martes, 4 de agosto de 2009

Bases EE.UU en Colombia: Brasil levanta la voz

Por: Cristian Leyton Salas

El canciller brasileño Celso Amorim, en una entrevista publicada en el diario Folha de Sao Paulo, señaló que su país está "preocupado" por la intención de Estados Unidos de ampliar su presencia militar y civil en América latina, específicamente en tres bases militares colombianas hasta 2019.

Según este personero, "...lo que preocupa a Brasil es una presencia militar fuerte, cuyo objetivo y capacidad parecen ir mucho más allá de lo que pueda ser la necesidad interna de Colombia". El canciller Amorim fue claro en señalar que Brasilia duda de las reales intenciones de los EE.UU en orden a servirse de estas bases para ,únicamente ,luchar contra el narcotráfico. Habría algo más... Tanta es la preocupación de la Administración de Obama que este decidió enviar a su consejero de Seguridad Nacional, Jim Jones, con la misión de explicarle a Lula los detalles del acuerdo con Colombia.

Ruidos y señales estamos recibiendo desde el extremo norte de América del Sur, todo parece indicar que la luna de miel entre Brasil y los EE.UU. está llegando a su fin y que una convivencia “normal” se está imponiendo. Una convivencia según los dictámenes de un sistema hemisférico sometido a los vaivenes propios del realismo político.

Para los Estados Unidos de Barack Obama resulta complicado establecer el equilibrio entre las necesidades geopolíticas tradicionales de su país en la región, romper, a su vez, con la imagen de una potencia hegemónica, que impone a la región un "orden" según sus intereses y por otro lado, establecer su propia firma política, más consensuada y en absoluto "preventiva".

No lo obstante ello, Obama mantiene la tendencia impuesta por su antecesor. Recordemos que Bush, siguiendo imperativos económicos y estratégicos decidió transformar la naturaleza de sus bases militares en el hemisferio sur latinoamericano. Para ello se establecieron las llamadas "bases FOL" (Forward Operating Locations). Bases altamente funcionales, poco visibles pero adaptadas a las nuevas necesidades de los EE.UU.: capacitadas para acoger grandes contingentes, en poco tiempo y con capacidades de alta proyección de fuerza.

Hoy, los EE.UU., se ven afrontados a una problemática mayor. De las tres bases oficiales que poseían en el hemisferio, es decir, en Ecuador, en El Salvador y en las Islas Azores (sin contar el contingente de Colombia), deben restituir la primera, mientras que la segunda siga posiblemente el mismo camino. En efecto, la base de Manta, en Ecuador deben restituirla al breve plazo (como resultado de la llegada al poder un gobierno bolivariano). En El Salvador, recordémoslo, llegó al poder el Mauricio Funes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) vislumbrándose posible una restitución, reeditando con ello la postura de Rafael Correa. Por estas razones, los EE.UU. necesitan reforzar su presencia en la zona, siendo Colombia la elección natural y lógica.

Brasil, frente a las negociaciones entre Uribe y Obama por incrementar la presencia estadounidense en su suelo, se encuentra entre la espada y la pared: mantener y alimentar las “nuevas” buenas relaciones con su antiguo adversario, los EE.UU, mientras que por otro lado, aparecer como la potencia regional con rango hegemónico que “protege” y “defiende” su espacio de influencia, es decir Sudamérica.

El factor Chávez desempeña aqui también un papel central. Brasil siente que, para limitar el poder de influencia del chavismo ,debe “cortarle el pasto” antes que éste se alimente de el. En este caso, “el pasto” es la presencia de los EE.UU en la zona, con sus bases militares y sus políticas de cooperación militar. Por ello, para Lula, es fundamental que la lógica de la “potencia benigna” se materialice y que los EE.UU reconozcan, de una vez por todas, que el tiempo de su presencia en la zona llegó a su fin y que el espacio vacío lo deben llenar ellos, Brasil.

Fuente: La Tercera

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