martes, 4 de agosto de 2009

La tasa de ahorro de los Estados Unidos y el futuro del dólar

Por: Martin Feldstein

La tasa de ahorro de los hogares americanos ha experimentado un marcado aumento desde el comienzo de este año, al alcanzar en mayo el 6,9 por ciento de la renta personal neta de impuestos, el mayor desde 1992. En la economía actual, eso equivale a unos ahorros anuales de 750.000 millones de dólares.

Si bien una tasa de ahorro de 6,9 por ciento no es mucha en comparación con la de muchos otros países, constituye un cambio espectacular en comparación con la tasa de ahorro de los hogares de menos del 1 por ciento con la que contaron los Estados Unidos en 2005, 2006 y 2007.

Antes de que empezara a aumentar el año pasado, la tasa de ahorro de los hogares de los EE.UU. había estado disminuyendo durante más de 20 años como consecuencia del aumento del nivel de riqueza de los hogares. El aumento del mercado de valores y el mayor valor de las viviendas indujo a las personas a consumir una parte mayor de sus ingresos y ahorrar menos. A consecuencia de ello, la mayoría de las personas con trabajo redujo la cantidad que ahorraba para su jubilación y los jubilados pudieron aumentar sus gastos. La tasa neta de ahorro cayó hasta casi cero.

Sin embargo, la rápida reducción de la riqueza de los hogares en los dos últimos años puso fin a esa situación. Unos precios espectacularmente menores de las acciones y una disminución del 35 por ciento en los precios de las viviendas redujo la riqueza de los hogares en 14 billones de dólares, pérdida equivalente al 140 por ciento de la renta anual disponible, Ahora las personas tienen que ahorrar más a fin de prepararse para la jubilación y los jubilados tienen menos riqueza para gastar. Con vistas al futuro, la tasa de ahorro puede aumentar aún más y, en cualquier caso, seguirá siendo alta durante muchos años.

El aumento de la tasa de ahorro de los hogares reduce la necesidad en los Estados Unidos de fondos extranjeros para financiar su inversión empresarial y construcción de viviendas. Por sí sola, la actual tasa anual de ahorro de los hogares, que asciende a 750.000 millones de dólares, podría substituir la cantidad de entradas de capital procedentes del resto del mundo. Como el nivel más alto de la tasa anual de entradas de capital ascendió a 803.000 millones de dólares (en 2006), el aumento del ahorro de los hogares podría eliminar casi toda la dependencia de capital extranjero en los Estados Unidos.

Las entradas anuales de capital equivalen todos los años al actual déficit por cuenta corriente de los EE.UU.: la suma del déficit comercial más el interés y los dividendos netos que el Gobierno de los Estados Unidos y las empresas de los Estados Unidos deben al resto del mundo. Así, pues, la disminución de las entradas de capital llevaría consigo una reducción del déficit comercial. Como la reducción del déficit comercial requiere aumentar las exportaciones y reducir las importaciones, el valor internacional del dólar debe disminuir para que los productos de los EE.UU. resulten más atractivos a los compradores extranjeros y los bienes y servicios de los EE.UU más atractivos para los consumidores americanos.

Sin una bajada del dólar y el consiguiente aumento de las exportaciones netas, una tasa mayor de ahorro y un gasto en consumo reducido, podrían provocar una profunda depresión en la economía de los EE.UU. En cambio, un dólar más bajo hace que la reducción del consumo cuadre con el pleno empleo al trasladar el gasto en consumo de las importaciones a los bienes y servicios nacionales y complementar ese aumento de la demanda nacional con un aumento de las exportaciones.

Pero sólo si un mayor ahorro de los hogares resulta inferior a un aumento del gasto por parte del Gobierno, es decir, mediante un mayor déficit gubernamental, se creará ese vínculo directo entre un mayor ahorro de los hogares y un valor inferior del dólar, Un gran déficit fiscal aumenta la necesidad de fondos extranjeros para evitar la reducción de la inversión privada. Dicho de otro modo, el valor del dólar refleja el ahorro nacional total, no sólo el ahorro en el sector de los hogares.

Lamentablemente, el déficit fiscal de los EE.UU. seguirá siendo, según las proyecciones, alto durante muchos años. Según las proyecciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso, el déficit presupuestario del Gobierno ascenderá a un 5,2 por ciento por término medio durante el próximo decenio y ascenderá al 5,5 por ciento del PIB dentro de un decenio. Si se da ese alto nivel de deuda pública, absorberá todo el ahorro de los hogares aun con su actual nivel elevado. Eso significaría que los EE.UU. seguirían necesitando importantes entradas de capital extranjero para financiar la inversión de las empresas y la construcción de viviendas. Así, pues, el dólar tendría que mantenerse en su nivel actual para seguir creando el gran déficit comercial y las consiguientes entradas de capital.

Naturalmente, es posible –probable, me parece a mí– que China y otros prestamistas extranjeros no estén dispuestos a seguir aportando el actual volumen de préstamo a los EE.UU. La reducción de su demanda de dólares hará que el dólar baje y el déficit comercial disminuya. Esa reducción del déficit comercial y la consiguiente disminución de las entradas de capital provocarán una subida de los tipos de interés reales en los EE.UU. y éstos reducirán el nivel de inversión de las empresas y de la construcción de viviendas hasta que se pueda financiarlas con el menor volumen de ahorro nacional más las menores entradas de capital.

Aunque el mayor nivel de ahorro de los hogares limitará el aumento de los tipos de interés en los EE.UU., no por ello la combinación de grandes déficits fiscales futuros y menor disposición de los prestamistas extranjeros a comprar valores de los EE.UU. dejará de provocar una bajada del dólar y un aumento de los tipos de interés en los EE.UU.

Fuente: Project Syndicate

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