martes, 30 de septiembre de 2008

El estado del mundo

Por: Ban Ki-moon

Todos reconocemos los peligros de hoy. Una crisis financiera global. Una crisis energética global. Una crisis de alimentos global. Las conversaciones sobre comercio colapsaron, una vez más.

Existen nuevos estallidos de guerra y violencia. El cambio climático amenaza cada vez más claramente nuestro planeta. Decimos que los problemas globales exigen soluciones globales.

Pero, ¿hacemos algo? En verdad, hoy, también enfrentamos una crisis diferente -el desafío del liderazgo global-. Están surgiendo nuevos centros de poder y liderazgo -en Asia, América latina y en todo el mundo recientemente desarrollado.

En este nuevo mundo, los desafíos son cada vez más los de la colaboración, no la confrontación. Las naciones ya no pueden proteger sus intereses, o mejorar el bienestar de sus pueblos, sin la colaboración del resto.

Sin embargo, veo el peligro de que las naciones miren hacia adentro y no hacia un futuro compartido. Veo el peligro de retroceder en el progreso que hemos realizado, particularmente en el terreno del desarrollo económico y la justicia a la hora de compartir los frutos del crecimiento global.

Sí, el crecimiento global sacó a miles de millones de personas de la pobreza. Sin embargo, si uno está entre los pobres del mundo, nunca habrá sentido la pobreza con tanta crudeza. Sí, nunca se abrazó tan ampliamente el derecho y la justicia internacional. Sin embargo, quienes viven en países donde se abusa de los derechos humanos nunca han sido tan vulnerables.

Sí, la mayoría de nosotros vive en paz y seguridad. Sin embargo, la violencia se está agravando en muchas naciones: Afganistán, Somalia, la República Democrática de Congo, Irak y Sudán.

Sus problemas son parte de la emergencia de desarrollo que enfrentamos. En el último año, el precio del combustible, de los alimentos y de las materias primas subió de manera alarmante. Los países ricos temen por una recesión, mientras que los pobres ya no pueden darse el lujo de comer.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son parte de la solución. Pero el progreso en esta materia ha sido desparejo. No se cumplieron las promesas. No obstante, hemos logrado lo suficiente como para saber que los objetivos están al alcance.

La ONU es el adalid de los más vulnerables. Cuando acecha el desastre, actuamos. Lo hicimos este año en Haití y otras naciones del Caribe afectadas por los huracanes. Lo hicimos después del ciclón Nargis en Myanmar, donde el desafío hoy es luchar por el progreso político, inclusive pasos creíbles en materia de derechos humanos y democracia.

Hemos ayudado a la gente afectada por serias inundaciones en el sudeste asiático, y por las sequías en el noreste de Africa, donde 14 millones de personas necesitan ayuda de emergencia. Desde que asumí, he instado a que se tomaran medidas más vigorosas en Somalia. ¿Debemos esperar y ver cómo más niños mueren en la arena?

La crisis de alimentos global no se extinguirá por sí sola. Ahora puede haber desaparecido de los titulares. El año pasado, a esta altura, el arroz costaba 330 dólares por tonelada. Hoy cuesta 730 dólares. La gente que solía comprar arroz por bolsa ahora lo hace por puñado. Quienes hacían dos comidas por día ahora se las arreglan con una sola.

La ONU se concentró en que semillas y fertilizantes llegaran a manos de los pequeños agricultores. Buscamos una nueva "revolución verde" en Africa. Pero carecemos de nuevos recursos. La comunidad internacional no equiparó las palabras con las acciones.

En Burundi y Sierra Leona, Liberia y Timor Oriental, nuestros recursos están bajo tensión porque las fuerzas de paz de las Naciones Unidas están ayudando a los países a doblar la esquina en busca de la paz. Sin embargo, la diplomacia preventiva de la ONU suele ser fundamental. Vemos los frutos en Nepal, Kenia y, con suerte, en Zimbabwe.

De la misma manera, existe una posibilidad real de reunificar a Chipre. En Georgia, las Naciones Unidas pueden ayudar a aliviar las tensiones que resultan del conflicto reciente. En Costa de Marfil, ayudaremos a organizar elecciones antes de fin de año -un avance importante hacia la recuperación y la democracia.

Pero es peligroso pensar que las Naciones Unidas pueden abordar los problemas complejos de hoy sin el pleno respaldo de sus estados miembro. En Darfur, por caso, enfrentamos un continuo desafío para cumplir los plazos de despliegue. Carecemos de activos y personal críticos. Si no están respaldados por recursos, los mandatos están vacíos.

Y ahora todo nuestro trabajo -financiar el desarrollo, realizar inversión social en países ricos y pobres, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las fuerzas de paz- está en peligro debido a la crisis financiera global. Es necesario restablecer el orden en los mercados financieros internacionales. Debemos pensar en un nuevo orden económico global que refleje más plenamente las realidades cambiantes de nuestro tiempo.

Esas realidades instan a una continua acción por parte de las Naciones Unidas en innumerables frentes: combatir la malaria y el sida, reducir la mortalidad maternal e infantil, combatir el terrorismo global y asegurar el desarme y la no proliferación nuclear. En la Península Coreana, deben implementarse todos los acuerdos de las conversaciones de seis partes, e Irán debe cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad y cooperar plenamente con la Agencia Internacional de Energía Atómica.

El área de los derechos humanos, por sobre todo, exige nuestra vigilancia. La justicia debe tratarse como un pilar de la paz, la seguridad y el desarrollo. Debemos fomentar "la responsabilidad de proteger". A pesar de las dificultades políticas reales, no podemos permitir que los delitos contra la humanidad no sean castigados.

El cambio climático sigue siendo la cuestión definitoria de nuestra época. Debemos recuperar nuestro dinamismo. Nuestra primera prueba se producirá en tres meses en Poznan, Polonia. Para entonces, necesitamos una visión compartida de un nuevo acuerdo sobre cambio climático global que reemplace el Protocolo de Kyoto, que caduca en 2012.

La base de todo el trabajo de las Naciones Unidas es la responsabilidad. Necesitamos cambiar la cultura de la ONU. Debemos volvernos más rápidos, más flexibles y más efectivos -más modernos-. Debemos reemplazar nuestro sistema actual de contratos y condiciones de servicio, que son disfuncionales y desmoralizadores.

Pero los estados miembro de la ONU también deben asumir responsabilidades. Las resoluciones que exigen operaciones de paz no pueden seguir sancionándose sin las tropas, el dinero y el material necesarios. No podemos enviar personal valiente de la ONU -25 de sus miembros murieron este año- a todo el mundo sin garantizar su seguridad. No podemos reformar esta organización sin los recursos necesarios.

Las incertidumbres de hoy pasarán, pero sólo si actuamos con sabiduría y responsabilidad. Al hacerlo, estableceremos el marco para una nueva era de estabilidad y prosperidad global, compartida más amplia y equitativamente.

Fuente: www.project-syndicate.org

La amenaza antiintelectual americana

Por: Jeffrey D. Sachs

En los últimos años, los Estados Unidos han contribuido más a la inestabilidad mundial que a la resolución de los problemas mundiales. Ejemplos de ello son, entre otros, la guerra del Iraq, lanzada por los EE.UU con falsas premisas, el obstruccionismo de las medidas encaminadas a frenar el cambio climático, una escasa ayuda para el desarrollo y la violación de tratados internacionales, como, por ejemplo, los Convenios de Ginebra. Si bien muchos factores han contribuido a las acciones desestabilizadoras de los Estados Unidos, uno poderoso es el antiintelectualismo, ejemplificado recientemente por la repentina popularidad de la candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin.

Por antiintelectualismo entiendo en particular una perspectiva agresivamente anticientífica, respaldada por el desdén a quienes se atienen a la ciencia y sus pruebas. Las amenazas que afronta una gran potencia como los EE.UU. exigen un análisis riguroso de la información conforme a los mejores principios científicos.

El cambio climático, por ejemplo, plantea amenazas terribles al planeta que se deben evaluar conforme a las normas científicas actuales y la capacidad en desarrollo de la ciencia del clima. El proceso científico mundial llamado Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que ha obtenido el premio Nobel, ha establecido el criterio del rigor científico para el análisis de las amenazas de cambio climático provocado por la Humanidad. Necesitamos a políticos con conocimientos científicos y adeptos al pensamiento crítico basado en las pruebas para que plasmen esos hallazgos y recomendaciones en políticas y acuerdos internacionales.

Sin embargo, en los EE.UU. las actitudes del Presidente Bush, de republicanos influyentes y ahora de Sarah Palin han sido lo contrario de científicas. La Casa Blanca ha hecho todo lo que ha podido durante ocho años para ocultar el abrumador consenso científico sobre la contribución humana al cambio climático. Ha intentado impedir que los científicos oficiales hablen sinceramente al público. The Wall Street Journal ha propagado posiciones anticientíficas y seudocientíficas para oponerse a las políticas encaminadas a luchar contra el cambio climático provocado por la Humanidad.

Esos planteamientos anticientíficos han afectado no sólo a la política del clima, sino también a la política exterior. Los EE.UU. fueron a la guerra con el Iraq a partir de los instintos viscerales y las convicciones religiosas de Bush y no de pruebas rigurosas. Asimismo, Palin ha llamado a la guerra del Iraq “una tarea inspirada por Dios”.

No se trata de personas aisladas, aunque poderosas, que están divorciadas de la realidad. Reflejan el hecho de que un porcentaje importante de la sociedad americana, que actualmente vota principalmente a los republicanos, rechaza o simplemente desconoce pruebas científicas básicas relativas al cambio climático, la evolución biológica, la salud humana y otras esferas. Por lo general, dichos votantes no rechazan los beneficios de las tecnologías resultantes de la ciencia moderna, pero sí las pruebas y las recomendaciones de los científicos sobre políticas públicas.

Según recientes encuestas de opinión realizadas por la Fundación Pew, mientras el 58 por ciento de los demócratas creen que la Humanidad está causando el calentamiento planetario, sólo el 28 por ciento de los republicanos lo creen. Asimismo, según una encuesta realizada en 2005, el 59 por ciento de los republicanos que se declaran conservadores rechazaron cualquier teoría de la evolución, mientras que el 67 por ciento de los demócratas progresistas aceptaron alguna versión de la teoría evolucionista.

Desde luego, algunos de esos negacionistas son simplemente ignorantes en materia de ciencia, víctimas de la deficiente calidad de la enseñanza de la ciencia en los Estados Unidos, pero otros son fundamentalistas bíblicos, que rechazan la ciencia moderna, porque interpretan la palabra de la Biblia como literalmente verdadera. Rechazan las pruebas geológicas del cambio climático, porque rechazan la propia ciencia de la geología.

La cuestión a la que nos referimos aquí no es la de la religión contra la ciencia. Todas las grandes religiones tienen tradiciones de intercambio fructífero con la investigación científica y, de hecho, la apoyan. La edad de oro del Islam, hace un milenio, fue también aquella en que la ciencia islámica orientó al mundo. El Papa Juan Pablo II declaró su apoyo a la ciencia básica de la evolución y los obispos católicos romanos son convencidos partidarios de que se limite el cambio climático provocado por la Humanidad basándose en pruebas científicas.

Varios científicos destacados, incluido uno de los mayores biólogos del mundo, E.O. Wilson, se han dirigido a las comunidades religiosas para que apoyen la lucha contra el cambio climático provocado por la Humanidad y la lucha en pro de la conservación biológica y dichas comunidades religiosas les han respondido en armonía con la ciencia.

El problema es un fundamentalismo agresivo que niega la ciencia moderna y un antiintelectualismo agresivo que ve a los expertos y los científicos como el enemigo. Esas concepciones son las que pueden acabar propiciando que muramos todos. Al fin y al cabo, esa clase de extremismo puede acabar conduciendo a la guerra, basándose en concepciones pervertidas sobre que una guerra determinada es deseada por Dios en lugar de un fracaso de la política y la cooperación.

En muchas declaraciones, Palin parece decidida a invocar a Dios en sus juicios sobre la guerra, señal siniestra para el futuro, si es elegida. Desde luego, animará a muchos enemigos a recurrir a sus propias variedades de fundamentalismo para que devuelvan el ataque a los EE.UU. Los extremistas de los dos bandos acaban poniendo en peligro a la gran mayoría de los seres humanos, que no son extremistas ni fundamentalistas anticientíficos.

Resulta difícil saber con certeza a qué se debe el aumento del fundamentalismo en tantas partes del mundo. Lo que está sucediendo en los EE.UU., por ejemplo, no ocurre en Europa, sino que es característico de algunas partes de Oriente Medio y del Asia central. Parece que el fundamentalismo surge en épocas de cambios trascendentales, cuando los órdenes sociales tradicionales se ven amenazados. El surgimiento del fundamentalismo americano moderno en política data de la era de los derechos humanos en el decenio de 1960 y, al menos en parte, refleja una reacción violenta entre los blancos contra la fuerza económica y política en aumento de los grupos minoritarios no blancos e inmigrantes en la sociedad estadounidense.

La única esperanza para la Humanidad es la de que se pueda substituir el círculo vicioso del extremismo por una comprensión mundial compartida de las amenazas en gran escala relacionadas con el cambio climático, los abastecimientos alimentarios, la energía sostenible, la escasez de agua y la pobreza. Los procesos científicos mundiales, como el IPCC, son decisivos, porque representan nuestra mayor esperanza de creación de un consenso basado en las pruebas científicas.

Los EE.UU. deben regresar al consenso mundial basado en la ciencia compartida y no en el antiintelectualismo. Ése es el imperativo urgente en el corazón de la sociedad americana actual.

Fuente: www.project-syndicate.org

lunes, 29 de septiembre de 2008

EEUU: ¿Estamos asistiendo al final de la República?

Por: Jesse Jackson

¿Estamos asistiendo al final de la República? ¿Suena histérico? Pues miren cómo el secretario del Tesoro, Hank Paulson, propone administrar los 700 mil millones de dólares –unos 2 mil dólares por cada hombre, mujer y niño de los EEUU— que precisa para rescatar a los bancos.

Exige poder para comprar "los activos en dificultades de todas las instituciones financieras… en los términos y bajo las condiciones que determine el Secretario", y sus decisiones "no podrán ser revisadas por ningún tribunal de justicia ni por agencia pública alguna", de acuerdo con el texto de la propuesta legislativa del Departamento del Tesoro de los EEUU. En otras palabras, dadle 700 mil millones de dólares para que los gaste según le acomode y cerrad el pico.

La ocasión propiciatoria de este insulto a la Constitución republicana es la peor catástrofe financiera desde los tiempos de la Gran Depresión. En sustancia, se nos mantiene bajo chantaje: o nos dais el dinero en los términos exigidos, o los bancos se cargarán la economía global.

Sabemos cómo se ha llegado hasta aquí. Décadas de políticas económicas temerarias y de ideas insensatas —desregulación, desmantelamiento de las agencias reguladoras, aparición de un sistema bancario en la sombra al que se consintió desarrollarse sin límite alguno, fundamentalistas de mercado sermoneando sinsentidos sobre mercados siempre eficientes y siempre autocorrectores— dejaron a los tahúres de Wall Street vía libre para especular a sus anchas. Tomaron a préstamo cantidades ingentes, inventaron nuevos y complejos instrumentos y, de paso, se metieron millones en los bolsillos. Buena parte de todo eso dependía del alza de los precios inmobiliarios. Prestamistas predadores perpetraron préstamos a gentes que carecían de medio alguno para devolverlos.

Cuando los precios de la vivienda llegaron a su punto máximo, los bancos se encontraron con miles de millones de papel tóxico y con billones atrapados en créditos de permuta financiera. Ahora exigen disponer libremente de 700 mil millones de dólares que, dicen, permitirán controlar la crisis.

El secretario del Tesoro Paulson dice que el Congreso debe actuar sin dilación. Bien, un momento. Si se precisan 700 mil millones para rescatar a los antiguos colegas de Paulson en Wall Street, antes hay que plantearse algunas cuestiones:

-¿Quién paga? Los beneficios del crecimiento económico en la pasada década han ido a parar abrumadoramente a los norteamericanos más ricos. Pásele la factura a los que tuvieron la fiesta. Necesitamos un impuesto extra sobre los ingresos altos para deshacer el entuerto.

-¿Quién decide? No podemos permitir que las gentes que han originado esta catástrofe se encarguen de arreglarla. Necesitamos una entidad independiente, gobernada por una comisión de la que formen parte representantes sindicales y de los consumidores y con capacidad para fijar las reglas de cualquier rescate.

-¿Quién se beneficia? Si el contribuyente tiene que rescatar a los bancos, el contribuyente debería acceder, ya fuera parcialmente, a la propiedad de los mismos: así, si los bancos vuelven a ser rentables, recuperaríamos parte de nuestro dinero.

-¿A quién se ayuda? No podemos limitarnos a rescatar Wall Street e ignorar al resto de la población. El rescate debe ser de abajo arriba, no de arriba abajo. Cualquier rescate debe incluir cláusulas de renegociación de las hipotecas, frenando las ejecuciones hipotecarias y los embargos y manteniendo a la gente en sus casas.

-¿A dónde va la economía? No basta con rescatar a los bancos. Necesitamos inversión seria en la economía real: para reconstruir nuestras escuelas y nuestras alcantarillas, para crear puestos de trabajo verdes y conservar el medio ambiente de forma que se incorpore de nuevo a la gente al trabajo.

-¿Quién es independiente? Los comités de control y los supervisores no pueden estar a sueldo de Wall Street. Los lobistas del sector financiero deberían quedar fuera de circuito por lo menos durante un año. Los legisladores deberían rechazar honorarios y donativos de Wall Street durante al menos los dos próximos años.

-¿A quién hay que exigir responsabilidades? Ningún ejecutivo de una empresa rescatada debería poder cobrar más que el Presidente de los EEUU.

-¿Actuará el Congreso con sabiduría bastante como para reencarrilarnos? ¿O despilfarrará más dinero todavía en Wall Street sin que los EEUU mejoren? Más nos valdría a todos que el Congreso no se equivocara esta vez.

Fuente: www.sinpermiso.info

Nuevos desafíos geopolíticos

Por: Francis Fukuyama

Las democracias deberán convivir con otros sistemas

En 1989 escribí un ensayo titulado ¿El fin de la historia? Allí sostenía que las ideas liberales habían triunfado de manera concluyente al terminar la Guerra Fría. Pero hoy, el dominio estadounidense sobre el sistema mundial está perdiendo pie; Rusia y China se ofrecen como modelos haciendo gala de una combinación de autoritarismo y modernización que presenta un claro desafío a la democracia liberal. Pero, aunque los prepotentes siguen haciendo uso y abuso de su poder, la democracia y el capitalismo no tienen aún verdaderos competidores.

Las analogías históricas fáciles con épocas anteriores tienen dos problemas: presuponen una visión caricaturesca de la política internacional durante estos períodos previos y dan a entender que el "gobierno autoritario" constituye un tipo de régimen claramente definido: uno agresivo en el ámbito exterior, no respetuoso de las libertades en el interior e inevitablemente peligroso para el orden mundial. En realidad, los gobiernos autoritarios de hoy tienen poco en común salvo su falta de instituciones democráticas.

Pocos presentan la combinación de músculos, cohesión e ideas que hace falta para dominar realmente el sistema global, y ninguno de ellos sueña con echar abajo la economía globalizada. Si queremos entender el mundo que se está desplegando frente a nosotros, debemos trazar distinciones claras entre diferentes tipos de autócratas. Hay una gran diferencia entre los que dirigen estados fuertes y coherentes y los que presiden estados débiles, incompetentes o corruptos. Musharraf pudo gobernar Pakistán por casi una década únicamente porque el Ejército paquistaní, su base de apoyo, es la institución con mayor cohesión en un Estado que por lo demás es un caso perdido. Los autócratas de la actualidad también pueden ser sorprendentemente débiles en lo que hace a ideas e ideologías. Pese a recientes avances autoritarios, la democracia liberal sigue siendo la idea más fuerte y atractiva de hoy.

Si los autócratas de hoy están dispuestos a inclinarse ante la democracia, también están ansiosos por rebajarse ante el capitalismo. Es difícil pensar que estemos entrando en una nueva Guerra Fría cuando China y Rusia han aceptado alegremente la mitad capitalista de la sociedad entre capitalismo y democracia.

En lugar de las grandes ideas, a Rusia y China las impulsa el nacionalismo, que asume formas muy diferentes en cada una de ellas. Pero la Rusia de hoy de todos modos es muy diferente de la ex Unión Soviética. A Putin lo han calificado de zar de la época moderna, lo cual está más cerca de la verdad que las erradas comparaciones con Stalin o Hitler. El nacionalismo chino, orgullosamente exhibido en las Olimpíadas, es mucho más complejo. Los chinos quieren que se los respete por haber sacado a cientos de millones de ciudadanos de la pobreza en la anterior generación. Pero aún no sabemos de qué modo se traducirá a la política exterior este orgullo nacional.

Todo esto hace que nuestro mundo sea a la vez más seguro y más peligroso. Es más seguro porque los intereses de las grandes potencias en gran medida están ligados a la economía global, lo que limita su deseo de hacer olas. Pero es más peligroso porque los autócratas capitalistas pueden hacerse mucho más ricos y, por lo tanto, más poderosos que sus antecesores comunistas. Y si bien la racionalidad económica no es más fuerte que la pasión política (como a menudo ocurría en el pasado), la interdependencia del sistema implica que todos se verán afectados. Necesitamos, por eso, un marco conceptual con más matices para entender el mundo no democrático, si no queremos convertirnos en prisioneros de un pasado imaginado. Y tampoco debemos desalentarnos excesivamente con respecto a la fuerza de nuestras ideas, ni siquiera en un mundo "post estadounidense".

Fuente: www.washingtonpost.com

Para arreglar la economía de EEUU, no necesitamos un rescate que salve a los ricos, sino uno que los espabile

Por: Sam Pizzigati

"Lo que estamos presenciando," anunciaba la semana pasada el Washington Post en su portada, "puede ser la mayor destrucción de riqueza financiera que jamás haya visto el mundo".

El actual derrumbe de Wall Street está ocasionando todo tipo de comparaciones históricas desalentadoras. Pero muy pocos analistas parecen haberse percatado de otra coincidencia histórica igualmente fascinante: esta "gran destrucción" de riqueza a la que estamos asistiendo hoy sigue a tres décadas de un proceso de concentración de riqueza sin igual, años que han visto a los más ricos de EEUU doblar la parte que se llevan de la riqueza nacional.

¿Sería posible que estos dos fenómenos estuviesen, de alguna forma, relacionados? Y si es así, un rescate financiero de Wall Street que ignore que la distribución de ingresos en América se concentra en las clases altas ¿puede realmente restaurar la seguridad económica del estadounidense medio?

Esta semana, por los corredores del Congreso, los activistas más progresistas van a trabajar para ampliar el debate sobre el rescate que el descomunal colapso de Wall Street ha convertido en una urgencia. Van a presionar a los legisladores para que vayan a por los de arriba. Cuentan con que van a encontrarse con una audiencia mucho más receptiva de lo que se podían haber imaginado hace sólo unas semanas.

La asombrosa rapidez y la magnitud del derrumbe de Wall Street ha dejado a muchos observadores convencidos de que las siempre crecientes remuneraciones de la plana mayor de EEUU se han convertido en una contribución importante de todo aquello que nos afecta económicamente.

Incluso los economistas de tendencia conservadora se lamentan de las consecuencias de lo que ha sido una retribución demasiado generosa para quienes están en la cima de la industria financiera. Como escribía la semana pasada el economista Robert Samuelson, enormes "recompensas inmediatas" para la crema de Wall Street, "les cegó ante los peligros a largo plazo" inherentes a los tremendos riesgos que estaban corriendo – con el dinero de otros.

Pero décadas de concentración de riqueza han tenido consecuencias que se adentran más y más en las raíces de la actual crisis de Wall Street. Dicha concentración sirvió para espolear en EEUU la burbuja inmobiliaria que acaba de estallar. En las zonas próximas al metro a lo largo de todos los EEUU, los precios de las casas crecieron mucho más rápido en aquellas áreas donde los ingresos y la riqueza se habían acumulado más intensamente.

Las burbujas de activos como la oleada especulativa del mercado inmobiliario aparecen de forma natural en sociedades extremadamente desiguales. La desigualdad siempre ha desatado dinámicas que hacen de la especulación algo inevitable. Allí donde la riqueza se escurre hacia los de arriba, el ciudadano medio tiene menos que gastar. Los ricos, en cambio, tienen menos razones para depositar su riqueza en inversiones productivas de la economía "real", sencillamente porqué las personas normales no pueden permitirse comprar lo que sea que esa inversión vaya a producir.

Pero los grandes y ricos magnates tienen que hacer algo con sus dólares. Después de todo, no les quedaría otra alternativa que consumirlo personalmente. Así pues, ¿qué ocurre con los dólares que los ricos no pueden gastarse y no pueden invertir productivamente? Pues los ricos los meten en actividades especulativas.

Claro que la concentración de riqueza en la parte alta de la distribución de la renta no sólo proporciona a los ricos aún más riqueza. Obtienen también más poder, más peso e influencia en la esfera política. Durante las últimas décadas, los ricos estadounidenses han traducido ese poder en bombardeos electorales y presiones a las instituciones que han desvirtuado la regulación gubernamental a favor de los consumidores o de los propietarios de una vivienda.

Los emisores de hipotecas estadounidenses, liberados del control regulador, pudieron equivocadamente ofrecen préstamos subprime (de baja calidad, N. del T.) a altos tipos de interés a millones de familias estadounidenses. Esas familias, por su parte, poco más podían hacer que firmar en la línea de puntos. En unos EEUU profundamente desiguales, con los trabajadores llevándose a casa una históricamente pequeña parte de la renta nacional, muy pocas familias estaban en condiciones de cumplir los requisitos para una hipoteca normal.

En resumen, fue la desigualdad la que cocinó el actual desmorone de Wall Street. Cualquier intento serio de acabar con esta situación – y prevenir otras similares – debe reconocer el papel jugado por la desigualdad.

Los analistas progresistas y los activistas han empezado a acribillar el Capitol Hill con este mensaje. Están poniendo sobre la mesa una amplia gama de propuestas diseñadas para hacer de cualquier paquete de rescate legislativo un trampolín para lograr un EEUU más igualitario.

Para empezar, indica el director de Essential Action Robert Weissman, los estadounidenses necesitan estar alerta ante llamadas demasiado genéricas a llevar a cabo "reformas" e insistir en propuestas concretas que, por ejemplo, vayan a "imponer restricciones a las remuneraciones máximas de altos cargos y ejecutivos".

¿Qué forma pueden tomar dichas restricciones? El economista progresista Dean Baker, codirector del Center for Economic and Policy Research en Washington, D.C., pide "un límite absoluto de 2 millones de dólares como remuneración total para cualquier ejecutivo de cualquier empresa", cifra después de impuestos.

"Restringir las remuneraciones en Wall Street será increíblemente importante para revertir el modelo de generación de desigualdades que se ha desarrollado durante las últimas tres décadas", comenta Baker, quién destaca que "los arreglos para remuneraciones exorbitantes en Wall Street" han "distorsionado la estructura de pagos de toda la economía".

El Institute for Policy Studies, un think tank de activistas también de Washington, propone requerir a las empresas que deseen beneficiarse del rescate que no paguen a sus altos ejecutivos más de 25 veces lo que estén recibiendo sus trabajadores peor pagados. "Las acciones del Gobierno deberían dar prioridad para proteger a la gente de a pie y a la economía productiva real", señala Chuck Collins, director del Program on Inequality and the Common Good del Instituto, "y no premiar aún más a los super ricos y a los sectores especulativos de la economía".

En definitiva, añade Collins, los legisladores deberían poner en marcha un recargo a los impuestos pagados por las rentas más altas de América. "Los 50.000 hogares con ingresos anuales por encima de los 5 millones de dólares", señala, "son los mayores beneficiarios de los 25 años de desregulación de Wall Street".

¿Quiénes van a ser los mayores beneficiarios de la economía durante los próximos 25 años? Las decisiones sobre el rescate financiero que el Congreso va a tomar esta semana van a jugar un papel clave para conocer la respuesta.

Fuente: www.toomuchonline.org

viernes, 26 de septiembre de 2008

Decálogo para un posible resultado electoral

Por: Jorge Navarrete

Se acabó la juerga de fiestas patrias. A juzgar por la evaluación de los fonderos, la inflación no hizo mella en al ánimo dieciochero de las chilenas y chilenos “todos”. Lo bailado, comido y chupado, no lo quita nadie. Lo que si costará olvidar son las deudas, la guata y la resaca. Como si fuera poco, otra pesadilla se nos avecina: la campaña municipal.

Quizás como nunca, nos invadirán una multitud de frases y slogan, carteles, palomitas, propaganda radial y llamadas telefónicas. Los candidatos irrumpirán en el espacio público y también en el privado (nada más desagradable que ser víctima de un puerta a puerta). Tendremos varios programas de televisión y demasiadas crónicas en la prensa escrita.

Quizás como siempre, en la noche del 26 de octubre todos se declararán ganadores de la contienda electoral. Seremos testigos del habitual ritual que acompaña a frases como “asistimos a una muestra de madurez cívica”, “hemos salido fortalecidos” o “la ciudadanía nos ha renovado la confianza”. En efecto, todos se darán maña para interpretar los resultados a su mejor arbitrio: algunos pondrán el énfasis en la cantidad de alcaldes o concejales; otros destacarán la suma total de los sufragios; habrá quienes comparen con los resultados anteriores; o simplemente no faltarán los que celebren haber retenido o usurpado alguna comuna en particular.

Como no podía ser menos, y faltando casi un mes para el día “D”, el pronóstico de este modesto abogado es el siguiente:

1) La Concertación de Partidos por la Democracia será la coalición que más votos obtenga en la próxima elección y además superará a la Alianza por Chile en número de alcaldes y concejales (¡vaya novedad! Nada muy temerario como pronóstico).

2) Con todo, y en relación a los resultados de la elección municipal del año 2004, el oficialismo experimentará una relevante merma electoral. De esta forma, la Concertación bajará su votación universal (medida según los sufragios emitidos para la elección de concejales) de 48% a 44%. Además, perderá entre 20 y 25 alcaldes, y entre 100 y 120 concejales (¡eeepa! Ahora la cosa se pone más interesante).

3) Dicha baja electoral será capitalizada en forma pareja por los otros pactos y partidos. La Alianza por Chile alcanzará un 40% de la votación (2 puntos más que los comicios anteriores), mientras los independientes obtendrán un 6% y los comunistas un 10%. (¡escúchanos señor te rogamos!).

4) En lo que se refiere a las comunas emblemáticas, Santiago pasará a manos de la Concertación ya que Ravinet le ganará a Zallaquet en fallo fotográfico; mientras La Florida permanecerá en manos de la UDI ya que Hasbun será su nuevo alcalde. También se mantendrá Cornejo en Valparaíso (no sin pasar un buen susto) y en Estación Central, de no mediar un pacto entre la DC y el PC, seguirán flameando las banderas del gremialismo (me van a retar por este pronóstico).

5) Con excepción de lo que suceda en Recoleta, no habrá sorpresas en ninguna de las comunas donde a los alcaldes de la Alianza por Chile se les vinculó en casos de corrupción: Plaza arrasará en Huechuraba, lo mismo que Sabat en Ñuñoa y Reginato en Viña del Mar (¿el que la hace la paga?).

6) Se mantendrán las grandes mayorías capitalinas. Así por ejemplo, estarán al borde del 60% de los sufragios (o derechamente superarán ese porcentaje) los alcaldes Torrealba en Vitacura, De la Maza en Las Condes, Pavez en La Pintana, Puyol en Macul, Achurra en Paine, Ossandón en Puente Alto, Labbé en Providencia, Carrasco en Pudahuel y Orrego en Peñalolén (¡se siente, se siente, Orrego Presidente!).

7) Con todo, habrá novedades internas. En la baja global que experimente la Concertación, especialmente dura será la situación del PRSD y PPD, quienes después de haber impulsado la idea de las dos listas, serán los principales perjudicados como resultado de tan ingeniosa ocurrencia. En la DC, la situación no estará para tirar cohetes y también experimentará una baja de su votación del orden del 3%. En las huestes progresistas, sólo el PS habrá sorteado con relativo éxito los próximos comicios electorales (Pepe… te andan buscando… y no para saludarte).

8) En la oposición, la mayor votación general de la Alianza por Chile estará acompañada de un dato sabroso: se estrechará la distancia que la UDI mantiene sobre RN (acercándose al empate técnico), lo que dará pié a todo tipo de especulaciones respecto del rol que Piñera debe jugar como candidato presidencial de esa coalición (¿llego la hora de la venganza?).

9) Aunque subirá la votación de los independientes, decepcionará el resultado de los nuevos referentes políticos que tanto ruido han hecho durantes estos meses. Más allá de elegir a varios concejales, tanto para el PRI como ChilePrimero este será su último respiro antes de la próxima elección parlamentaria, fecha de su defunción definitiva (son como los yogurt… tienen fecha de vencimiento).

10) Existe una gran duda respecto de la participación electoral. De hecho, es probable que cierto hastío de los ciudadanos con la clase política pueda acrecentar la abstención, el voto en blanco y nulo (este último, con innumerables referencias a la jerga criolla, el Transantiago y el aparato reproductor masculino).

Dicho todo lo anterior, y de cumplirse estos arbitrarios y poco científicos vaticinios, juzgue usted: ¿quien ganará las próximas elecciones municipales?

Fuete: www.theclinic.cl

miércoles, 24 de septiembre de 2008

No aceptemos atropelladamente un plan costosísimo que no parece capaz de enfrentarse al problema real

Por: Paul Krugman

¿Qué se supone que hará este rescate? ¿Servirá para lo que se propone? ¿Qué deberíamos hacer, si no? Hablemos

Primero, un análisis en cápsula de la crisis.

1) Todo empezó con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Eso llevó a un drástico incremento de las tasas de morosidad y ejecución hipotecaria, lo que a su vez condujo a enormes pérdidas en lo títulos hipotecariamente respaldados.

2) Las pérdidas en esos títulos, a su vez, dejaron al sistema financiero subcapitalizado; tanto más, cuanto que los niveles de apalancamiento antes considerados aceptables ya no lo son.

3) El sistema financiero, en sus esfuerzos de desapalancamiento, está contrayendo el crédito, lo que pone presión sobre cualquiera que dependa del crédito.

4) Hay también, hasta cierto punto, un círculo vicioso de desapalancamiento: a medida que las empresas tratan de ajustar sus balances contables, presionan a la baja los precios de los activos, reduciendo así el capital y forzando un ulterior desapalancamiento.

Así pues, ¿en qué punto de todo este proceso ofrece su alivio el Plan de Alivio Temporal de Activos? La respuesta es que posiblemente ofrezca algún respiro en el punto 4: en los pasos dados por el Tesoro para comprar activos que el sistema financiero trata de vender, mitigando así, esperemos, la espiral bajista de los precios de los activos.

Pero cuanto más pienso en el asunto, más escéptico me vuelvo sobre la posibilidad de que esto arregle algo. Problemas:

- Aunque el problema empezó con los títulos hipotecariamente respaldados, el abanico de activos cuyos precios se están derrumbando por el desapalancamiento es mucho más amplio que el de aquellos títulos. De manera que eso, a lo sumo, corta sólo una parte del círculo vicioso.

- En cualquier caso, el aspecto de círculo vicioso es sólo una parte de un problema mucho mayor. Aun si no hubiera habido ventas de activos motivadas por el pánico, el sistema financiero estaría gravemente subcapitalizado, lo que provoca un desplome crediticio. Y el Plan no hace nada para corregir eso.

O Quizá debería decir que el Plan no hace nada para corregir la falta de capital, a menos que el Tesoro pague de más por los activos. Y si ese es el Plan real, el Congreso tiene todo el derecho a plantarse.

Bien; ¿qué debería hacerse? Reflexionemos un poco sobre el modo en que, hasta que Paulson apretó el botón del pánico, se suponía que el sector privado iba a enfrentarse a eso: se suponía que las empresas financieras se recapitalizarían por la vía de atraer a inversores foráneos a fin de ampliar su base de capital. Es decir, se suponía que el sector privado saldría del problema atacando el punto 2.

Lo que ahora parece es que eso no ocurrió, y que es necesaria la intervención pública. Pero en tal caso, ¿no debería también la intervención pública atacar el problema por el punto 2? ¿No debería tomar la forma de inyecciones públicas de capital a cambio de una apuesta en la cúspide?

No aceptemos atropelladamente un plan costosísimo que no parece capaz de enfrentarse al problema real.

Fuente: http://krugman.blogs.nytimes.com

La para(co) diplomacia colombiana

La renuncia del embajador de Colombia en la Republica Dominicana, Juan José Chaux, por nexos con paramilitares, es un eslabón más de la larga cadena de escándalos y renuncias de agentes diplomáticos colombianos relacionados con grupos de narcotraficantes y paramilitares. Esta penosa serie de incidentes se inició con el entonces embajador de Colombia en Chile, Salvador Arana (estuvo prófugo de la justicia por mas de un año), detenido en este momento por su vinculación con el asesinato del Alcalde del Municipio El Roble (Sucre) perpetrado por los paramilitares. Luego siguió la detención del entonces Cónsul de Colombia en Milán, Jorge Noguera, quien en su cargo como Director Nacional del Departamento Administrativo de Seguridad, coordinó acciones militares y de inteligencia con el Bloque Norte de los paramilitares. En entre dicho se encuentra el embajador de Colombia en México, Luis Camilo Osorio, Quien como Fiscal General de la Nación ordenó el fin de varias investigaciones contra los grupos paramilitares, un claro ejemplo de su “notable” gestión fue la exoneración del General retirado, Rito Alejo del Río (hoy detenido por crímenes de Lesa Humanidad y vínculos con los paramilitares de Urabá) y en la misma línea se recuerda a la ex Canciller María Consuelo Araujo, quién dejó su cargo, al ser detenidos, su padre el ex Ministro Álvaro Araujo Noguera y su hermano el ex Senador Álvaro Araujo, ambos acusados de secuestro y de estar vinculados con el comandante paramilitar “Jorge 40”.

Lo que se debe analizar de los casos antes citados es la inmensa influencia que han tenido y tienen aún las organizaciones paramilitares ligadas al narcotráfico, dentro de las ramas del poder público colombiano, a su comprobada infiltración en seccionales de la Fiscalía (Medellín, Cúcuta, etc.), la dirección nacional del DAS, y su proselitismo armado regional que a nivel político sólo en el año 2002 les reportó la obtención de una tercera parte del Congreso y en 2003, 251 alcaldías, nueve gobernaciones y 4.000 concejales, para citar sólo unos ejemplos de cómo han logrado construir un Estado paralelo (totalitario, terrateniente, narcotraficante y mafioso), eso sí, sirviéndose de las instituciones del legalmente constituido.

Las preguntas de fondo frente a los casos señalados al inicio del artículo son: ¿Cómo han llegado a representar a Colombia ante otros Estados, personajes vinculados directa o indirectamente con organizaciones criminales? ¿Cuáles son sus meritos (además de ser uribistas) académicos, profesionales o diplomáticos para ocupar éstos puestos? Al dar una respuesta a estas preguntas se puede deducir claramente que el paramilitarismo gravita muy cerca del poder ejecutivo, porque en últimas ¿Quién es el responsable de las Relaciones Internacionales de Colombia? ¿Ante quién responde directamente la cancillería? Blanco es, la gallina lo pone...

Luis Fernando Trejos Rosero.

Una breve historia de Estados Unidos, por Michael Moore

martes, 23 de septiembre de 2008

Adiós a la revolución neo-clásica

Por: Robert Skidelsky*

La bancarrota amenazadora de Lehman Brothers y la venta forzada de Merrill Lynch, dos de los nombres más importantes en el mundo de las finanzas, marcan el fin de una era. Pero, ¿qué vendrá a continuación?

Los ciclos de las modas económicas son tan antiguos como los ciclos comerciales y normalmente son causados por profundos disturbios comerciales. Tras los ciclos “liberales” vienen los ciclos “conservadores”, que dan lugar a nuevos ciclos liberales, y así sucesivamente.

Los ciclos liberales se caracterizan por una intervención gubernamental y los ciclos conservadores, por un repliegue gubernamental. Un ciclo liberal prolongado se extendió desde los años 1930 hasta los años 1970, seguido por un ciclo conservador de desregulación económica, que ahora parece haber seguido su curso. Con la nacionalización de dos bancos hipotecarios gigantescos de Estados Unidos, Fannie Mae y Freddie Mac, tras la nacionalización a principios de este año del británico Northern Rock, los gobiernos empezaron a intervenir para impedir colapsos en el mercado. Los días temerarios de economía conservadora terminaron –por ahora.

Cada ciclo de regulación y desregulación es provocado por crisis económicas. El último ciclo liberal, asociado con el Nuevo Trato del presidente Franklin Roosevelt y el economista John Maynard Keynes, fue generado por la Gran Depresión, aunque hizo falta el masivo gasto gubernamental de la Segunda Guerra Mundial para que se pusiera en marcha como corresponde. Durante las tres décadas de era keynesiana, los gobiernos en el mundo capitalista manejaron y regularon sus economías para mantener el pleno empleo y moderar las fluctuaciones comerciales.

El nuevo ciclo conservador fue provocado por la inflación de los años 1970, que parecía ser producto de las políticas keynesianas. El gurú económico de esa era, Milton Friedman, sostenía que la búsqueda deliberada del pleno empleo indefectiblemente alimentaría la inflación. Los gobiernos deberían concentrarse en mantener “sólido” el dinero y dejar que la economía se cuide a sí misma. La “nueva economía clásica”, como se la llegó a conocer, enseñó que, a falta de una interferencia gubernamental egregia, las economías gravitarían naturalmente hacia el pleno empleo, una mayor innovación y tasas de crecimiento más elevadas.

La crisis actual del ciclo conservador refleja la acumulación masiva de deuda incobrable que se volvió evidente con la crisis subprime, que comenzó en junio de 2007 y ahora se propagó a todo el mercado de crédito, hundiendo a Lehman Brothers. “Hay que pensar en una pirámide invertida”, escribe el banquero inversor Charles Morris. “Cuantos más reclamos se apilen sobre el resultado real, más tambaleante se vuelve la pirámide”.

Cuando la pirámide empieza a derrumbarse, el gobierno –es decir, los contribuyentes- deben intervenir para refinanciar el sistema bancario, revivir los mercados hipotecarios e impedir el colapso económico. Pero una vez que el gobierno interviene en esta escala, normalmente se queda por mucho tiempo.

Lo que está en cuestión aquí es el dilema sin resolver más antiguo de la economía: ¿las economías de mercado son “naturalmente” estables o necesitan ser estabilizadas mediante políticas? Keynes hacía hincapié en la fragilidad de las expectativas sobre las que se basa la actividad económica en los mercados descentralizados. El futuro es inherentemente incierto y, por lo tanto, la psicología de los inversores es caprichosa.

“La práctica de la calma, la inmovilidad, la certeza y la seguridad de repente se quiebra”, escribió Keynes. “Los nuevos temores y esperanzas, sin preaviso, se harán cargo de la conducta humana”. Esa es una descripción clásica del “comportamiento de rebaño” que George Soros identificó como la característica dominante de los mercados financieros. Es tarea del gobierno estabilizar las expectativas.

La revolución neo-clásica creía que los mercados eran mucho más estables cíclicamente de lo que pensaba Keynes, que los riesgos en todas las transacciones de mercado se pueden conocer con antelación y que los precios, por lo tanto, siempre reflejarán probabilidades objetivas.

Este optimismo de mercado condujo a la desregulación de los mercados financieros en los años 1980 y 1990, y la subsiguiente explosión de la innovación financiera que hizo que resultara “seguro” pedir prestadas sumas de dinero cada vez mayores respaldadas en activos predeciblemente en aumento. La burbuja de crédito que acaba de estallar, alimentada por los llamados vehículos especiales de inversión, derivados, obligaciones de deuda colateralizada y calificaciones triple A falsas, se basó en las ilusiones del modelo matemático.

Los ciclos liberales, pensaba el historiador Arthur Schlesinger, sucumben a la corrupción del poder; los ciclos conservadores, a la corrupción del dinero. Ambos tienen sus beneficios y costos característicos.

Pero si analizamos los antecedentes históricos, el régimen liberal de los años 1950 y 1960 fue más exitoso que el régimen conservador que vino después. Fuera de China y la India, cuyo potencial económico fue generado por la economía de mercado, el crecimiento económico fue más rápido y mucho más estable en la era dorada keynesiana que en la era de Friedman; sus frutos se distribuyeron más equitativamente; y se mantuvo mejor la cohesión social y los hábitos morales. Estos son beneficios serios para compensar cualquier inactividad comercial.

La historia, por supuesto, nunca se repite exactamente. Hoy existen cortacorrientes para impedir una caída en el desastre, al estilo de 1929. Pero cuando el sistema financiero, librado a sus propios dispositivos, se atora, como sucedió ahora, claramente estamos frente a una nueva ronda de regulación. La industria quedará en libertad, pero las finanzas pasarán a estar bajo control.

Los ciclos económicos muestran cuánto dista la economía de ser una ciencia. No podemos pensar en alguna ciencia natural en la que la ortodoxia oscila entre dos polos. Lo que le da a la economía la apariencia de ser una ciencia es que sus proposiciones se pueden expresar matemáticamente abstrayéndose de muchas características decisivas del mundo real.

La economía clásica de los años 1920 se abstrajo del problema del desempleo asumiendo que no existía. La economía keynesiana, a su vez, se abstrajo del problema de la incompetencia y la corrupción oficial suponiendo que los gobiernos son dirigidos por expertos omniscientes y benévolos. La “nueva economía clásica” de hoy se abstrajo del problema de la incertidumbre suponiendo que se la podía reducir a un riesgo mensurable (o protegido).

Dejando de lado a unos pocos genios, los economistas adaptan sus suposiciones para que se adecuen a los estados de situación existentes, y luego les adjudican un aura de verdad permanente. Son mayordomos intelectuales que sirven a los intereses de los que están en el poder y no observadores vigilantes de la realidad cambiante. Sus sistemas hacen que queden atrapados en la ortodoxia.

Cuando, por alguna razón, los acontecimientos coinciden con sus teoremas, la ortodoxia que ellos abrazan goza de su momento de gloria. Cuando los acontecimientos cambian, se vuelve obsoleta. Como escribió Charles Morris: “Los intelectuales son indicadores rezagados confiables, guías casi infalibles hacia lo que solía ser verdad”.
* miembro de la Cámara de los Lores británica, es profesor emérito de Economía Política en la Universidad Warwick, autor de una biografía galardonada del economista John Maynard Keynes y miembro de la junta de la Moscow School of Political Studies.

Fuente: project-syndicate.org

Genocidio en Colombia

Por Marcelo Ferreira *

El Tribunal Permanente de los Pueblos, en la sesión sobre Empresas Transnacionales y Derechos de los Pueblos en Colombia, celebrada entre los días 21 y 23 de julio en Bogotá, condenó al gobierno colombiano y a un grupo de empresas transnacionales por la comisión de prácticas genocidas, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Este Tribunal es continuador del Tribunal Russell –llamado Tribunal contra el Crimen de Silencio, que fundó el filósofo inglés en 1966 para juzgar los crímenes cometidos en Vietnam. La sentencia se puede leer en http://www.internazionaleleliobasso.it/.

La situación en Colombia es muy distinta a la exhibida por los medios de comunicación, que actúan amordazados por el terror dominante o se encuentran a su servicio. Hoy se está cometiendo un genocidio, el mayor de los crímenes, en el marco del más frío silencio.

Según el registro oficial, en los últimos diez años se cuentan 300.000 muertos, la mitad imputables a grupos paramilitares, aunque las cifras reales son mucho mayores. Los paramilitares mataron un promedio de 1060 personas por año, entre ellos 678 niños. Los sindicalistas asesinados suman 4000, en pro de una política de desmantelamiento de gremios y redes sociales. Se hallaron 1293 fosas comunes, aunque la mayoría de los cuerpos desmembrados fueron arrojados al río, para que llegaran al mar.

Son también miles los casos de “falsos positivos”: desaparecidos cuyos cadáveres reaparecen vestidos con lustrosos uniformes de guerrilleros, sin agujeros de bala. Los terroristas de Estado han jugado al fútbol con cabezas cortadas y despanzurrado embarazadas a la vista del pueblo. Han comido carne y bebido sangre de seres aún vivos. Por hechos comparables a éstos Radovan Karadzic está siendo sometido a juicio en La Haya.

Hay genocidio étnico. Las masacres de indígenas ponen en peligro de extinción a veintiocho pueblos y constituyen en términos del Tribunal “una auténtica vergüenza para toda la humanidad”. En la Masacre de Bahía Portete fueron asesinadas mujeres del pueblo Wayúu, caracterizado por su organización matriarcal.

Hay genocidio político. El exterminio del grupo Unión Patriótica se expresa en 2350 homicidios, 415 desapariciones forzadas y 377 víctimas de tortura.

Es genocidio también el desplazamiento forzado de cuatro millones de personas, desterradas por “paracos cortamochos”, que limpian el terreno para negocios de las transnacionales, como la siembra de palma africana para biocombustibles. Cuatro millones de hectáreas –un tercio de la superficie cultivable de Colombia– robadas para ese fin. El 0,3 por ciento de la población es propietaria de más de la mitad de las tierras agrícolas.

La complicidad entre gobierno, paramilitares y empresas transnacionales es inocultable. La bancada uribista tiene 37 parlamentarios presos por su relación probada con paramilitares, entre ellos el hermano de la ex ministra de Relaciones Exteriores y el propio jefe del partido uribista. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ya estableció la responsabilidad de Colombia “por haber emitido un marco legal a través del cual se propició la creación de grupos de autodefensa que derivaron en paramilitares” (Masacre de La Rochela, 11 de mayo de 2007).

Las transnacionales, principales beneficiarias de la criminalidad de Estado, aportan dinero y armas para los mercenarios. La empresa Chiquita Brands entregó tres mil fusiles AK 47 y cinco millones de proyectiles el 21 de noviembre de 2001, a bordo del barco Oterloo. El propio Departamento de Justicia de EE.UU. la multó, dado que reconoció expresamente que había financiado a grupos paramilitares entre 2001 y 2004. Las multinacionales Anglo American, BHP Billiton y Glencore A.G. reconocieron que habían escogido para su servicio al comandante del batallón militar encargado de la seguridad de una mina. Y por una carta hecha pública se supo que Unión Fenosa designó a paramilitares en puestos administrativos clave para conocer a su personal y espiar a los jefes sindicales.

En Colombia la palabra oficial es usada como arma de guerra para desfigurar la realidad en función de la razón de Estado. Al rescate por medio de operativos militares se lo presenta como “rescate humanitario”, adjetivo difícilmente conciliable con el uso de armas de fuego. A la política oficial de “Estado comunitario” se la exhibe como “acercamiento del Estado al ciudadano”, lo que universalmente se conoce como “autoritarismo”. A la doctrina de la seguridad nacional se la denomina “política de seguridad democrática”, que es lo mismo con nuevo ropaje más fashion. A los paramilitares el presidente los llama “señores”; a los insurgentes, “terroristas”; a los estudiantes, “bandiditos”. Para verificar tanto cinismo basta meterse en la página oficial del Ministerio de Defensa colombiano http://www.mindefensa.gov.co/ (ventana sobre “Política Integral de DD.HH. y DIH”).

En Colombia el presupuesto militar es del 6,5 por ciento del PBI, mayor al de EE.UU. en guerra. La suma de ejército y policía es de 430.000 efectivos, a los que hay que añadir 600.000 miembros de seguridad privada, sin contar paramilitares aún activos. La llamada Ley de Justicia y Paz del 25 de julio de 2005 concedió impunidad a 33.000 paramilitares. La extradición otorgada el pasado 13 de mayo benefició con destinos turísticos a catorce de sus altos mandos.

El viejo Derecho Humanitario es inaplicable en Colombia, porque ya no hay distinción entre civiles y militares. El propio Estado promueve las políticas de “soldados campesinos” y “redes de informantes”. Delatores pagados: hermano, vecino, amigo, amante, quién sabe. El objetivo es que todos participen de un modo u otro en las hostilidades, so pena de ser tildado de “terrorista”. En esas condiciones, no es de extrañar la enorme popularidad del mandatario Alvaro Uribe Vélez, quien se beneficia del terror, como ha ocurrido con otros criminales del mundo, también elegidos por votación popular.

Hay genocidio en Colombia, lo que obliga a conocer y dar a conocer la verdad, para no ser cómplices del crimen de silencio.

* Profesor titular de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos.
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lunes, 22 de septiembre de 2008

Dilemas morales para Fannie y Freddie

Por: Robert J. Shiller

La toma por parte del gobierno de Estados Unidos de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac constituye un gigantesco rescate de los acreedores de estas instituciones, cuyas pérdidas han crecido rápidamente mientras los precios de las viviendas siguen derrumbándose. Ahora, con la garantía plena por parte del gobierno de las deudas de Fannie y Freddie, los contribuyentes norteamericanos tendrán que pagar todo lo que no esté cubierto por el capital inadecuado de sus acreedores.

¿Por qué se produce este rescate en el país más confesadamente capitalista del mundo? ¿Acaso los venerables principios capitalistas no implican que cualquiera que creyera en la burbuja inmobiliaria y que invirtiera en Fannie y Freddie debería aceptar sus pérdidas? ¿Es justo que los contribuyentes inocentes ahora deban pagar por sus errores?

Las respuestas a este tipo de interrogantes serían obvias si las cuestiones morales en la actual crisis financiera estuvieran bien definidas. Pero no lo están.

Más importante aún, no resulta claro que el rescate realmente vaya a imponer algún costo neto a los contribuyentes norteamericanos, ya que puede impedir futuros efectos sistémicos que abaten al sector financiero y, con él, a la economía mundial. El simple hecho de que los efectos sistémicos sean difíciles de cuantificar no implica que no sean reales.

En general se creía que los bonos emitidos por Fannie y Freddie acarreaban una garantía implícita del gobierno de Estados Unidos. Aunque no existiera ninguna garantía oficial, el hecho de que el gobierno norteamericano no saliera al rescate podía destruir la confianza en la deuda gubernamental y, por asociación, también en otros papeles financieros.

Las cuestiones van más allá de la economía estadounidense. La economía global ha estado impulsada en los últimos años por considerables auges y descalabros de activos especulativos, lo que introduce en la ecuación cuestiones referidas a la seguridad y la confianza, así como a la justicia. Hoy por hoy, en otros países, auges inmobiliarios similares están llegando a su fin y estos países pueden enfrentar el dolor -y los dilemas morales- que está experimentando hoy la economía norteamericana.

Es más, los mercados inmobiliarios no son la única cuestión. También están los mercados accionarios. El Shanghai Composite en China aumentó por un factor de cinco en términos reales de 2005 a 2007, y luego perdió dos tercios de su valor real. El Sensex en India aumentó por un factor de cinco en términos reales entre 2003 y 2007, y desde entonces perdió un tercio de su valor. En muchos otros países se produjeron auges y descalabros del mercado accionario similares.

Si bien duraron, los auges que precedieron a estos descalabros hicieron que estas economías se recalentaran. Ahora que los auges se han revertido, una caída en la confianza podría abrazar a la economía mundial, sumiéndola en una recesión. Para impedirlo, es probable que se necesiten algunos rescates selectivos, no para respaldar al mercado sino para ocuparse de las injusticias.

No existe ninguna ciencia precisa de la confianza, ninguna manera de saber cómo reaccionará la gente si no aparece una ayuda cuando los mercados colapsan. Las reacciones de la gente ante estos acontecimientos dependen de sus emociones y de su sentido de la justicia.

Los auges y descalabros han causado grandes redistribuciones de la riqueza. A la gente que invirtió en el mercado accionario o en el mercado inmobiliario le fue bien o le fue mal, según el momento de su participación. La gente juzgará la justicia de estos resultados en términos de lo que le dijeron y qué tipo de promesas implícitas infirieron.

¿Qué se le dijo a la gente en todos estos países sobre los mercados en los que invirtió? ¿Todo fue realmente veraz? Desafortunadamente, no hay manera de averiguarlo. Los estrategas políticos pueden ofrecer sólo respuestas generales, no tratar cada caso en forma particular.

Sí sabemos que el reciente crecimiento económico en muchos países ha sido espectacular. Ahora bien, ¿las inversiones en sus mercados fueron sobrevendidas? ¿Acaso vendedores cínicos en estos y otros países llevaron a la gente a creer que los tiempos de apogeo generarían riqueza para todos?

Sin duda, si bien puede haber habido mucha "charla barata" –un consejo general con contradicciones-, la mayoría de los perdedores en este juego no están pasando hambre. Pero no podemos concluir alegremente que se debe permitir que todas las pérdidas se mantengan vigentes.

El problema que carcome es un problema de "buena fe". Las economías prosperan sólo con la percepción de que la "buena fe" existe. La situación actual, en la que los auges especulativos han impulsado a la economía mundial -y, después de haber colapsado, hoy están sumiéndola en una recesión-, sugiere que puede haber habido mucha mala fe de parte de ciertas personas que promovieron ciertas inversiones.

Consideremos a los inversores en bonos de Fannie y Freddie. Si bien el gobierno norteamericano nunca prometió oficialmente rescatarlos, sí creó una agencia especial, la Oficina Federal de Supervisión de las Empresas de Vivienda, que debía evaluar su solidez en un informe anual. Pero esta agencia nunca reconoció ni siquiera que había una burbuja inmobiliaria. Los líderes del gobierno no hicieron ninguna advertencia. ¿Podemos decir, entonces, que los inversores deben sufrir las plenas consecuencias de todas las pérdidas? ¿Esto es justo?

El mundo está descubriendo el capitalismo y su poder para transformar las economías. Pero el capitalismo se basa en la buena fe. Una percepción de un trato injusto puede ser mortal para el crecimiento económico, porque significa que la gente perderá la confianza en las empresas y, por ende, estará menos dispuesta a ofrecerles su precioso capital y mano de obra. ¿Ese resultado es moralmente superior a un rescate?

Fuente: project-syndicate.org

domingo, 21 de septiembre de 2008

¿Quedó en el pasado el crecimiento impulsado por las exportaciones?

Por: Dani Rodrik

Durante cinco décadas, los países en desarrollo que han podido formar industrias exportadoras competitivas se han visto recompensados con asombrosas tasas de crecimiento: Taiwán y Corea del Sur en los años sesenta; los países del sureste asiático como Malasia, Tailandia y Singapur en los años setenta; China en los años ochenta y, en última instancia, India en los años noventa.

En todos estos casos, y en algunos otros, -otra vez, principalmente en Asia-, las reformas internas seguramente habrían producido crecimiento independientemente del comercio internacional. Sin embargo, es difícil que ese crecimiento hubiera sido igual de elevado –de un histórico 10% per capita al año o más- sin una economía global capaz de absorber las exportaciones de estos países.

Muchos países están tratando de imitar este modelo de crecimiento, pero rara vez han tenido éxito porque no existen las condiciones internas previas. Si entramos a los mercados mundiales sin contar con políticas dinámicas que aseguren la competitividad de algunas industrias modernas de manufacturas o de servicios, probablemente seguiremos siendo exportadores empobrecidos de recursos naturales y productos de uso intensivo de mano de obra como las prendas de vestir.

Sin embargo, los países en desarrollo compiten para establecer zonas de exportación y subsidiar operaciones de montaje para las compañías multinacionales. La lección es clara: el crecimiento generado por las exportaciones es el camino a seguir.

Pero, ¿cuánto durará? Si bien es riesgoso tratar de hacer pronósticos económicos, hay señales que indican que estamos en la cúspide de una transición hacia un nuevo régimen en el que las reglas del juego no serán ni de lejos tan favorables para las estrategias centradas en la exportación.

La desaceleración de las economías avanzadas es la amenaza más inmediata. Tanto Europa como los Estados Unidos están entrando en una recesión, y crece el temor de que el colapso financiero resultante de la debacle de las hipotecas de alto riesgo no se ha resuelto. Todo esto sucede en un momento en que las presiones inflacionarias entorpecen los remedios monetarios y fiscales de costumbre. El Banco Central Europeo, muy enfocado en la estabilidad de los precios, ha estado aumentando las tasas de interés y puede ser que la Reserva Federal de los Estados Unidos pronto haga lo mismo. Así pues, las economías desarrolladas sufrirán durante un tiempo, lo que tendrá implicaciones evidentes para la demanda de exportaciones procedentes de los mercados emergentes.

Encima de todo, es casi seguro que estalle el problema de los desequilibrios globales de cuenta corriente. Los mercados emergentes y los países en desarrollo tuvieron en 2007 un superávit de 631 mil millones de dólares, dividido casi en partes iguales entre los países asiáticos y los Estados exportadores de petróleo. Esto representa el 4.2% del PIB conjunto de esos países. Los Estados Unidos por sí solos tuvieron un déficit en cuenta corriente de 739 mil millones de dólares (el 5.3% de su PIB). En este patrón de balanzas de cuenta corriente, ni los factores económicos ni los políticos son sostenibles, especialmente en un ambiente de recesión.

La parte política es clara. No hay nada que alimente más los sentimientos proteccionistas que un déficit comercial abultado. Según una encuesta levantada por el diario Wall Street Journal y la NBC que se publicó en diciembre de 2007, casi el 60% de los estadounidenses piensan que la globalización es mala porque ha hecho que las compañías y los trabajadores estadounidenses compitan en un ambiente injusto.

Si la globalización ha adquirido una mala reputación en los Estados Unidos, gran parte de la culpa es del déficit externo. La política comercial estadounidense ha sido extraordinariamente resistente a las presiones proteccionistas de los años recientes. Sin embargo, independientemente de quién gane la presidencia de los Estados Unidos, el mundo deberá esperar una mayor vigilancia de las importaciones procedentes de China y otros países de mano de obra barata así como de la contratación externa de servicios en lugares como la India.

A medida que en los Estados Unidos y otras economías avanzadas las condiciones para las exportaciones de los países en desarrollo se tornen menos favorables, es poco probable que los mercados emergentes, por mucho que puedan ayudar, sean capaces de absorberlas y proporcionar de esa manera combustible suficiente para el crecimiento impulsado por ellas. Los aranceles de importación suelen ser más elevados en los países en desarrollo, lo que dificulta tener acceso a ellos. Además, los países en desarrollo compiten en productos similares –bienes de consumo de distintos niveles de sofisticación–, por lo que el aspecto político del comercio Sur-Sur ampliado tiene peores perspectivas que el del comercio Norte-Sur. En los países en desarrollo ya son comunes las medidas antidumping contra las importaciones procedentes de China, Vietnam y otros exportadores asiáticos.

Exportar, por lo tanto, será una actividad aún más difícil. Los países como China, que tienen superávit amplios, tendrán que recurrir mucho más a la demanda interna para alimentar su economía. Esto no es del todo malo, porque China ciertamente necesita más inversiones públicas en sectores sociales como la salud y la educación.

Pero el impacto se sentirá más allá de los países con superávit. Si los exportadores de Brasil, Turquía, Sudáfrica y México –todos ellos economías en déficit—ya tenían dificultades para competir con China en otros mercados cuando esos mercados estaban totalmente abiertos y ampliándose rápidamente, imaginemos qué suerte correrán en condiciones menos favorables.

Las repercusiones en el crecimiento casi seguramente serán negativas, incluso si la demanda interna compensa totalmente la disminución de la demanda externa. El motivo es microeconómico, no macroeconómico: hay un límite al acero o las partes automotrices que se pueden vender en el mercado nacional, y la productividad en las industrias de servicios no es igual a la de las actividades orientadas a la exportación. Por lo tanto, la contracción de los mercados de exportación frenará el cambio estructural para promover el crecimiento en casa.

Nada de esto implica un desastre para los países en desarrollo. El éxito a largo plazo depende todavía de lo que suceda en cada país y no en el exterior. Lo que actualmente son noticias moderadamente malas sólo se convertirán en terribles si se permite que los problemas económicos en los países avanzados –especialmente en los Estados Unidos– se transformen en xenofobia y proteccionismo abierto; si los grandes mercados emergentes como China, la India y Brasil no se dan cuenta de que ya son demasiado importantes para aprovecharse libremente de la gobernanza económica global; y si, como consecuencia, otros reaccionan de manera exagerada y le dan la espalda a la economía mundial para adoptar políticas autárquicas. Si no se cometen esos errores, es de esperar que el entorno económico sea más duro, pero no que haya una calamidad.

Fuente: Project Syndicate

Agentes de la Policía colombiana, ¿campeones mundiales de lectura veloz?

Todo hace indicar que la policía y los servicios de inteligencia colombianos son los más eficientes y veloces del mundo a la hora de procesar información; de otra forma no se explica que hayan logrado identificar información específica en pocas horas, y que en pocos días tal información “rescatada” y procesada haya podido ser repartida a las agencias de inteligencia de varios países latinoamericanos.

Si nos guiamos por lo que dice el “Informe forense de INTERPOL sobre los ordenadores y equipos informáticos de las FARC decomisados por Colombia”, resultará bastante evidente –al menos para cualquier crédulo de espíritu despreocupado- que los archivos de distinta naturaleza, equivalentes a 39,5 millones de páginas de Microsoft Word, extraídos de los equipos informáticos decomisados, pudieron ser procesados, ordenados, clasificados y comunicados (o filtrados) –en tiempo record- gracias a la gran capacidad y pericia de los agentes colombianos; ¿serán acaso estos agentes los campeones mundiales de lectura veloz? Podrían quizá postular al record Guinness, o ser estrellas del programa de televisión “Aunque usted no lo crea de Ripley” (Ripley's Believe It or Not).

Si quieren entender cabalmente el porqué digo lo que digo, lean el extracto del informe mencionado que publico a continuación:

Informe forense de INTERPOL sobre los ordenadores y equipos informáticos de las FARC decomisados por Colombia

Bogotá (Colombia) – 15 de mayo de 2008
Declaración de prensa del Secretario General de INTERPOL, Ronald Noble

"Nuestra unidad de gestión de crisis contaba con dos especialistas en investigación forense procedentes de Australia y de Singapur, quienes habían sido seleccionados por sus respectivas administraciones nacionales policiales y no por la Secretaría General de INTERPOL. Dichos especialistas venían de una región distinta y no hablaban español, lo que ayudó a descartar la posibilidad de que fueran influenciados por el contenido de los datos que estaban examinando. Se dejó a su entera discreción la elección del modo en que iban a realizar el examen: se les pidió simplemente que analizasen las pruebas decomisadas y que presentasen sus conclusiones. Procedieron a dividirse las ocho pruebas entre los dos a partes iguales, de manera que cada uno examinó cuatro; crearon un índice de búsqueda por palabra clave sin tener conocimientos de español; y elaboraron un informe confidencial que merece ser considerado como independiente, exhaustivo y sumamente pormenorizado.

Los especialistas de INTERPOL, sirviéndose de avanzadas herramientas de investigación forense, han determinado que las ocho pruebas instrumentales de carácter informático decomisadas contienen más de 600 gigabytes de datos, entre los que hay:

37.872 documentos de texto,
452 hojas de cálculo,
210.888 imágenes,
22.481 páginas Web,
7.989 direcciones electrónicas,
10.537 archivos multimedia (de sonido y vídeos), y
983 ficheros cifrados.

En palabras sencillas, se puede decir que este volumen de datos corresponde a 39,5 millones de páginas de Microsoft Word y, si todos los datos incautados estuviesen en formato Word, a un ritmo de 100 páginas por día, se tardaría más de 1.000 años en leerlos".
Fuente: http://www.interpol.int/public/ICPO/speeches/2008/SGbogota20080516ES.asp

jueves, 18 de septiembre de 2008

The Myth of "Eurabia"

Por: Muhammad Abdul Bari

Hoy en día existe una poderosa narrativa sobre cuántos jóvenes musulmanes europeos son susceptibles al terrorismo, sobre cómo el Islam conduce a la radicalización y sobre cómo los musulmanes, por su credo, eligen vivir en ghettos y, por lo tanto, crean condiciones propicias para que surjan terroristas. La forma más extrema de esta narrativa es la idea de "Eurabia", un término incendiario que supuestamente describe un fenómeno por el cual hordas musulmanas hoy están contaminando el mismísimo ADN de Europa.

En esta narrativa, lo que más resuena es el miedo al terrorismo de cosecha propia, así como el ímpetu por tratar a los musulmanes como un enemigo externo y también la idea de que adecuarse a las diferencias religiosas es peligroso. Se crea una falsa dicotomía en la que los musulmanes deben elegir entre una identidad occidental y europea o una identidad islámica supuestamente separada.

Pero la relación entre la fe de los musulmanes europeos y la identificación con las naciones europeas rara vez se adecua al estereotipo de "Eurabia". Un estudio global de amplio alcance realizado por Gallup y que culminó en el libro Who Speaks for Islam: What a Billion Muslims Really Think (Quién habla por el Islam: Qué piensan realmente mil millones de musulmanes) , de John L. Esposito y Dalia Mogahed, incluye un análisis pormenorizado y sofisticado de las actitudes de los musulmanes europeos. Los resultados sugieren que las identidades religiosas y nacionales son conceptos complementarios, no opuestos.

Los musulmanes que viven en París, Londres y Berlín son más religiosos que el público general, pero tienen las mismas probabilidades que cualquier otro de identificarse con su país y sus instituciones democráticas, y las mismas probabilidades de rechazar la violencia.

La narrativa prevaleciente suele considerar a las mezquitas y a las asociaciones islámicas como espacios para la radicalización, pero yo sostengo que algunos jóvenes se están alejando activamente de estas instituciones pacíficas. Esto puede deberse a que a las mezquitas y las instituciones islámicas les resulta difícil competir con las promesas de solaz disponibles en Internet, donde se pueden abordar cuestiones políticas, combatir las injusticias en todo el mundo y lanzar llamados a las armas que pueden terminar siendo asesinos.

Internet es el lugar donde algunos jóvenes musulmanes sucumben a la narrativa seductora del Islam construida por quienes están detrás de los ataques terroristas de nuestros tiempos. También sabemos que el impacto devastador de Internet en puñados de jóvenes no está confinado a la comunidad musulmana, tal como quedó evidenciado en los trágicos acontecimientos en Bridgend, en el Reino Unido, donde 17 jóvenes, aparentemente conectados a través de Internet, se suicidaron.

Para algunos jóvenes musulmanes, la subcultura superior es virtual y opera en los márgenes de las comunidades musulmanas, ya sea en Europa como en el mundo islámico. La historia que presenta es la de un mundo asediado por injusticias reales, cuya única solución es la acción violenta que supuestamente llevará a la victoria de un mundo musulmán monolítico. Nada importa la incómoda verdad de que los hechos puedan ser teológicamente inadmisibles; el fin justifica los medios, y realmente no existe ninguna alternativa.

Este tipo de narrativa es atractiva porque alimenta la alienación que sienten muchos jóvenes musulmanes. Algunos pueden ver las aventuras extranjeras impopulares e injustas en Irak como ejemplos de la inutilidad de la acción pacífica dentro del marco de la ley. Otros se sienten sofocados por el discurso tóxico prevaleciente que retrata a los musulmanes europeos como ajenos, extranjeros y sospechosos. Las leyes sancionadas para detectar y “perseguir” a los musulmanes, y las declaraciones que afirman la islamofobia de nuestros medios, respaldan la noción absurda de que lo que realmente estamos presenciando es una “guerra contra el Islam”.

En las comunidades musulmanas en todas partes, existe una necesidad de desafiar esta narrativa haciendo público el repudio teológico de la violencia por parte del Islam. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para llegar a las comunidades locales y demostrar las realidades de nuestra fe. En consecuencia, deberíamos rendir tributo a la resiliencia de los musulmanes holandeses que resisten a las provocaciones del político de derecha Geert Wilders, que está decidido a estrenar un filme que sólo puede inflamar el prejuicio público contra el Islam. Los musulmanes en Holanda responden abriendo sus mezquitas y llevando su mensaje a los vecinos.

Existe una responsabilidad colectiva para tratar estos problemas no como cuestiones musulmanas, sino como problemas cuyas soluciones realzarán los valores en los que se basa la sociedad europea. Ocuparse de la sensación de injusticia, asedio y alienación a la que se enfrentan los jóvenes musulmanes no es una victoria para los extremistas. Más bien, es una victoria para los valores liberales europeos porque demuestra que cada individuo y cada minoría tienen el mismo valor.

De hecho, no deberíamos ver ni el terrorismo de cosecha propia ni la presencia de musulmanes como algo nuevo en Europa. La interacción del Islam con la sociedad europea desencadenó un florecimiento del conocimiento, y muchos musulmanes han habitado los Balcanes y Europa del este y central durante cientos de años. Ellos ayudaron a reconstruir las economías de la Europa desgarrada por la guerra en los años 1950, cuando llegaron como inmigrantes y luego hicieron de Europa su hogar. En casi cada aspecto de la vida, los musulmanes han sido una parte integral del tapiz europeo.

Todos los europeos, inclusive aquellos que son musulmanes, tienen derecho a preocuparse por la cuestión del terrorismo de cosecha propia. Nuestro derecho a la seguridad y a la vida es muy importante, como lo es la necesidad de habitar un espacio libre de prejuicio y sospecha. Los atentados del 7 de julio de 2005 en mi ciudad natal de Londres pusieron esto claramente de relieve. Las víctimas eran de todos los credos y razas, inclusive musulmanes, como lo eran los héroes que ayudaron a Londres a volver a ponerse de pie tan rápido. El mensaje colectivo de los londinenses después del 7 de julio fue decisivo, y también debe ser el mensaje de Europa: no permitiremos que estas atrocidades nos dividan.

Fuente: project-syndicate.org

Relaciones entre mafias y política han sido el factor dinamizador y perturbador de la vida pública

El rasgo más importante de la política colombiana en los últimos 15 años ha sido la relación entre mafias y política, o su versión más reciente la alianza entre paramilitares y políticos. No es que antes de los años 90 no existiesen mafias y paramilitares o que estos no quisieran influir en la política. Tampoco quiere decir que con anterioridad los políticos no aceptaran compromisos con actores ilegales. Desde los años 70 podemos identificar relaciones entre la mafia y la política, pero es a finales del siglo cuando estos acuerdos se convierten en el factor más dinamizador y perturbador de la vida pública.

¿Cómo se llegó a esta situación? Hay cuatro elementos determinantes: 1. la configuración de una clase emergente que ha buscado incesantemente su inclusión en la vida nacional. 2. La decisión de las élites regionales de resistir a los cambios democráticos y a las iniciativas de paz. 3. La radicalización y degradación de la acción guerrillera. 4. El hallazgo de un modelo de poder local basado en la confluencia entre políticos y paramilitares ensayado por primera vez en Urabá. Para mediados de los años 90, Colombia concentró la producción y el tráfico de cocaína que antes compartía con Perú y Bolivia. Desde esa época hasta hoy ha enviado hacia el exterior un promedio de 500 toneladas de cocaína por año. Nada menos que 10.000 millones de dólares si tasamos el kilo a 20.000 dólares.

Este dinero se ha difuminado en toda la sociedad y ha potenciado la conformación de un gran grupo humano con identidades sociales, culturales y económicas que lo asemejan a una verdadera clase social. Ya no se trata de delincuentes aislados o de simples carteles de la droga. Son miles de personas que habitan en todas las regiones y tienen intereses comunes que quieren hacer valer en la vida pública mediante la presión y la violencia, pero también mediante la negociación y la concertación.

A la par de esto, las élites regionales que habían gobernado por más de 100 años mediante un sistema bien armado de clientelismo regional y transacción con las élites nacionales empezaron a sentir el impacto de la elección de alcaldes y las transformaciones políticas que trajo la Constitución de 1991 con la circunscripción nacional de Senado y el impulso al voto de opinión. Se espantaron ante la posibilidad de que estas reformas y unas posibles negociaciones de paz con las guerrillas les cambiaran el mapa político en las regiones y dieran origen a un régimen pluralista.
Es Edward Gibson, un estudioso de las transiciones políticas, quien devela esta reacción de las élites en el texto Autoritarismos Subnacionales: "En un país democrático o en proceso de democratización, la preservación del autoritarismo subnacional es un producto de estrategias territoriales perseguidas por las élites políticas locales.

"En respuesta a la democratización nacional, las élites autoritarias subnacionales adelantan estrategias para controlar a los actores políticos en la provincia, preservar la autonomía ante influencias nacionales y mejorar su capacidad de negociación con actores políticos del centro".

Modelo Castaño
Un extraño designio de nuestra historia vino a anudar los intereses de la clase emergente venida de los dineros del narcotráfico, con la pretensión de las élites locales de conservar su poder político. La primera quería negociar su inclusión en la vida nacional y alejar el fantasma de la extradición, la segunda aspiraba a mantener el usufructo de la gobernabilidad local y anular los efectos de las reformas. Los primeros ensayos estuvieron a cargo de Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela. El uno se lanzó directamente a la arena política y los otros quisieron influir de forma indirecta invirtiendo grandes sumas de dinero en la campaña de terceros. Pero fueron los paramilitares de finales de los años 90 quienes llegaron más lejos.

Contaron con otro ingrediente que catapultó esta alianza perversa: las guerrillas querían destrozar los gobiernos locales, habían entrado a competir por el control del negocio del narcotráfico y estaban asolando a los empresarios agrícolas mediante el secuestro y la extorsión. Fueron los propios jefes paramilitares, en una entrevista con investigadores de la Corporación Arco Iris, quienes describieron con lujo de detalles la manera como la clase política acudió a ellos para buscar un pacto. Argumentaban que los avances electorales de la izquierda y las negociaciones de paz entre las Farc y Pastrana desequilibrarían la política regional.

El modelo de gobierno paramilitar ¿que luego se pondría en práctica en más de 250 municipios del país¿ se ensayó en Urabá entre 1994 y 1998. Las declaraciones de los jefes paramilitares Fredy Rendón, Salvatore Mancuso y Éver Veloza, han venido a corroborar lo que todo el mundo sabía: que en esa región se gestó una alianza entre dirigentes políticos, militares activos, compañías multinacionales, empresarios y paramilitares para imponer un régimen de terror y consolidar una nueva forma de gobernar.

El modelo se lo inventó Carlos Castaño, quien se encontró con una justificación nada desdeñable: en la región se había puesto en práctica, desde mediados de los años 80, la "combinación de todas las formas de lucha" por parte de la guerrilla. Estas fuerzas a la vez que combatían con las armas ejercían su influencia en los sindicatos y en las alcaldías para demandar reivindicaciones salariales y desarrollar su poder político a través de la Unión Patriótica y el Frente Popular.

El experimento de Castaño tendría un padrino muy especial: el general Rito Alejo del Río, quien llegó a la brigada XVII a finales de 1995 durante la gobernación de Álvaro Uribe Vélez. En apenas cuatro años arrinconaron a las Farc, diezmaron a la Unión Patriótica, recuperaron las 10 alcaldías logradas por la izquierda y pusieron a los sindicatos a desarrollar una política congruente con los patronos.

Luego este modelo se trasladaría a otras regiones. De Urabá y de Córdoba saldrían paramilitares para el sur y el oriente del país en aviones auspiciados por los militares o en camiones que pasaban tranquilamente infinidad de retenes.

El horror se multiplicó hasta el infinito. Tanto, que hoy la Fiscalía habla de 10.000 desaparecidos y 3.800 fosas comunes, y las estadísticas oficiales registran cerca de tres millones de desplazados.

Mediante esta alianza conquistaron en 2002 una tercera parte del Congreso y en 2003 alcanzaron 251 alcaldías, nueve gobernaciones y más de 4.000 concejales. Después vendrían las negociaciones de paz. Todo hacía pensar que lograrían el cometido de legalización de fortunas y el afianzamiento político en la mayoría de las regiones. Pero por el camino se dañó el proceso y se atravesó la Corte Suprema, vino la extradición de los jefes paramilitares y se inició el juicio a la parapolítica. Ahora volvemos a un terreno incierto. No sabemos si terminará por fin la alianza entre mafias y políticos o resurgirá bajo nuevas modalidades.

Por León Valencia, analista, Corporación Nuevo Arco iris.lvalencia@nuevoarcoiris.org.co

lunes, 15 de septiembre de 2008

Bolivia: Unasur respalda legitimidad de Morales y propone colaboración directa para superar crisis

En una declaración de nueve puntos leída esta noche por la Presidenta Michelle Bachelet, la alianza respaldó al gobierno de Evo Morales y comprometió sus esfuerzos para ayudar a superar la crisis que vive Bolivia.

Seis horas de conversaciones necesitaron los nueve representantes de la Unión de Naciones del Sur (Unasur) para aunar una posición frente a la crisis boliviana, la que se tradujo en una declaración de nueve puntos que respaldó la constitucionalidad del gobierno de Evo Morales y acordó el apoyo directo de la nueva alianza a la solución del conflicto.

Poco antes de las 22:30 horas y cuando ya se habían retirado casi todos los mandatarios y representantes de los Estados miembros, la Presidenta Michelle Bachelet procedió a la lectura de la declaración, señalando que ésta convoca las voluntades para que en Bolivia o en cualquier otro país del Conosur vuelva a ocurrir un quiebre institucional como el que vivió Chile hace 35 años.

Entre los puntos más relevantes del texto se destaca el respaldo a la administración del gobernante indígena ratificada por el referendo celebrado hace varias semanas, el rechazo a la injerencia o intervenciones de otras naciones en los problemas internos de la nación altiplánica, la condena a cualquier intento de derrocar al gobierno legítimamente elegido y el apoyo, mediante una comisión de la Unasur para colaborar con Bolivia en lo que su gobierno requiera para superar este momento.

El texto denominado Declaración de La Moneda sostiene que "ante los graves hechos que se registran en la hermana República de Bolivia y en pos del fortalecimiento del diálogo político y la cooperación para el fortalecimiento de la seguridad ciudadana, los países integrantes de UNASUR:

1. Expresan su más pleno y decidido respaldo al Gobierno Constitucional del Presidente Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una amplia mayoría en el reciente Referéndum.

2. Advierten que sus respectivos Gobiernos rechazan enérgicamente y no reconocerán cualquier situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometa la integridad territorial de la República de Bolivia.

3. Consecuente con lo anterior, y en consideración a la grave situación que afecta a la hermana República de Bolivia, condenan el ataque a instalaciones gubernamentales y a la fuerza pública por parte de grupos que buscan la desestabilización de la democracia boliviana, exigiendo la pronta devolución de esas instalaciones como condición para el inicio de un proceso de diálogo.

4. A la vez, hacen un llamado a todos los actores políticos y sociales involucrados a que tomen las medidas necesarias para que cesen inmediatamente las acciones de violencia, intimidación y de desacato a la institucionalidad democrática y al orden jurídico establecido.

5. En ese contexto, expresan su más firme condena a la masacre que se vivió en el Departamento de Pando y respaldan el llamado realizado por el Gobierno boliviano para que una Comisión de UNASUR pueda constituirse en ese hermano país para realizar una investigación imparcial que permita esclarecer, a la brevedad, este lamentable suceso y formular recomendaciones, de tal manera de garantizar que el mismo no quede en la impunidad.

6. Instan a todos los miembros de la sociedad boliviana a preservar la unidad nacional y la integridad territorial de ese país, fundamentos básicos de todo Estado, y a rechazar cualquier intento de socavar estos principios.

7. Hacen un llamado al diálogo para establecer las condiciones que permitan superar la actual situación y concertar la búsqueda de una solución sustentable en el marco del pleno respeto al Estado de derecho y al orden legal vigente.

8. En ese sentido, los Presidentes de UNASUR acuerdan crear una Comisión abierta a todos sus miembros, coordinada por la Presidencia Pro Témpore, para acompañar los trabajos de esa mesa de diálogo conducida por el legítimo Gobierno de Bolivia, y

9. Crean una Comisión de apoyo y asistencia al Gobierno de Bolivia, en función de sus requerimientos, incluyendo recursos humanos especializados.

Fuente: La Nación (Chile)

Evo dice a opositores que quiere negociar la Constitución, pero reafirma línea socialista

El Mandatario agradeció la propuesta de la Presidenta chilena, Michelle Bachelet, de convocar a la Unasur.

El Presidente boliviano, Evo Morales, prometió ayer avanzar con su proyecto de Constitución socialista, aunque horas antes había aceptado negociar con la oposición e intentar así frenar una sangrienta ola de violencia en las cuatro regiones que protestan contra sus reformas.

Ante miles de seguidores, el Mandatario anunció el lanzamiento de la campaña electoral para que los bolivianos decidan en las urnas si quieren una nueva Carta Magna. El proyecto afirma la nacionalización de la economía y da más poder a la mayoría indígena, pero es resistido desde los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, los más ricos del oriente del país.

"Si están conspirando con un golpe fascista, racista (...), su plan es tumbar al indio. Pueden tumbar al indio, pero no van a tumbar al pueblo boliviano, cueste lo que cueste hay que defender este proceso de cambio", dijo Evo desde Cochabamba.

Caos social

Anteriormente, el Ejecutivo había acordado con el gobernador de Tarija, Mario Cossío, abrir un diálogo con los opositores para buscar un acuerdo de unidad nacional que frene la violencia. El gobierno elevó anoche a "una treintena" el número de víctimas fatales de los últimos días y la oposición dijo que seguirá dialogando siempre que no haya "un muerto más".

El caos social tras los enfrentamientos obligó a dictar estado de sitio en el departamento (región) de Pando, cuyo prefecto (gobernador), Leopoldo Fernández, tiene una orden de captura en su contra por desacato a la decisión del gobierno. En Pando no ha podido aplicarse plenamente la medida debido a que en la ciudad de Cobija aún quedan grupos armados movilizados. El Ejecutivo también acusa a Fernández de haber contratado a "sicarios" para atacar a campesinos oficialistas el jueves pasado.

Ayer, a las afueras de Santa Cruz grupos de jóvenes opositores a Morales armados con explosivos se enfrentaron con campesinos que apoyan al Presidente y que bloqueaban una carretera. Los campesinos repelieron a los jóvenes y tomaron como rehenes a cuatro de ellos. Todos fueron liberados y sólo hubo heridos.

En una rueda de prensa en la mañana, el Presidente aseguró que su ofrecimiento de diálogo era una reiteración de varios llamados previos a "juntar" el proyecto de la nueva Constitución con los estatutos de autonomía aprobados en los departamentos opositores, en referendos no autorizados por el gobierno.

Explicó que el "Pacto de Unidad", integrado por organizaciones sociales e indígenas que lo apoyan, está de acuerdo con revisar la Carta Magna, pendiente de ratificación, "si es por la unidad del país".

El Vicepresidente, Álvaro García Linera, había señalado que tras la reunión con Cossío se identificaron las bases de lo que podría ser el inicio del diálogo: el Impuesto Directo a los Hidrocarburos, que Morales quitó a las regiones para financiar un sueldo a la tercera edad y cuya devolución es exigida por los opositores; la nueva Constitución, y las autonomías.

Evo también agradeció "la solidaridad de la comunidad internacional" y la propuesta de la Presidenta Michelle Bachelet de convocar a una reunión de emergencia de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) -la comunidad de 12 países de la región constituida en mayo de este año- para pronunciarse sobre la crisis política en Bolivia.

"Esta revolución democrática y cultural hay que terminarla, hay que culminarla. Patria o muerte, venceremos".
EVO MORALES
Presidente de Bolivia
Chávez pide a general boliviano apoyar a Morales

El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, exhortó ayer al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia, general Luis Trigo, a defender al Mandatario Evo Morales y no "al imperialismo americano". "Yo sé que ese general y otros generales tienen allá (en Bolivia) una especie de huelga de brazos caídos, que han permitido a los fascistas paramilitares masacrar al pueblo de Bolivia", afirmó Chávez en un acto castrense en el estado Bolívar.

Chávez había dicho el jueves que en caso de que su amigo y aliado Evo Morales, acosado por una crisis política en su país, sea "derrocado o asesinado", tomaría esa acción como "una luz verde para apoyar a cualquier movimiento armado en Bolivia". "Lancé una declaración muy fuerte, lo reconozco, pero la ratifico: si a Evo lo derrocan o lo matan, lo digo, no me voy a quedar de brazos cruzados", advirtió Chávez.

La reacción del venezolano fue una respuesta al general Trigo, quien en nombre de las Fuerzas Armadas bolivianas rechazó el viernes alguna "intromisiones externas de cualquier índole, vengan de donde vengan", y advirtió que sus tropas "no permitirán que ningún militar o fuerza extranjera pise territorio nacional".

Según el Mandatario venezolano, el general Trigo se tomó "la libertad, sin consultar con su Presidente" de responderle. "General Trigo, tiene usted razón, pero que bueno sería oírlo decir algo sobre la injerencia de Estados Unidos en su país", replicó.

"Demuéstreme general Trigo que usted apoya a su Presidente Evo Morales y al pueblo de Bolivia. Demuéstremelo. Apoye usted a su Presidente y no al imperialismo norteamericano", le manifestó Chávez.

El Mandatario venezolano ha demostrado estar dispuesto a acompañar a Morales a superar la crisis que afecta a Bolivia. El jueves, expulsó al embajador estadounidense en Caracas en solidaridad con Evo, quien había tomado la misma medida un día antes alegando que "el imperialismo" estadounidense apoyaba al movimiento opositor. "Váyanse al carajo, yanquis de mierda", espetó el Mandatario venezolano al ordenar la expulsión del representante de la Casa Blanca en su país.

Fuente: El Mercurio (Chile)