domingo, 10 de agosto de 2008

La sorpresa renovable

Por Beatriz Michell
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Estudios de las universidades de Chile y Santa María pone por primera vez cifras y sustento económico a la generación de energías renovables. Los ecologistas saltan en una pata con la posibilidad de que, en 2025, el 47,5% de la energía sea “limpia”.
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Si los argentinos tienen poco gas, a nosotros también nos falta. Si San Isidro nos deja sin lluvia, escasea la electricidad. Si hay guerra en Irak, sube la bencina.
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La demanda por energía aumenta vertiginosamente, las fuentes no dan abasto y el precio de la mayoría de ellas está por las nubes.
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La solución que las autoridades dan al problema se ha centrado en energía nuclear, o en más centrales hidroeléctricas como Hidroaysén, pero tanto las comunidades como los ecologistas rechazan ambas opciones por los problemas medioambientales y para la salud que producen.
A cambio, los institutos de desarrollo sustentable proponen impulsar las energías renovables no convencionales (ERNC), como la eólica o la solar, pese a los argumentos de que no son rentables ni se pueden poner en marcha a corto plazo.
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Una disyuntiva tan difícil que el consenso parece lejano. Pero un estudio de la Universidad de Chile y de la Universidad Técnica Federico Santa María trae una luz de esperanza.
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Los expertos de ambas instituciones argumentan que, de acá al 2025, las ERNC podrían abastecer un 47,5% de los requerimientos del Sistema Interconectado Central (SIC), que representa el 69% de la matriz energética del país. Si además las autoridades promueven una buena política de eficiencia energética, este tipo de energía podría abastecer hasta el 70,8% del consumo del SIC.
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Esto es bastante superior a lo que estableció la ley sobre energías renovables que se promulgó en marzo de este año. Con el canto alegre incluso de los ecologistas, la ley impuso que entre 2010 y 2014 las empresas generadoras deberían obtener un 5% de la energía que comercializan a partir de fuentes renovables, e incrementar en 0,5% anual, para llegar en 2024 al 10% del total.
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"Hoy podemos decir que es económicamente factible implementar el doble o el triple de lo que implementó el Gobierno con la ley. Por eso, esa ley, que es muy conservadora, tiene que ser revisada en el sentido de obligar a los privados a un porcentaje mayor y que el Estado dirija. El que va a orientar la política energética distinta no es el sector privado, porque ellos sólo saben cuál es el combustible más barato, y prueba de ello es que prácticamente todo lo que han presentado como propuesta energética es el carbón", critica Sara Larraín, directora ejecutiva del Programa Chile Sustentable.
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CAMBIOS DE INSTITUCIONALIDAD
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El resultado del estudio sorprendió incluso a los ecologistas, que creían que las ERNC alcanzarían a cubrir sólo un 20% de la matriz del SIC para 2025. Jamás pensaron en un 47,5%, y menos en un 70,8%.
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Claro que el sueño, según el estudio, no se alcanza sólo con tener el potencial, sino que es importante que se tomen las medidas correctas. Por eso, hay que superar barreras que están arraigadas en Chile (ver recuadro), lo que implica esfuerzos y mayor dirección del Gobierno.
Actualmente hay en el Congreso un proyecto para crear un Ministerio de Energía, aprobado por la Comisión de Energía de la Cámara el 30 de julio.
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Los parlamentarios Alejandro Sule y Ricardo Núñez, presidentes de las comisiones de Energía de la Cámara y del Senado, respectivamente, aseguraron el viernes, en la presentación del estudio, que es fundamental que el proyecto de ley incorpore una Agencia Nacional de Energías Renovables con autonomía y recursos.
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"Se requiere institucionalidad. No sacas nada con tener cuatro personas en la Comisión Nacional de Energía (CNE) y otras diez personas en el Programa País [de Eficiencia Energética]. Además, los recursos del royalty que van al Consejo de Innovación para la Competitividad deberían solucionar el problema de la energía, que es el que afecta más a la población, a la economía y a la salud", opina Sara Larraín.
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Si las autoridades toman en cuenta este estudio, las álgidas discusiones entre detractores y partidarios de las ERNC podrían comenzar a apaciguarse y llegar a un buen fin.
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"Esta opción llevaría a Chile a avanzar en seguridad energética, mayor autonomía, superar la controversia de los problemas ambientales y tener una alternativa más limpia. Además, es una posibilidad de mayor gobernabilidad, porque no se puede seguir haciendo megaproyectos en distintas regiones en contra de las comunidades", concluye Sara Larraín.
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Fuente: La Nación (Chile)

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