miércoles, 7 de octubre de 2009

Política Exterior - Relaciones con Bolivia

Algunas ideas y asuntos a considerar para elaborar un programa de gobierno

1. Diagnóstico
2. Aspectos de la relación a tener en cuenta
3. Normalización de las relaciones
4. Aspiración boliviana de una salida al mar
5. Propuestas programáticas

1. Diagnóstico

Existe actualmente un amplio consenso en considerar que las relaciones bilaterales con Bolivia pasan por un buen momento, quizá de los mejores en perspectiva histórica. A la luz de los hechos, es necesario reconocer que la estrategia impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet –a partir del 2006-, centrada en el desarrollo de confianzas mutuas, ha producido buenos resultados, y ha generado un contexto óptimo que permite pensar en acelerar el paso -por la senda del entendimiento- hacia la realización de nuestro gran anhelo: la maximización de las relaciones y el aprovechamiento de las naturales complementariedades para alcanzar el desarrollo integral de nuestros pueblos.

Establecer una agenda sin exclusiones -agenda de 13 puntos-, donde todos los temas relevantes para ambos países son tratados -sin la premura que impone muchas veces la coyuntura, y con la perseverancia que demanda una empresa de estas características- ha resultado un acierto que pensamos se debe extender como política del futuro gobierno.

Si bien reconocemos los importantes avances, creemos que en algunas materias el progreso ha sido marginal, o nulo, como por ejemplo en lo referente al intercambio cultural y la cooperación técnica, por lo que sostenemos que se debe poner especial energía en profundizar, o replantear, aquellos asuntos que –estando relacionados con el objetivo de desarrollar y consolidar las confianzas mutuas- quedarán pendientes.

2. Aspectos de la relación a tener en cuenta

El buen nivel de relaciones observado, en buena medida, se debe a la permanencia del gobierno boliviano, que tiene el apoyo social necesario para emprender un diálogo sin tener la imperiosa necesidad de exhibir resultados a corto plazo.

Pese a ello, la estabilidad política interna en Bolivia es frágil (problema del regionalismo, estructura productiva, etc.), de manera que la política exterior de Chile debe velar por que el país no se constituya en factor de la política interna boliviana. Esto implica que se debe actuar con una redoblada cuota de responsabilidad -en términos retóricos y en las acciones concretas-.

3. Normalización de las relaciones

Las relaciones bilaterales con Bolivia tienen un nivel positivo y constructivo no conocido en el pasado, independientemente del hecho que no existan relaciones diplomáticas, asunto que no debe ser considerado como un bien o un objetivo en sí mismo. En efecto, por un lado, no tener relaciones diplomáticas otorga cierta flexibilidad a la relación bilateral y, por el otro, elimina un potencial foco de conflicto bilateral –o de herramienta de presión: el rompimiento de relaciones- y de debate interno en Bolivia.

El restablecimiento de relaciones diplomáticas que no se de en un marco de confianza, de claridad de expectativas, o que sea acelerado por una visión política de corto plazo, será necesariamente frágil. Un nuevo rompimiento significaría un paso atrás en el proceso de establecer confianzas y solucionar, a través del diálogo los temas pendientes.

Por tanto, el restablecimiento de relaciones diplomáticas no debe ser considerado como un fin en sí mismo, sino como una herramienta útil –en el marco de un proceso de largo aliento- para continuar el trabajo de solucionar los problemas conjuntamente.

4. Aspiración boliviana de una salida al mar

El acceso soberano al mar, profundo anhelo del pueblo boliviano, es un asunto de difícil solución, tanto por sus complejas derivaciones a nivel interno como externo, en ambos países. Políticamente, de cara a una elección, la posición a favor de una salida soberana al mar para Bolivia, no resulta provechosa para la popularidad de un candidato, por lo que debe ser explicada como un anhelo que no se pretende imponer.

Es preciso considerar que una solución positiva para la aspiración boliviana muy probablemente signifique incorporar un elemento externo a las partes, la voluntad de un tercer país: Perú (en cumplimiento del artículo primero del protocolo complementario al tratado de 1929). Por esto, hay que tener en cuenta que una solución definitiva a la demanda boliviana, que implique una salida al mar, -más allá de los deseos de chilenos y bolivianos- ha quedado en parte supeditada al resultado del litigio sobre la delimitación del territorio marítimo entre Chile y Perú que se lleva a cabo en La Haya.

La posición a favor de la salida al mar debe explicarse a la ciudadanía teniendo en cuenta las siguientes ideas:

• No puede hacerse por simple decisión política de la autoridad: debe existir un consenso en la opinión pública. Se debe asumir el compromiso de que cualquier decisión será consultada a la ciudadanía, a través del mecanismo que resulte conveniente y factible en términos jurídicos.
• Este tema pendiente, por mucha voluntad que se imprima en su solución, no será resuelto en un gobierno de cuatro ni de seis años. Hay que trabajar paso a paso, en una perspectiva de largo plazo. Mucho más que un discurso, se requiere una política que comprometa crecientemente a una amplia masa ciudadana.
• La política que se implemente en este sentido debe transmitir el mensaje de que está construida sobre una idea de país solidario, comprometido con su entorno, con la región, que considera la común pertenencia a un destino irrenunciable.
• Asimismo, y por sobre todo, la posición en torno a este tema debe transmitir una imagen madura, propia de un Presidente con visión de Estado y no de un mero aspirante. Es importante que la imagen proyectada logre transmitir realismo y que no genere anticuerpos, o que no pueda ser utilizada para simplificar el problema ni menospreciar la capacidad de dar gobernabilidad.
• Una posición que no considere estas perspectivas será vulnerable al cuestionamiento interno (ciudadanía, rivales políticos, FF.AA.) y externo (autoridades políticas, y medios de prensa, especialmente peruanos).
• En lo posible, evitar plantear el tema en términos de soberanía o cesión territorial. Señalar que es posible discutir soluciones novedosas y destacar que – pese a existir un fuerte elemento emotivo – lo más importante es que Chile y Bolivia – y Perú – deben caminar juntos hacia el desarrollo, en una perspectiva de futuro.

5. Propuestas programáticas

• Promover y continuar con la política de diálogo y de establecimiento de confianza mutua con Bolivia: seguir trabajando en torno a la agenda de 13 puntos, la que puede ser ampliada en tanto surjan nuevos temas. En este sentido, proponemos continuar con la revisión semestral del estado de avance de de los distintos temas que componen la agenda, mediante reuniones del Mecanismo de Consultas Políticas Chile Bolivia. También proponemos institucionalizar las reuniones mensuales entre Cancillerías y Consulados en ambas capitales, haciendo permanente lo acordado en la XIX reunión del Mecanismo de Consultas Políticas Chile-Bolivia.
• Se plantea como anhelo - pero no como meta ni como una necesidad de corto plazo - el restablecimiento de relaciones diplomáticas, en tanto Bolivia también estime que dicho paso deba tomarse.
• Aspiramos a una solución mutuamente satisfactoria a la pretensión boliviana de una salida al mar. Debemos trabajar arduamente en pos de generar las condiciones políticas en una perspectiva de largo plazo, en la construcción de confianza a nivel de gobiernos y de ciudadanías.
• Proponemos que cualquier decisión que afecte la unidad político-territorial del país sea previamente sometida a consulta y discusión abierta en el seno de las instituciones republicanas competentes, y sea aprobada por la ciudadanía mediante el mecanismo jurídicamente válido para tal propósito.
• El intercambio cultural y el mutuo conocimiento permitirá que ambas sociedades reconozcan la natural interdependencia y el común destino histórico que las vincula, por lo que pensamos que se debe promover no sólo el intercambio a nivel político sino, prioritaria y especialmente, a nivel de la sociedad civil. En tal sentido, se debe propulsar con energía la iniciativa, actualmente en estudio, que busca establecer un régimen migratorio favorable para estudiantes de educación superior. De igual modo, es importante que se concreten y se institucionalicen las reuniones de la Comisión Mixta sobre Educación, Ciencia y Tecnología, y la Comisión Mixta de Culturas.
• Un objetivo primordial del futuro gobierno debe ser colaborar con el proceso de desarrollo de los pueblos suramericanos, por lo que proponemos implementar una política de cooperación más comprometida.

Santiago de Chile, 2009

J. Hernández
Daniel Bello
Leslie Wehner
Loreto Correa

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