domingo, 4 de octubre de 2009

El candidato y la información privilegiada

Por: Eduardo Engel

A las 15.30 del 24 de julio de 2006 concluyó la reunión del directorio de Lan donde se aprobaron los estados financieros del primer semestre de ese año y se acordó los dividendos a repartir. Entre los directores que asistieron estaba Sebastián Piñera, quien 29 minutos más tarde compró tres millones de acciones de la empresa. Luego de que los estados financieros se hicieran públicos al día siguiente, las acciones de Lan subieron 110 pesos, lo cual se tradujo en una ganancia de 330 millones de pesos para el afortunado comprador.

Teniendo en cuenta lo anterior, el 6 de julio de 2007 la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) aplicó al empresario una sanción de UF 19.470 por "infracción al deber de abstención" al haber comprado acciones de Lan "contando con información privilegiada". Piñera decidió no apelar y pagó la multa.

Lo más probable es que quienes vendieron sus acciones a Piñera se habrían abstenido de vender si hubiesen conocido la información que tenía el directorio en ese momento. Porque cada vez que alguien con acceso a información privilegiada hace una ganancia, hay una contraparte que hace una pérdida de igual magnitud. La situación es más grave, porque los accionistas minoritarios e inversionistas extranjeros son renuentes a invertir en mercados accionarios poco transparentes, lo cual termina encareciendo el financiamiento de las empresas, reduciendo su inversión y la creación de mejores empleos.

En su defensa, Piñera argumentó que es discutible que los estados financieros contengan información privilegiada. Este argumento me parece impresentable. Los estados financieros contienen información que puede ser mejor, igual o peor que lo esperado por el mercado. Si es mejor, la acción subirá, si es peor, caerá. Aun si es igual, saber con certeza que no hay novedades constituye una ventaja respecto de quienes estiman que es así, pero no están seguros al respecto.

Un segundo argumento que utilizó Piñera fue que la controvertida compra de acciones fue sugerida por el modelo con que maneja sus inversiones en Lan, modelo que no utilizó la información revelada en los estados financieros. Este argumento es prácticamente imposible de refutar, porque dado un patrón de compraventa observado, no es difícil construir un modelo consistente con dicho patrón.

Es así como la distinción entre "utilizar información privilegiada" y "comprar poseyendo información privilegiada" es de poca relevancia en la práctica. Motivo por el cual las legislaciones de varios países desarrollados prohíben que los directores de empresas realicen transacciones antes de hacerse públicos los estados financieros.

Porque existe una variada gama de opciones para presentar una transacción que utilizó información privilegiada como una que no consideró dicha información y detectar martingalas de este tipo es prácticamente imposible.

¿En qué pensaba Piñera cuando decidió comprar acciones de Lan antes de que se conocieran los resultados financieros de la empresa? Ya había sido candidato presidencial y evidentemente pensaba postular de nuevo.

Lo sucedido sugiere, en el mejor de los casos, una falta de criterio grave. Dos destacados partidarios le sugirieron, en columna publicada en este diario en mayo, que venda Chilevisión y se deshaga ya de sus acciones en Lan para evitar conflictos de interés evidentes. ¿Por qué no sigue estos sabios consejos?

Conviene analizar lo que dice el Informe de Transparency International (TI) publicado hace poco más de una semana sobre la compra de acciones de Piñera a la luz de lo expuesto anteriormente. Los puntos de fondo me parecen válidos. Se establecen los hechos, se menciona los principales argumentos de la SVS y la defensa del empresario. En lo formal hay afirmaciones innecesarias, por ejemplo, cuando se afirma que se trata de uno de los hombres más ricos de Chile. Sin embargo, si se eliminan estas afirmaciones el informe sigue siendo una fuente potencialmente atractiva para quienes quieren ilustrar el pobre manejo del candidato de la Alianza de los conflictos de interés que nacen de su actividad empresarial.

Este episodio también ha puesto de manifiesto el gran desafío que significa definir el modus operandi de una organización no gubernamental como Chile Transparente. Mucho se ha comentado que el directorio no conoció el informe antes de su publicación. Sin embargo, la solución no pasa porque el directorio apruebe dichos informes. Una institución de este tipo no puede cumplir su misión sin incomodar, una y otra vez, a quienes detentan el poder en nuestra sociedad. Si en el futuro los informes de Chile Transparente que sirven de insumo para los informes anuales de TI van a ser aprobados por el directorio, seguramente se termine optando por no ofender ni al gobierno ni a la oposición y esta organización habrá perdido su razón de ser.

La reacción de los partidarios de Piñera a propósito de este episodio me parece destemplada. Han utilizado todo el poder de que disponen para atacar y desprestigiar a quienes ven como parte de un complot para evitar que su candidato gane la elección presidencial. Han argumentado la existencia de conflictos de interés de todo tipo luego de negarse a reconocer que existen conflictos de interés evidentes entre quienes han liderado el diseño programático del candidato de la centroderecha. Si se comportan de esta forma mientras son oposición, no quiero ni imaginar el enorme costo personal y profesional que pagará todo aquel que se atreva a cruzarse en su camino en caso de que lleguen a ser gobierno.

Fuente: La Tercera (Chile)

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