miércoles, 7 de octubre de 2009

Política Exterior - Relaciones con Perú

Algunas ideas y asuntos a considerar para elaborar un programa de gobierno

1. Diagnóstico
2. Aspectos de la relación a tener en cuenta
3. Vínculos económicos
4. Límites marítimos y controversia en la Corte de La Haya
5. Generación de confianza mutua
6. Propuestas programáticas

1. Diagnóstico

Con el Perú nos une la historia; sólidos vínculos quedan de manifiesto al escudriñar el pasado, y descubrir el origen y destino final de personajes que dejaron marca en la gestación y desarrollo del Chile republicano. Basta con recordar que don Juan Egaña -redactor de la Constitución de 1823- nació y estudió en Lima, y que Bernardo O’Higgins –prócer de la independencia- encontró refugio y finalmente murió en la capital peruana. Origen y destino común, es la idea fuerza que debe guiar el espíritu de las relaciones bilaterales en una perspectiva de mediano y largo plazo.

Sabemos perfectamente que múltiples acontecimientos -en los casi 200 años de República-, han constituido barreras que hacen difícil mantener relaciones armónicas, y que actualmente el panorama es grisáceo y poco alentador. La Guerra del Pacífico proyecta su sombra hasta el presente, y las pretensiones peruanas de modificar los límites marítimos, pactados en 1952 y 1954, mediante el arbitraje de la Corte de La Haya, hacen de este un contexto particularmente complejo.

La actual coyuntura demanda especial prudencia y responsabilidad; apoyamos –indubitablemente- las gestiones que el gobierno de Michelle Bachelet ha emprendido con el fin de ratificar la postura chilena ante la Corte de La Haya, y creemos que -como política de Estado- el futuro gobierno debe comprometerse a mantener el rumbo determinado por la actual administración.

A pesar de la adversidad, tenemos la firme convicción de que Chile y Perú podrán recorrer juntos –codo a codo- la senda que encamina hacia el progreso, única forma verdadera de velar por el interés superior y el desarrollo de nuestros pueblos. En tal sentido, vemos como indispensable hacer un esfuerzo por profundizar la creciente interdependencia cultural, social y económica, en el marco de una institucionalidad que asegure una interrelación inclusiva, así como un intercambio comercial basado en el desarrollo sustentable de ambos países. La energía debe estar puesta, además, en abrir espacios que permitan reconstruir confianzas, tanto a nivel político como –principalmente- a nivel de la sociedad civil, forjando así, desde la base, los cimientos de un próspero porvenir.

2. Aspectos de la relación a tener en cuenta

La política interna del Perú está marcada y condicionada por una secular debilidad institucional (agravada durante el gobierno del binomio Fujimori-Montesinos). Particularmente, el sistema de partidos muestra una notoria fragmentación horizontal y vertical que complejiza el actuar de los gobernantes, en los diferentes niveles administrativos, y dificulta que las decisiones y acciones emprendidas por los representantes –y los representantes mismos-, gocen de un significativo respaldo ciudadano. Es importante tener este factor en consideración ya que la política exterior peruana responde muchas veces a la necesidad de neutralizar o relativizar los problemas internos, ocasionados -las más de las veces- por lo que podríamos llamar la “impopularidad estructural” y poca legitimidad de quienes ostentan el poder (aún siendo autoridades democráticamente elegidas ).

3. Vínculos económicos

Sin duda, la relación con Perú es y seguirá siendo prioritaria para Chile. El intercambio comercial es vigoroso y creciente (aunque en la actualidad se ha visto mermado por la crisis económica), llegando a significar cerca de 3,000 millones de dólares anuales. Las inversiones chilenas en el vecino del Norte bordean los 6,500 millones de dólares, representando el 14% del total de inversiones chilenas en el exterior. Últimamente las inversiones peruanas en Chile han aumentado considerablemente empinándose hasta los 2,500 millones de la moneda estadounidense. Estos datos demuestran que, más allá de las pasiones y complicaciones coyunturales, existe un sólido vínculo económico y comercial que en parte puede ayudar a cimentar una más provechosa e interdependiente relación futura.

La entrada en vigencia –en marzo pasado- del Tratado de Libre Comercio entre los dos países, permitirá muy probablemente fortalecer los lazos e incrementar los flujos comerciales y de inversión directa, principalmente gracias a la certeza jurídica y las herramientas que el acuerdo brinda para la solución de controversias, en beneficio de ambas partes.

4. Límites marítimos y controversia en la Corte de La Haya

Chile no reconoce la existencia de un tema pendiente en relación a la delimitación marítima en la frontera Norte, asunto que quedó zanjado en los acuerdos trilaterales suscritos en 1952 y 1954, siendo signantes de los mismos Ecuador, Perú y Chile. No obstante aquello, se reconoce el derecho de Perú de llevar el caso a la Corte de La Haya, y el deber de Chile de aceptar el veredicto que de ella emane en virtud de los tratados internacionales que el país ha firmado y ratificado –partiendo por el Pacto de Bogotá de 1948-.

Siendo este un asunto de Estado, frente al que es necesario mostrar la máxima responsabilidad y, ante todo, unidad nacional, resulta poco conveniente extender y profundizar discusiones internas en tal sentido. Creemos que lo más apropiado es mostrar un apoyo irrestricto a las gestiones del actual gobierno, radicadas en el cuerpo designado de profesionales de Cancillería y expertos externos al Ministerio. Comentarios más allá de lo expuesto en este apartado sólo generarán distorsión y ruido, entorpeciendo la labor de quienes están a cargo.

5. Generación de confianza mutua

El ambiente enrarecido generado por la disputa en La Haya erosiona con particular eficacia las confianzas entre los dos países, y erige escollos capaces de entorpecer por mucho tiempo las relaciones bilaterales. Por esto es que vemos como fundamental intentar –siempre que sea posible y no choque con intereses nacionales superiores- llevar a la práctica los distintos programas de entendimiento y de intercambio suscritos en el pasado, así como implementar nuevas medidas de intercambio en el ámbito cultural, académico, estudiantil, empresarial, etc., buscando así propulsar un proceso que permita la construcción y fortalecimiento de la confianza mutua, y que en definitiva posibilite el entendimiento armónico y el progreso.

Mirando las cosas con objetividad, podemos dar por seguro que las relaciones intergubernamentales se mantendrán relativamente tensas, al menos hasta que concluya el proceso en la Corte de La Haya (el juicio durará –al menos- cuatro o cinco años, luego de presentada la Contramemoria), por lo cual creemos que para avanzar hacia el objetivo enunciado en el título de este apartado, la mejor opción es apoyar todas aquellas iniciativas que permitan fortalecer vínculos entre actores de la sociedad civil, sin que esto signifique -en caso alguno- desatender las relaciones formales entre gobiernos, ni descuidar los canales tradicionales de comunicación.

6. Propuestas programáticas

• Impulsar la creación de un grupo de trabajo permanente sobre las temáticas vecinales en el contexto de la Dirección de América del Sur, que comprometa la asignación de recursos humanos que posibilite la permanente atención de los temas culturales, de cooperación e intercambio con sus pares peruanos. La existencia de este grupo de trabajo tendrá como misión principal monitorear el estado de las relaciones de manera permanente en conjunto con los funcionarios del servicio exterior destacados en las misiones chilenas.
• Apoyar todas aquellas iniciativas surgidas en el seno de la sociedad civil, que tengan como fin fortalecer los vínculos culturales entre ambos países, y que ayuden a la tarea de generar confianzas mutuas.
• Generar las condiciones adecuadas para posibilitar un fluido y creciente intercambio de estudiantes y académicos, así como una continua producción intelectual conjunta, fortaleciendo el nexo entre instituciones universitarias de Chile y Perú.
• Revisar y mejorar constantemente los marcos normativos que permitan asegurar las óptimas condiciones de permanencia y establecimiento de los migrantes chilenos y peruanos en ambos países.
• Promover y apoyar la concreción de aquellos proyectos de infraestructura enmarcados en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) que buscan mejorar la integración física del llamado Eje Interoceánico Central.

Santiago de Chile, 2009

Daniel Bello
J. Hernández
Loreto Correa
Leslie Wehner

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