viernes, 20 de febrero de 2009

Accidentes insólitos

Por: Raúl Sohr

Un juego de probabilística diría que las posibilidades de que un satélite choque con otro son increíblemente remotas. Lo mismo cabe pensar de dos submarinos nucleares que se estrellen en el fondo del Océano Atlántico. Como ambos incidentes tuvieron lugar recientemente la conclusión puede ser una sola: los accidentes ocurren, aunque las probabilidades sean nimias.

En el caso de los satélites, uno ruso y otro estadounidense, el daño al medio ambiente es menor aunque generaron bastante basura espacial. El Comando Estratégico de Vigilancia Espacial de Estados Unidos observó dos nubes de desechos causados por el choque. Se estima que unos 600 fragmentos fueron generados por la colisión entre las naves, que en conjunto pesaban más de una tonelada y media. Es la primera vez que se produce semejante accidente. Hasta ahora se han registrado sólo cuatro choques pero ha sido entre partes descartadas de cohetes y otros restos de naves. Según las observaciones ya hay unos 17 mil fragmentos de diversos tamaños, pero superiores a los diez centímetros, orbitando la Tierra.

El choque de los submarinos es un asunto más serio, puesto que son tripulados y llevaban a bordo una enorme carga nuclear. Se ignoran los detalles de las razones por las cuales los navíos nucleares, el Triomphant francés, y el HMS Vanguard británico, que navegaban a gran profundidad en el Atlántico norte, "entraron en contacto brevemente", según el servicio de comunicación de la Marina francesa. En Londres, el jefe de la Royal Navy, sir Jonathon Band, indicó que las naves "entraron en contacto a muy baja velocidad". Las unidades concluían sus respectivas misiones de patrullaje, de 70 días, que las lleva a "anidar" en el fondo del océano.

Llama la atención que el encontrón fue admitido, con relativa plenitud, a más de diez días de ocurrido. Ambas naves, que en conjunto llevan 265 hombres, constituyen las unidades más avanzadas de sus respectivas armadas. Cada submarino porta 16 misiles nucleares balísticos que contienen entre seis y ocho ojivas independientes. Si alguna de las naves hubiese resultado con su casco perforado se hubiera vivido una tragedia. Testigos señalan que el Vanguard mostraba abolladuras a su llegada a Escocia. Es curioso que ambas armadas se apresuraran en aclarar que sus respectivas capacidades disuasivas no resultaron afectadas. ¿A quién está dirigido el mensaje en estos días en que ya no existe la Unión Soviética? Es necesario que submarinos con una capacidad destructiva superior a más de mil Hiroshima surquen los océanos?

El capitán Jerôme Eurlin, vocero de la Armada francesa, explicó que "cuando concebimos submarinos nucleares hoy en día, están hechos para emitir menos ruido que el del fondo del mar. Son dos submarinos supersilenciosos los que se encontraron y su capacidad de oírse mutuamente ha probado ser insuficiente". Los expertos dicen que los sonares de última generación pueden oír incluso el aleteo de pequeños peces. Y, sin embargo, no detectaron a enormes estructuras de 150 metros. Ambas marinas insisten en que se trató de una increíble coincidencia. Pero es sabido que las armadas de la OTAN, incluida Francia, intercambian informaciones sobre el despliegue de sus submarinos estratégicos.

Sea como fuere, las naves más modernas de dos de las mejores armadas del mundo han sufrido un accidente que pudo derivar en una pesadilla. Lo ocurrido refuerza las voces de quienes exigen abolir las armas atómicas de la faz de la Tierra y de los océanos.

Fuente: La Nación (Chile).

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