manejar el problema.

Según eso Chávez no es considerado por el Departamento de Estado factor de perturbación por su política de expansión en la región.

Está claro que lo consideran preocupante. Pero la pregunta fundamental es ¿qué hacer?. Hay distintas maneras. Eso no significa, sin embargo, que apoyen el golpe en Honduras o apliquen políticas que tengan un efecto contraproducente.

En todo caso, Chávez quedó fuera de juego.

Por eso, se tomó la posición correcta. Más allá de mantener el principio del respeto a las normas democráticas, como debe ser, fue muy inteligente neutralizar a Chávez, quien siempre acusa a los EEUU de estar detrás de los golpes. En eso Obama ha sido muy firme y consistente en su posición.

Tan firme y tan consistente que hizo algo que se podía esperar de él y no de Bush: el incremento de la presencia militar en bases colombianas.

Eso planes se venían trabajando durante el gobierno de Bush y fueron aplicados por funcionarios del gobierno de Obama. Creo, sí, que el tema no ha sido bien manejado ni por Colombia ni por los EEUU. La controversia pudo haber sido evitada con un mejor manejo. En todo caso, la decisión no tiene las implicaciones que el presidente Chávez y otros le han asignado. Ha habido un uso político porque no se trata de ningún tipo de amenaza contra la soberanía de nadie, ni un giro en la política de los EEUU.

Entonces Obama le da continuidad a la política de Bush.

En esa materia sí. Hasta ahora la administración Obama no ha planteado una política distinta en el tema del narcotráfico, las FARC y del apoyo al gobierno colombiano.

El objetivo de esa política es combatir al narcotráfico y a la guerrilla.

Claro, en Colombia.

Entonces, ¿no tiene Chávez razón en oponerse a una política que combate a sus aliados colombianos?

Para mi no hay ninguna señal, intención o propósito de ir más allá de las fronteras de Colombia. De manera que Venezuela no sería afectada. Otra cosa es si el presidente Chávez considera como un problema que el gobierno colombiano defienda a sus ciudadanos contra las acciones de las FARC. Creo que con ese criterio no va ganar muchas simpatías. El estado colombiano tiene derecho a defender a su gente y a su territorio. Las FARC están en la lista de terroristas y creo que se debe mejorar la capacidad del gobierno colombiano para combatirlas. Eso es completamente legítimo.

Las FARC es un grupo tenarcoterrorista que perdió cualquier tipo de justificación ideológica y sin embargo Chávez, quien ha expresado su apoyo a esa organización, no ha sido investigado ni sancionado. ¿No hay allí una suerte de complicidad injustificable?

Uno de los elementos que explica esto es la imagen que tenía la administración Bush. El presidente Chávez fue visto como alguien que desafió a Bush, mientras Uribe era un aliado estrecho de éste. En política, nos guste o no, muchos gobiernos no cuestionan a alguien que está contra Washington o Bogotá, cuya ideología no comparten.

Pero más allá de las coincidencias o diferencias ideológicas, Chávez está apoyando a un grupo terrorista y la complicidad es un delito.

Sí, es un delito. Habría que tener las evidencias claras porque se trata de una acusación muy grave.

¿No hay suficientes evidencias en las computadoras de Reyes?

Eso ha sido autenticado por Interpol pero el contenido de las computadoras de Reyes debe ser verificado. Se trata de un tema serio que debe ser tratado de manera seria. Evidentemente el asunto no huele bien, pero no estoy tan seguro de que se pueda demostrar una relación orgánica entre Chávez y las FARC.

Obama basa su política internacional en el multilateralismo antes que en unilateralismo. ¿En esa dirección no se ha convertido Brasil en una suerte de subimperialismo, acordado con EEUU, considerando su protagonismo en Honduras?

No creo que Brasil haya asumido el protagonismo en Honduras porque Zelaya llegó por casualidad a su embajada. Sí creo que ha asumido posiciones protagónicas en temas como Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia. Está claro, es el gigante del sur y el reto para el presidente Obama es cómo tener una alianza importante con Brasil, reconociendo su papel en América del Sur, pero sin dejar en sus manos la política de los EEUU. Hay que encontrar un punto de equilibrio en ese sentido.

Fuente: www.thedialogue.org/

En defensa de Obama

Por: Jorge Pizarro

Transcurridos ya muchos días desde que la Academia le otorgara el Premio Nobel de la Paz al Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, la extrema derecha internacional ha perseverado en sus ácidas críticas contra esta decisión, relanzando una ola de ataques destemplados en contra de su figura y su acción política. Desde una perspectiva desapasionada y desideologizada, podemos señalar que este líder mundial ha logrado, en muy poco tiempo, un acentuado cambio de actitud en temas fundamentales de la política a escala global y, a la vez, ha dado los primeros pasos para cumplir efectivamente con el programa de gobierno que la ciudadanía respaldó en las elecciones del pasado mes de noviembre.

En efecto, gracias a las señales claras y acciones concretas emprendidas por Obama, hoy apreciamos un nuevo clima en la política internacional, caracterizado por el reimpulso de la diplomacia multilateral, lo que se ha traducido en un rol pro-activo y dialogante de los Estados Unidos en el contexto de Naciones Unidas y otros organismos y, particularmente, por un discurso más constructivo y flexible en temas particularmente sensibles para el destino de la humanidad como son el cambio climático, el desarme y la desnuclearización.

A nivel nacional, Obama ha enfrentado una odiosa campaña de desprestigio por parte de un verdadero cartel, conformado por políticos de derecha, poderes fácticos, empresas transnacionales, organizaciones “defensoras de la moral” y toda clase de grupos ultraconservadores, por el sólo hecho de hacer cumplir la voluntad expresada, muy mayoritariamente, por los propios norteamericanos en las urnas. Su lucha por hacer realidad un sistema de salud que proteja a los casi 50 millones de norteamericanos que no pueden acceder a los seguros privados, ha merecido toda tipo de insultos y descalificaciones y ni hablar de su decidida defensa de los derechos de las minorías. En todo caso, es el precio que en toda sociedad, deben pagar quienes llevan a la práctica los ideales de equidad social, respeto a la diversidad y libertad creadora.

La valentía, coraje y consecuencia de un político como Barak Obama, constituye un paradigma esencial para lo servidores públicos de cualquier país. Lo que la Academia ha premiado son estos principios universales y la voluntad de ponerlos en práctica, muy a pesar de los reaccionarios del mundo.

Fuente: La Tercera

martes, 20 de octubre de 2009

La agenda nuclear de Obama

Por: Joseph S. Nye

El anuncio de una instalación secreta de enriquecimiento de uranio situada en una base militar en Irán ha agudizado los esfuerzos del presidente Barack Obama por colocar las cuestiones referidas a la proliferación nuclear en el tope de la agenda mundial. El 2010 será un año crucial.

En septiembre, tanto en las Naciones Unidas como en la Cumbre del G-20 en Pittsburgh, muchos países acordaron trabajar en la agenda nuclear de Obama. Pero, en medio de esas reuniones, se dio a conocer que Irán ha estado construyendo en secreto una segunda instalación de enriquecimiento que podría producir uranio de calidad para armas.

A principios de octubre, funcionarios iraníes se reunieron en Ginebra con representantes de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (más Alemania) y acordaron permitir que la Agencia Internacional de Energía Atómica inspeccionara la planta hasta aquí secreta. Por otra parte, los iraníes dijeron que exportarían sus existencias de uranio poco enriquecido para convertirlo en combustible nuclear fuera de Irán.

Si se implementan estas medidas, representarán pasos importantes. Lo que cundió fue un miedo generalizado de que Irán renunciara al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y utilizase sus instalaciones de enriquecimiento para desarrollar un arma nuclear. Todavía no está claro si las palabras se verán reflejadas en los hechos.

Mientras tanto, Estados Unidos y Rusia, cuyos arsenales contienen más del 90% de las armas nucleares del mundo, están negociando en Ginebra la redacción de un tratado de reducción de armamentos estratégicos para remplazar su acuerdo de control de armas START I, que expira en diciembre. Si esas conversaciones resultan exitosas, pueden generar recortes de hasta un tercio de todas las ojivas nucleares estratégicas.

El Senado de Estados Unidos luego consideraría el nuevo tratado para su ratificación el próximo año. La administración Obama también está consultando con el Congreso sobre cuándo volver a presentar el Tratado Integral de Prohibición de Pruebas Nucleares (CTBT por su sigla en inglés) que fue rechazado por el Senado hace 10 años.
Los acuerdos internacionales que regulan la dimensión y la composición de las defensas nacionales muchas veces han sido controversiales en el Senado. El nuevo tratado de reducción de armas estratégicas, que sigue siendo un trabajo en curso, y el CTBT ya han generado escepticismo en los legisladores y los formadores de opinión de la oposición. Si Obama presenta ambos tratados en el Senado en 2010, necesitará convencer al público de que son funcionales a una estrategia integrada para mejorar la seguridad nacional e internacional. Si fracasa y el Senado rechaza uno o ambos tratados, esto podría tener un fuerte efecto negativo en el régimen de no proliferación.

En mayo, 189 estados miembro del TNP se reunirán en Viena para revisar su estatus. Cuando el TNP entró en vigencia en 1970, estaba destinado a limitar la cantidad de estados con armas nucleares a cinco (Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña, Francia y China). En términos generales, el tratado ha sido un éxito. Mucha gente, incluido el presidente John F. Kennedy, creía en los años 1960 que a esta altura ya habría decenas de países con armas nucleares y que su uso sería altamente probable. Afortunadamente, ése no ha sido el caso.

Desde 1970, tres estados que nunca firmaron el tratado han adquirido armas nucleares (India, Israel y Pakistán). Por otra parte, Corea del Norte violó sus obligaciones con el tratado e hizo detonar dos dispositivos crudos. El supuesto programa de armas nucleares de Irán ahora ha generado nuevos temores de que el régimen de no proliferación global pueda deshacerse.

Evitar ese peligro exigirá esfuerzos múltiples, coordinados y sostenidos durante muchos años, pero la ratificación del post-START y el CTBT ayudaría. Por ejemplo, un nuevo acuerdo de reducción de armas mejoraría la relación entre Estados Unidos y Rusia y eso, a su vez, podría traducirse en una posición rusa más constructiva sobre Irán en el Consejo de Seguridad. La aprobación del Senado del CTBT también restablecería la credibilidad de Estados Unidos en sus esfuerzos por hacer que otros países renuncien a las pruebas nucleares.

El próximo mes de marzo, Obama será anfitrión de una Cumbre Global de Seguridad Nuclear con el objetivo de desarrollar nuevos medios para combatir el contrabando y el terrorismo nuclear. Por otra parte, su objetivo de largo plazo de abolir las armas nucleares demandará una gran dosis de trabajo preparatorio antes de que se convierta en un objetivo operacional y no aspiracional.

Obama tendrá que iniciar discusiones con los rusos, por ejemplo, sobre cómo manejar la cuestión de las armas nucleares de corto alcance, y cómo regular las defensas de misiles antibalísticos para mantener la estabilidad en un mundo de menos armas ofensivas. En algún punto, debe abrir discusiones con países como China, Francia y Gran Bretaña para entender mejor las condiciones para la transparencia y la verificación que serían necesarias para un camino más limpio hacia la eventual eliminación de las armas nucleares de acuerdo con el Artículo VI del TNP.

Al mismo tiempo, Obama no puede permitir que estas cuestiones de largo plazo desvíen su atención de cuestiones de corto plazo cruciales. Mientras el mundo siga siendo un lugar peligroso con varios estados con armas nucleares, Obama debe transmitir confianza a sus aliados sobre la credibilidad de las garantías norteamericanas de disuasión extendida. De lo contrario, las reducciones que crean ansiedades en otros países podrían llevarlos a desarrollar sus propias armas y, así, aumentar la cantidad de estados con armas nucleares.

Obama también necesitará llevar a cabo negociaciones para persuadir a Corea del Norte de regresar a las conversaciones de Seis Partes con el objetivo de eventualmente entregar sus armas nucleares (como lo hizo alguna vez Sudáfrica). Y, por supuesto, tendrá que llevar a cabo negociaciones con Irán para persuadirlo de cumplir con su palabra y permanecer en el TNP como un estado sin armas nucleares.

Cuán exitoso sea Obama a la hora de manejar la política interna y la diplomacia internacional de su agenda nuclear será un factor importante en su efectividad como líder mundial. Incluso más importante, su progreso en 2010 dirá mucho sobre la capacidad del mundo de mantener el tabú de 60 años existente al día de hoy contra el uso de armas nucleares.

Fuente: www.project-syndicate.org

viernes, 16 de octubre de 2009

Lula y la encerrona de Chávez

Por: José Rodríguez Elizondo

La pugna en sordina entre Lula y Chavez está culminando con un gran test macropolítico: el golpe de Estado en Honduras, de 28 de junio de 2009. Cuando este golpe se materializó, el juego de abalorios de la información periodística y del secretismo diplomático, mostró una falsa y despistante homogeneidad: todos los países del mundo se unían en la airada condena a los golpistas. Sin embargo, en las reconditeces de esa condena había matices antagónicos, vinculados a la polarización introducida por Chávez en América Latina. Orwellianamente hablando, todos estaban indignados con los golpistas, pero unos estaban más indignados que otros.

Fue por eso que la condena unánime al gobierno de facto de Roberto Micheletti no significó un apoyo incondicional a la reinstalación de Manuel Zelaya, el presidente depuesto. En los Estados Unidos, en la OEA, en los países del Alba y en la mayoría invertebrada de Unasur, existían percepciones distintas sobre la manera de redemocratizar Honduras. Sintéticamente agrupadas, la posición del "eje chavista", de reponer incondicionalmente a Zelaya, chocaba con la posición de quienes estimaban que la presión contra los golpistas, legitimada por la Carta Democrática Interamericana, no podía transformarse en intervención directa, condenada por la misma.

EL MIEDO Y LA ESPERANZA

En la base de las diferencias estaba el viejo binomio del miedo y la esperanza. Por una parte, el miedo a facilitar que Zelaya convirtiera a Honduras en otro país del Alba, aplicando la tecnología chavista de la concentración de poderes por vía institucional. Por otra parte, la esperanza audaz de que eso sucediera, con el apoyo instrumental de la OEA y los Estados Unidos. Al medio quedaban quienes deseaban "hacer tiempo", para que las elecciones de noviembre reinstitucionalizaran democráticamente a Honduras, anulando la opción dramática.

En ese cuadro complejo, mientras Obama esperaba manejar el tema con el apoyo de Lula y del Presidente mexicano Felipe Calderón, los países del Alba actuaron bajo el liderazgo de Chávez.. Este tenía la convicción, de estirpe castrista, de que debía "crear las condiciones" para restablecer a Zelaya en el sillón presidencial, con base en la unanimidad antigolpista y sobrepasando la mera presión política. De este modo y -según algunos analistas- con la asesoría cubana, fue perfeccionando métodos de intervención directa contra el gobierno de facto de Roberto Micheletti.

Primero, fue el frustrado aterrizaje de Zelaya en Tocontin, como pasajero de un avión venezolano y, luego, su fugaz performance en la frontera hondureña con Nicaragua, acompañado del canciller venezolano Nicolás Maduro. Finalmente, Zelaya apareció instalado como huésped en la embajada de Brasil, el 21 de septiembre

UN ZELAYA DE TROYA

La percepción de algunos despistados fue que Lula había optado por competir en alternativismo revolucionarista con Chávez. Esto es, que quiso arrebatarle la bandera de la vuelta de Zelaya al poder, incurriendo en un método de intervención directa, emparentado -pero a la inversa- con el asilo tradicional: aquí no se trataba de proteger al presidente depuesto, para garantizar su salida al extranjero, sino de proteger su retorno al país, para combatir al gobierno que lo había puesto en el extranjero. Vieron esa audacia como un gesto autónomo de Lula y saludaron su supuesta decisión de asumir un liderazgo fuerte y claro, sin temor a malquistarse con los Estados Unidos de Obama.

Sin embargo, pronto fue quedando claro que Lula nunca estuvo en el diseño del operativo y que sólo conoció su trama in extremis. Concretamente, cuando debió decidir si recibía o no esa especie de presente griego que le ofrendaba Chávez. Así lo reconoció Fidel Castro, siempre al tanto de todo, el 25 de septiembre: "Está probado que el gobierno de Brasil no tuvo absolutamente nada que ver con la situación que allí se ha creado".

Así fue como el Presidente de Brasil se vio entrampado ante un hecho consumado. De él sólo dependía la captura o la protección de Zelaya, según fueran las instrucciones que diera a su embajador en Honduras. Coloquialmente, una clásica "encerrona", con serias consecuencias políticas. En lo externo, lo primero que puede visualizarse es que redujo su espacio político para una mayor influencia en su relación con Obama, que debe revisar la exclusión sudamericana de México. En lo interno, ya se ha percibido la crítica soterrada de quienes no soportan la idea de que el gigante sea manipulado por una potencia menor. En el Senado, por ejemplo, ha vuelto a plantearse la necesidad de rechazar el ingreso de Venezuela a Mercosur.


Todos estos efectos implican que, diplomáticamente hablando, hubo aquí una verdadera humillación para Itamaraty, la prolija Cancillería brasileña. Para suerte de Lula, el tema fue aplastado mediáticamente, por la obtención de la sede de los Juegos Olímpicos 2016 para Brasil.

Fuente: La Tercera

jueves, 15 de octubre de 2009

Borlaug y los banqueros

Por: Joseph E. Stiglitz

El reciente fallecimiento de Norman Borlaug nos brinda una ocasión oportuna para reflexionar sobre los valores básicos y nuestro sistema económico. Borlaug recibió el Premio Nobel por su trabajo en pos de una "revolución verde", que salvó a cientos de millones de personas del hambre y cambió el paisaje económico mundial.

Antes de Borlaug, el planeta enfrentaba la amenaza de una pesadilla malthusiana: una creciente población en el mundo en desarrollo y alimentos insuficientes para sostenerla. Piénsese en el trauma que habría sufrido un país como India si su población de quinientos millones apenas hubiera podido alimentarse, al tiempo que se duplicaba. Antes de la revolución verde, el Premio Nobel Gunnar Myrdal predecía un sombrío futuro para un continente asiático sumido en la pobreza. En lugar de ello, se ha convertido en un motor económico.

De manera similar, la renovada y bienvenida determinación de África de combatir el hambre debería ser un testimonio vivo del legado de Borlaug. El hecho de que la revolución verde nunca llegara al continente más pobre del mundo, donde la productividad agrícola es apenas un tercio de la de Asia, sugiere que hay allí amplio margen de mejora.

Por supuesto, la revolución verde puede resultar siendo sólo un respiro temporal. El aumento de los precios de los alimentos antes de la crisis financiera global sirvió de advertencia, así como la desaceleración del crecimiento de la productividad agrícola. Por ejemplo, el sector agrícola indio ha quedado a la retaguardia de su dinámica economía, viviendo a contrarreloj, ya que los niveles de agua superficial -de los que gran parte del país depende- están disminuyendo rápidamente.

No obstante, la muerte de Borlaug a los 95 años también es un recordatorio de cómo se ha torcido nuestro sistema de valores. Cuando Borlaug recibió la noticia de su premio, a las cuatro de la mañana, ya estaba trabajando en los campos mexicanos, en su incesante búsqueda por mejorar la productividad agrícola. No lo hacía por alguna enorme remuneración, sino por convicción y pasión por su trabajo.

Qué contraste entre Borlaug y los magos financieros de Wall Street que llevaron al mundo al borde de la ruina y argumentaban que debían recibir cuantiosas remuneraciones y compensaciones para estar motivados. Sin ninguna otra brújula, las estructuras de incentivos que adoptaron claramente los motivaron... no a introducir nuevos productos que mejoraran la vida de las personas o les ayudaran a manejar los riesgos que enfrentaban, sino a poner en riesgo la economía global a fuerza de avidez y miopía. Sus innovaciones se centraron en encontrar formar de evitar las normativas contables y financieras creadas para asegurar la transparencia, la eficiencia y la estabilidad, y para prevenir la explotación de quienes contaban con menos información.

También hay un aspecto más profundo en este contraste: nuestras sociedades toleran las desigualdades porque se las ve como socialmente útiles; es el precio que pagamos por tener incentivos que motiven a las personas a actuar de maneras que promuevan el bienestar social. La teoría económica neoclásica, que por un siglo ha predominado en Occidente, sostiene que la remuneración que recibe cada persona refleja su contribución social marginal, lo que aporta a la sociedad. Al hacer el bien se prospera, reza este argumento.

Sin embargo, Borlaug y nuestros banqueros refutan esa teoría. Si la teoría neoclásica fuera correcta, Borlaug habría estado entre los hombres más ricos del mundo, mientras que nuestros banqueros habrían hecho cola para las sopas de caridad.

Por supuesto, hay algo de verdad en la teoría neoclásica; si no fuera así, probablemente no habría sobrevivido tanto (aunque a menudo las malas ideas sobreviven bastante bien en el ámbito de la economía). No obstante, la economía simplista de los siglos dieciocho y diecinueve, cuando surgieron las teorías neoclásicas, son completamente inadecuadas para las economías del siglo veintiuno. En las grandes corporaciones, con frecuencia es difícil ponderar la contribución de una persona en específico. Estas organizaciones están llenas de problemas de "representación": si bien se supone que quienes toman las decisiones (los Directores Ejecutivos) deben actuar a nombre de sus accionistas, tienen un enorme poder de acción para beneficiar sus propios intereses, y a menudo lo hacen.

Puede que los ejecutivos bancarios se hayan ido con cientos de millones de dólares en los bolsillos, pero todos los demás en nuestra sociedad -accionistas, tenedores de bonos, contribuyentes, propietarios de viviendas, trabajadores- padecieron las consecuencias. Con demasiada frecuencia, sus inversionistas son fondos de pensiones, que también enfrentan un problema de representación, ya que sus directores ejecutivos toman decisiones a nombre de otros. En un mundo así, los intereses sociales y privados suelen diferir, como hemos visto con tanto dramatismo en esta crisis.

¿Cree realmente alguien que los funcionarios bancarios de Estados Unidos se volvieron repentinamente tanto más productivos, en relación con los demás actores de la sociedad, que merecen los enormes aumentos que recibieron en los últimos años? ¿Cree alguien realmente que los Directores Ejecutivos de los Estados Unidos son tanto más productivos que los de otros países, donde las remuneraciones son más modestas?

Peor aún, en los Estados Unidos las opciones sobre acciones se convirtieron en una forma preferida de remuneración, a menudo por un valor mayor al del sueldo base del ejecutivo. Las opciones sobre acciones premian a los ejecutivos generosamente, incluso cuando las acciones aumentan debido a una burbuja de los precios, e incluso cuando las acciones de firmas comparables tienen mejor rendimiento. No es de sorprender que las opciones de acciones generen potentes incentivos para adoptar conductas poco previsoras y excesivamente riesgosas, así como para la “contabilidad creativa”, que los ejecutivos de todos los sectores de la economía perfeccionaron con trucos y trampas extracontables.

Esos torcidos incentivos distorsionaron nuestra economía y nuestra sociedad. Confundieron los medios con los fines. Nuestro hinchado sector financiero creció hasta un punto que en los Estados Unidos representaban más del 40% de las utilidades corporativas.

Sin embargo, los peores efectos han afectado a nuestro capital humano, nuestro recurso más precioso. Las absurdamente generosas remuneraciones del sector financiero hicieron que algunas de nuestras mejores mentes migraran al ámbito bancario. ¿Quién sabe cuántos Borlaugs habría habido entre quienes se vieron tentados por las riquezas de Wall Street y la City de Londres? Si perdimos aunque sea uno, nuestro mundo se volvió inconmensurablemente más pobre.

Fuente: www.project-syndicate.org

martes, 13 de octubre de 2009

Chile a la cabeza y Bolivia a la zaga en el desarrollo democrático en Latinoamérica

Infolatam
Buenos Aires, 12 de octubre de 2009


Chile y Costa Rica tienen el mayor desarrollo democrático de Latinoamérica, mientras que Guatemala y Bolivia están a la zaga de un índice que mide, entre otros aspectos, el grado de respeto de los derechos políticos y la capacidad de los Gobiernos para generar bienestar en 18 países de la región, y que está elaborado por la fundación alemana Konrad Adenauer.

Elaborado anualmente desde el 2002 por la fundación, el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina (IDD-Lat) califica las condiciones básicas de democracia, el respeto de los derechos políticos y a las libertades civiles, la calidad institucional, la eficacia política y el poder efectivo para gobernar.

La medición de este año muestra que la región, en promedio, registró un avance del 1 por ciento respecto a 2008, aunque Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Paraguay no han elevado su puntuación. Por el contrario, los que han mejorado su calificación son Argentina, Chile, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Según el informe, los resultados del índice establecen "nuevamente una gran disparidad" en el comportamiento de los países, con sólo un 17 por ciento de naciones con un grado de alto desarrollo, un 28 por ciento que alcanza un nivel medio, mientras el 55 por ciento restante se ubica en la zona de bajo desarrollo democrático.

En la cima de la clasificación se sitúa Chile, con 10 puntos, seguido por Costa Rica (9,696) y Uruguay (9,262), países que desde hace siete años se alternan en el podio. El segundo grupo, integrado por Panamá (7,191), México (6,490), Argentina (5,852) y Perú (5,587) sobresale por encima del promedio regional, que fue de 5,238 puntos. Les siguen Brasil (4,514) y Colombia (4,073).

El resto aparecen comprimidos en la escala de valoración con niveles bastante inferiores al promedio, con El Salvador (3,490), Ecuador (3,484), Guatemala (3,284) y Bolivia (2,593) en los últimos puestos. Pese a estar en los últimos lugares del ránking, Ecuador ha sido el país que más ha avanzado este año, mientras El Salvador fue el que más retrocedió.

Clasificación Índice de Desarrollo Democrático 2009:

1.Chile: 10,000
2.Costa Rica: 9,696
3.Uruguay: 9,262
4.Panamá: 7,191
5.México: 6,490
6.Argentina: 5,852
7.Perú: 5,587
8.Brasil: 4,514
9.Colombia: 4,073
10.Paraguay: 3,860
11.Honduras: 3,859
12.Nicaragua: 3,795
13.República Dominicana: 3,677
14.Venezuela: 3,591
15.El Salvador: 3,490
16.Ecuador: 3,484
17.Guatemala: 3,284
18.Bolivia: 2,593.

Fuente: www.infolatam.com

El dilema del socialismo europeo

Por: Sami Naïr

Los partidos socialistas europeos atraviesan una crisis extremadamente profunda. Si dejamos de lado el caso de los países nórdicos, donde, en su conjunto, la tradición socialista es muy particular y la conflictividad social menos aguda, o incluso de los partidos socialdemócratas de los países del Este europeo, demasiado recientes todavía para poder ser juzgados, constatamos, con la excepción notable de España, que en todos los otros lugares -Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia- los partidos socialistas están de capa caída.

En Francia, la crisis comenzó a principios del año 2000 con el fracaso estrepitoso del experimento de la "izquierda plural". La aplicación de una política de recuperación económica en 1997 había sido seguida a partir de 1999 de una política de adaptación liberal contraria al programa inicial. Simbólicamente, este cambio se encarnó en la célebre frase del entonces líder socialista Lionel Jospin -"no puedo hacer nada"- en el momento en que la empresa multinacional Michelin anunció superbeneficios y, a la vez, dejaba en el paro a miles de trabajadores debido a las deslocalizaciones. Ahí es donde el Partido Socialista Francés perdió al pueblo.

Pero hay algo aún más grave: el Partido Socialista Francés no ha visto venir la crisis de la globalización liberal; ha sido sorprendido y desconcertado por la estrategia de Nicolas Sarkozy, quien ha congregado alrededor de un único gran partido liberal-conservador a gentes de derechas, de extrema derecha, de centro y de la izquierda social-liberal. Por último, el PS es incapaz de cerrar filas en torno a un candidato creíble, puesto que ninguno de los/as aspirantes que pelean por las próximas elecciones presidenciales tiene ni la personalidad, ni la profundidad de visión necesarias para derrotar a Nicolas Sarkozy. Esta situación engendra la apatía de las clases populares, la desorientación de las clases medias y el aumento de la abstención electoral.

En Gran Bretaña, el fracaso del blairismo ha quedado simbolizado por la propia marcha de Tony Blair. La famosa Tercera Vía no ha sido en los hechos más que una adaptación sonriente y biempensante del tatcherismo basado en el desmantelamiento de los servicios públicos y la privatización generalizada. Hoy, el Partido Laborista está en caída libre. Durante su último congreso, Gordon Brown propuso un Welfare State (Estado del bienestar) centrado en un "nuevo modelo económico, social y político" y basado en la "regulación del mercado". Pero en ninguna parte del programa se especificaba cómo financiar este Welfare State y, menos aún, cómo convencer a las clases medias que quieren a la vez más Estado del bienestar y menos impuestos.

Al no estar en el euro, Gran Bretaña tiene sin duda mayor libertad para gestionar una deuda pública del 80% y un déficit presupuestario del 12,4%; pero el desempleo (3 millones de personas) aumentará y no vemos cómo podríamos contenerlo sin incentivos fiscales, y, por tanto, sin un endeudamiento creciente.

En Italia, la descomposición de la izquierda socialista se ha producido bajo la forma de un agujero negro que se la ha tragado. La alianza en el seno del PD de los ex comunistas y de una parte de la Democracia Cristiana ha llevado a dos desenlaces fatales: de un lado, a la desa-parición del socialismo político e ideológico del terreno político italiano; del otro, a la apertura desde hace casi 10 años de una amplia avenida electoral para el populismo reaccionario de Silvio Berlusconi. La crisis actual del berlusconismo, en lugar de beneficiar a la izquierda, pone sobre todo en evidencia su impotencia.

En Alemania, el SPD está en crisis desde que Oskar Lafontaine se negó a apoyar en el año 2000 la orientación liberal que preconizaba Gerhard Schröder. El SPD acabó perdiendo las elecciones y aceptando un Gobierno de coalición con la CDU. Acostumbrado a establecer alianzas con la derecha, no ha sabido esta vez sacarle provecho porque ha demostrado ser incapaz de ofrecer un discurso propio y creíble sobre la crisis económica. El caso es que, de momento, es el partido socialista europeo que mayores pérdidas ha sufrido. Además de su división por la creación en la izquierda de Die Linke, ha perdido 10 millones de votos desde 1998, en beneficio tanto de Die Linke como de los Verdes, los Liberales y la CDU.

El SPD alemán comparte hoy con el PS francés la misma crisis de liderazgo, y la elección reciente de Sigmar Gabriel, con fama de centrista sin color ideológico, está lejos de concitar unanimidad.

Este breve resumen permite despejar algunas tendencias de fondo.

En primer lugar, los partidos socialistas occidentales aceptaron en los años noventa adaptarse a la globalización liberal (bautizada como tercera vía o cultura de gobierno) no sólo sin ofrecer un proyecto alternativo a su electorado central (clases medias y clases populares), sino también sin sacar todas las consecuencias ideológicas de esta elección.

Con ello, han ganado sin duda en eficacia gubernativa, pero han mutilado gravemente su propia identidad. De ahí la paradoja actual: son arrastrados por la crisis del liberalismo mientras que la derecha liberal no duda en aplicar las recetas tradicionales del Welfare State para hacer frente al temporal. Dicho de otra manera, la derecha se muestra más pragmática que la izquierda, la cual, después de haber perdido su identidad socialista, ha creído plenamente en las virtudes del social-liberalismo.

En segundo lugar, en todas partes de Europa occidental, los partidos socialistas no saben cómo reaccionar ante la tendencia a la "derechización" de la sociedad, que es el resultado de la inestabilidad creada por la desregularización económica y social de estos últimos años y que se encarna en una fuerte demanda de seguridad (social, económica e identitaria), y en una vuelta a los nacionalismos. Estas dos tendencias de fondo, que podemos observar en todas partes, expresan en realidad una grave crisis de identidad de la socialdemocracia: ya no tiene ningún proyecto específico. Así que la victoria del liberalismo en estos últimos 15 años no sólo ha sido económica; ha sido también y, sobre todo, ideológica y cultural.

La izquierda ya no tiene ni conceptos, ni métodos, ni visión para entender el mundo y actuar. Tiene cada vez más dificultades para diferenciarse cualitativamente de la derecha. Además, esta falta de proyecto no puede ser enmascarada por una retórica de defensa de los "valores". Porque si la izquierda sigue creyendo en sus "valores" (de solidaridad, igualdad, libertad y tolerancia), también sabemos desde hace mucho tiempo que los invoca tanto más fácilmente en la oposición cuanto que, a menudo, se olvida de ellos cuando está en el gobierno.

Los partidos socialistas están enfrentados de este modo a un dilema trágico: o se inventan un nuevo programa o perecerán lentamente. ¿Qué hacer ante la crisis de la mundialización liberal? ¿Qué hacer ante el rechazo del que es objeto la Europa liberal? ¿Qué hacer ante el escepticismo y el alejamiento de las clases populares y medias? El proyecto de un nuevo Welfare State europeo, más necesario que nunca, depende de las respuestas que los partidos socialistas sean capaces de dar a estas preguntas.

Fuente: El País

¡Claro que sí!

Por: Fernando Savater

José Bergamín deploraba la decadencia del analfabetismo; otros, con menos ingenio pero con mayor sinceridad, lamentamos el presente eclipse del sentido común. En el caso de Bergamín, la paradoja era provocativamente deliberada; en el nuestro, la constatamos como un doloroso síntoma que confirma nuestras peores previsiones.

Cuando insistimos en la redundante candidez del caballo blanco de Santiago -ustedes me disculparán el símil hípico- no falta nunca la ofendida denuncia, casi incrédula ante tanta desfachatez: "¡De modo que para usted el caballo blanco de Santiago es nada menos que blanco!". Y a uno le toca sonrojarse por ser tan arcaico, tan poco pluralista o alternativo y tan cerrado al diálogo.

Tenemos un claro ejemplo en el discurso de Urkullu en el pasado Alderdi Eguna. El presidente del Euskadi Buru Batzar denunció con (supongo) sincera indignación que el PSE y el PP quieren convertir a Euskadi en una comunidad más de España. Pretenden debilitarla y diluirla hasta, horresco referens, armonizarla con el Estado.

Para ello, no retroceden ante ninguna bajeza: no prescinden de la ikurriña, ah no, sería demasiado brutal, pero le ponen al lado la bandera española; no suprimen el euskera, son muy arteros, pero sostienen en plano de igualdad los derechos de quienes quieren expresarse en castellano; a la Ertzaintza la enredan en quitar carteles pro-etarras, con lo que quema eso y a Euskaltelebista la privan de su mapa telúrico-metereológico tradicional y la limitan al plano de la comunidad autónoma. No cabe duda, van a por nosotros...

O sea, podríamos resumir, no gobiernan como los nacionalistas sino como quienes no lo son. ¡El caballo blanco de Santiago se atreve a ser ufanamente blanco, como si tuviera buenas razones y legitimidad para ello! ¡Habráse visto! Hombre, a uno le parece que no hay nada de malo en que la CAV sea una comunidad más en España: como las otras, sin menoscabo de sus derechos legítimos ni trato de favor. También sin esa excepción que supone el terrorismo y la extorsión mafiosa para mantenerlo, el amedrentamiento de los adversarios políticos, la unanimidad forzosa que impide la expresión pública de voces y símbolos de comunidad con el resto de España o la exhibición hagiográfica de quienes se han distinguido por atentar contra conciudadanos.

No estaría mal poder ser institucionalmente como el resto del país del que formamos parte puesto que de hecho fundamentalmente lo somos: y vivir en armonía con el Estado democrático que es el nuestro (y al que recurrimos con razón en muchas ocasiones, como por ejemplo cuando reclamamosprotección militar para nuestros atuneros amenazados por la piratería) tampoco parece un gran atropello. Perdonen tanta simpleza, pero así lo veo yo.

Cuando oigo discursos como el de Urkullu y otros de parecido corte nacionalista, me parece escuchar a quienes desde hace un par de siglos se escandalizan porque el Estado trate de imponer los mismos derechos individuales para todos los ciudadanos: "¡O sea que ahora tenemos que ser todos iguales! ¡Pero yo soy conde, o marqués, o hijo de un distinguido mariscal! ¿Me van a tratar como a uno más?". Y los ricos: "De modo que debo pagar impuestos como cualquiera para costear servicios públicos que no utilizo y así financiar a vagos y maleantes que no ahorran...".

El elocuente reaccionario Joseph de Maistre rechazaba los derechos del hombre diciendo que él no conocía a ningún "hombre", sólo a franceses, españoles o ingleses. Hablar del "hombre" en general suponía para él acabar con la rica diversidad cultural e histórica del mundo.

Aún hoy hay quien sigue hablando de los derechos humanos "individuales y colectivos", como si precisamente los derechos humanos no se hubieran inventado para combatir los supuestos derechos históricos -es decir, los privilegios- de colectivos como la nobleza, el clero, los gremios, los varones, o los miembros de tal etnia o tal religión.

Lo malo es que la mentalidad diferencialista ha calado ya en la sociedad más allá de la ideología del nacionalismo declarado. No hay más que ver cómo todos los partidos vascos, con excepción de UPyD, suscriben con entusiasmo los privilegios fiscales de la CAV y su blindaje contra asechanzas del exterior: ¡cualquiera se atreve a decir otra cosa! Somos las ventajas que tenemos y las excepciones que nos favorecen, que nadie nos las toque. Y para qué hablar de los abogados que le han salido a ese fantasma que a cada cual se le aparece según el licor del que abusa: la "identidad". "¡Que me roban mi identidad!", protestan unos y otros, con el mismo trémolo angustiado con que Unamuno clamaba "¡que me roban mi yo!". Y la identidad oficial es algo que siempre definen a su conveniencia los especialistas en la materia. Lo curioso es que por el momento la exaltación identitaria sólo ampara a colectivos autodesignados (quienes no se avienen a ello son traidores a los suyos) pero no a los particulares.

De momento, nadie puede invocar a su favor que su idiosincrasia exige ser violador, recibir cohechos o pavonearse con relojes de miles de euros, tal como el escorpión se excusaba ante la rana a la que acababa de inocular su veneno diciendo que tal era su carácter... Pero todo llegará, si somos coherentes con el derecho irrestricto a la diferencia.

En España no estamos en eso todavía, claro. Y tampoco es que vaya a romperse el país, como constatan muy ufanos los de siempre. De momento a los nacionalistas de iure o de facto les interesa más la gestión indefinida del independentismo que la independencia misma. Políticamente, es más segura y más provechosa: se ejerce por aquí y por allá la astuta rentabilidad de la desafección. Hay bastantes que han aprendido a cobrar por hacernos el favor de seguir siendo españoles, lo mismo que esos alumnos franceses que van a cobrar por hacer el favor de asistir a clase. Tan interiorizada tenemos esta situación al parecer irrevocable que los chispazos de unidad son celebrados como triunfos memorables: por ejemplo, los medios de comunicación se deshicieron en elogios cuando la ministra de Sanidad y todos los consejeros autonómicos del ramo salieron juntos a proclamar medidas comunes contra la gripe A. Vaya, no faltaba más que contra una epidemia el país hubiera funcionado según 17 criterios distintos...

Que los nacionalistas tengan sus propias ideas me parece normal. Pero que haya un contagio general que impide a los demás afirmar lo que pensamos so pena de diversos sambenitos retrógrados ya suena peor. El caballo blanco de Santiago sigue siendo blanco, pese al refunfuñar de los coloristas. ¿Qué deseamos, que el País Vasco, Cataluña, Galicia, Navarra o la que ustedes prefieran sean comunidades autónomas ni más ni menos que como las demás, armonizadas con el Estado del que forman parte, sometidas al mismo régimen tributario y por tanto institucionalmente solidarias con el conjunto del país, donde el pleno derecho a utilizar la lengua común oficial conviva con el uso voluntario de las lenguas regionales? ¡Pues claro que sí!

Fuente: El País