viernes, 3 de julio de 2009

Monckeberg, Kast y la apelación a la ignorancia

Por: Claudio Fuentes Bravo

Existe un prejuicio argumentativo, un esquema de persuasión, cuya estructura lógica es muy antigua y conocida, aunque lamentablemente poco advertida. Locke la llamó “argumentum ad ignorantiam”, es decir, argumento de (apelación a) la ignorancia, dado que se apoya en “la incapacidad de responder por parte del adversario”.

A través de la historia, el argumento de APELACIÓN A LA IGNORANCIA, sirvió para que detrás de él, se parapetaran hordas de apasionados ciudadanos que estando más preocupados de ganar la contienda se esmeraban -con el heroísmo y convicción de un husky siberiano- “más en el ruido que en la selección de las nueces”.

Un esquema de apelación a la ignorancia es el que con “abundancia y sistematización” ha sido utilizado por políticos como N. Monckeberg y J. A. Kast con el objetivo de impedir la distribución de la llamada “píldora del día después”. Fíjese que no afirmo que esta argumentación sea simplemente mal intencionada, sino simplemente digo que los argumentos exhiben una forma determinada, forma que no necesita de intencionalidad consciente, para dejar de ser falaciosa.

Un análisis como el que ofrezco aquí, frecuentemente se deshecha de partida, porque no iría “al fondo de las cosas”, como me lo ha hecho saber una colega en un almuerzo de Facultad, motivándome sin quererlo a escribir, porque ¡vaya a saber uno cuál es el fondo de las cosas! habiendo tanta gente que cree saberlo.

Voy al análisis, análisis que no es de fondo, téngalo presente, para que no se entusiasme...

Un ejemplo del esquema argumentativo que llamamos APELACIÓN A LA IGNORANCIA es la cita de Nicolás Monckeberg que a continuación se reproduce:

“Pues bien, si el propio laboratorio fabricante reconoce que el fármaco sí puede actuar después de la concepción, si igual cosa señala la FDA de los Estados Unidos y si en todo los países donde ésta se comercializa así la presentan. ¿Cómo podría desconocerse que al menos existe una presunción razonable de que la píldora puede actuar después de la concepción y en consecuencia ser abortiva? Se ha dicho que mientras no haya certeza que este fármaco sea abortivo el Tribunal debió permitir su distribución. Sin embargo, hasta el lindano utilizado para combatir los piojos en los niños se sacó del mercado hace pocos meses porque estudios señalaron que habían presunciones fundadas que podía producirles cáncer y nadie acuso tal decisión como irracional”.

(NICOLÁS MONCKEBERG DÍAZ Diputado. Carta al Director, Diario El Mercurio, 14 de abril de 2008)

En relación al párrafo precedente, el diputado Kast expresó a un canal de televisión en días recientes, siendo citado además en distintos medios de prensa que:

"Nadie ha comprobado que la píldora es abortiva o no, y ante la duda yo pienso que hay que abstenerse".

Lo dicho por Kast es, en estructura, lo mismo que explica más latamente Monckeberg, y lo mismo que se reitera en las argumentaciones de la mayoría de los voceros oficiales de la alianza. Equivalencia, por cierto, que observamos a nivel de la estructura argumentativa, cambian los nombres propios, los sustantivos y los adjetivos, pero el esquema se mantiene.

A continuación ficciono un diálogo basado en una lógica más o menos convencional y luego ofrezco un diálogo basado en una lógica religiosa (siguiendo una distinción de una famosa viñeta de la web. que vale la pena buscarla). Veremos en acción a los argumentos de “apelación a la ignorancia”.

Debate fundado en una lógica convencional

Ciudadano racional A:

“La píldora del día después es abortiva”

Afirmación que cualquiera en posesión de una lógica convencional y en consideración, además, de información que considera fidedigna (no sólo ajustada a sus creencias) propone para avanzar en la deliberación de un problema.

Ciudadano racional B:

¿Ah si, puedes probarlo?

Pregunta que intenta por medios racionales avanzar en la discusión.

Ciudadano A:

Estos estudios son la prueba (los muestra para evaluarlos de forma transparente).

Esta es la acción consecuente, en el mundo ideal que intento describir, que prosigue como respuesta a la solicitud de prueba. La valoración de la prueba se puede ajustar o no a un estándar convencional. Es probable que si el estándar es metafísico o religioso, ninguna prueba sea suficiente, de allí que sea preferible que el estándar para valorar la prueba en una discusión democrática sea honestamente científico, es decir, esté al alcance de las dos partes y no sea arbitrario.

Ciudadano B:

Ok. Tienes razón.

Debería ser la respuesta de quien acepta la suficiencia de las pruebas. Si no las acepta en atención a la fragilidad de las pruebas, debería reponerse el procedimiento para empezar desde la solicitud de nuevas pruebas.

Lógica fundada en una lógica religiosa

Ciudadano A:

“La píldora del día después es abortiva”

Afirmación que un ciudadano(a) hace en consideración de información que considera fidedigna porque se ajusta a sus creencias.

Ciudadano B:

¿Ah si, puedes probarlo?

Pregunta de un ciudadano(a) que intenta por medios racionales avanzar en la discusión.

Ciudadano A:

No, pero si tú NO puedes probar que lo que yo creo es FALSO, entonces tienes que seguir las recomendaciones que se derivan de mis creencias y no de las tuyas.

Este es el famoso esquema de APELACIÓN A LA IGNORANCIA. Prescribe: Ya que tú no puedes demostrar que lo que yo sostengo es falso, para lo que no tengo ninguna prueba consistente, dicho sea de paso, entonces debes aceptar que es verdadero.

Ciudadano B:

(Silencio)

Termina el debate porque claramente no hay garantías de una discusión racional.

Nota: Recordé leyendo a Monckeberg y Kast el argumento de un profesor de filosofía medieval y de metafísica tomista que se preguntaba por qué los gobiernos consideraban moralmente mala “la discriminación” cuando era “estructuralmente similar a la acción que ejecutábamos cuando apartábamos una manzana podrida de un cajón de manzanas sanas”. Hay algo ahí de fondo... las lógicas bajo las cuales fuimos educados.

Fuente: La Tercera

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