miércoles, 18 de marzo de 2009

Dirigentes conectados en redes

Por: Joseph S. Nye

En un ambiente de teléfonos portátiles, computadoras y sitios web, como, por ejemplo, MySpace, Facebook y LinkedIn, resulta trivial decir que vivimos en un mundo conectado en redes, pero las diferentes redes brindan nuevas formas de poder y requieren estilos diferentes de dirección. Barack Obama lo entiende; de hecho, lo ayudó a conseguir su victoria.

Si bien Obama en modo alguno ha sido el primer político americano que ha recurrido a la red Internet, ha sido el que ha utilizado con más eficacia la nueva tecnología para recaudar dinero de pequeños donantes, infundir energías a sus voluntarios y coordinarlos y transmitir sus mensajes directamente a los votantes. Ahora tiene que plantearse la cuestión de cómo utilizar las redes para gobernar.

Hay redes de muchas formas y tamaños. Unas crean vínculos fuertes, mientras que otras producen lazos débiles. Piénsese en la diferencia entre amigos y conocidos. Es más probable que se comparta información valiosa con los amigos que con los conocidos, pero los lazos débiles tienen una extensión mayor y aportan información más novedosa, innovadora y no redundante.

Las redes basadas en vínculos fuertes crean el poder de la lealtad, pero pueden convertirse en círculos que redistribuyan conocimientos tradicionales. Pueden sucumbir al “pensamiento de grupo”. Por eso, es importante la diversidad de los elegidos por Obama para que formen parte de su gobierno. Se lo ha comparado con Abraham Lincoln por su disposición a incluir a rivales, además de amigos, en su equipo.

Los lazos débiles, como los que encontramos en la red Internet, son más eficaces que los vínculos fuertes para aportar la información necesaria a fin de conectar grupos diversos de forma cooperativa. Dicho de otro modo, las redes débiles son uno de los factores aglutinantes de sociedades diversas. Son también la base de la dirección democrática. Los mayores políticos democráticos tienen una gran capacidad para las amistades superficiales.

Como los dirigentes necesitan cada vez más entender la relación de las redes con el poder, tendrán que adaptar estrategias y crear equipos que se beneficien tanto de los vínculos fuertes como de los débiles. La información crea poder y en la actualidad hay más personas que tienen más información que en ningún otro momento de la historia humana. La tecnología “democratiza” los procesos políticos y sociales y, para bien y para mal, las instituciones desempeñan menos un papel mediador. De hecho, el concepto básico que a veces se llama “Web 2.0” se basa en la idea de que el contenido procedente de los usuarios vaya ascendiendo desde abajo en lugar de descender desde la cima de una jerarquía tradicional de la información.

Instituciones como la Wikipedia y Linux son ejemplos de producción social que entrañan papeles muy distintos para los dirigentes de los homólogos tradicionales: la Enciclopedia Británica y Microsoft. Ahora los gobiernos están experimentando con medios similares para crear y distribuir información, pero todavía tienen mucho camino por recorrer.

Tradicionalmente, los gobiernos han sido muy jerárquicos, pero la revolución de la información está afectando a la estructura de las organizaciones. Las jerarquías se están volviendo más llanas y quedando inmersas en redes fluidas de contactos. Los trabajadores de oficinas que utilizan el conocimiento responden a incentivos y llamamientos políticos diferentes a los de los trabajadores industriales. Las encuestas de opinión muestran que actualmente los ciudadanos tienen una actitud menos deferente para con la autoridad en las organizaciones y la política.

También en las empresas las redes están cobrando mayor importancia. En algunos casos, se puede orquestar una red compleja simplemente con contratos cuidadosamente especificados, pero la fricción de la vida normal suele crear ambigüedades que no se pueden afrontar plenamente de antemano. Al describir el éxito de las redes de Toyota y Linux, el Boston Consulting Group concluye que el poder duro de las zanahorias monetarias y los palos de la rendición de cuentas motivan a las personas para que desempeñen tareas limitadas y especificadas, pero que el poder blando de la admiración y del aplauso es un estimulante mucho más eficaz para conseguir un comportamiento extraordinario.

Los estilos tradicionales de dirección de empresas se han vuelto menos eficaces. Según Sam Palmisano, director gerente de IBM, los métodos jerárquicos de mando y control han dejado, sencillamente, de funcionar. Obstaculizan las corrientes de información dentro de las empresas y entorpecen el carácter colaborativo y fluido del trabajo en la actualidad.

Según un estudio de las más importantes empresas que combinan las operaciones informáticas con las tradicionales, la distribución de la dirección era esencial. En el ambiente de la red Internet, la concepción tradicional de un dirigente que mantiene un control con decisión resulta difícil de conciliar con la realidad. Al contrario, la dirección eficaz depende de la utilización de múltiples directores con vistas a una competente adopción de decisiones. El profesor de la Escuela de Administración de Empresas de Harvard John Quelch escribe que “ el éxito empresarial depende cada vez más de las sutilezas del poder blando”.

El ex presidente George W. Bush se llamó a sí mismo “el encargado de decidir”, pero en la actualidad la dirección es más colaborativa e integradora de lo que da a entender esa expresión. Un experto en gestión resume estudios recientes, en el sentido de que describen un aumento del recurso a procesos más participativos. Dicho de otro modo, la era de Internet requiere nuevos estilos de dirección en los que el atractivo poder blando debe complementar el tradicional poder duro del mando. En un mundo conectado en redes, la dirección consiste más en estar situado en el centro del círculo y atraerse a los demás que en ser “el rey de la montaña” y formular órdenes a los subordinados de abajo.

Barack Obama entiende esa dimensión de la dirección conectada en redes y la importancia del poder blando de la atracción. No sólo utilizó con éxito las redes en su campaña; ha seguido recurriendo a la red Internet para llegar hasta los ciudadanos.

Ha complementado sus más importantes discursos televisivos y radiofónicos con vídeos en YouTube, de la red Internet, y su estilo político se ha caracterizado por intentar llegar mediante el procedimientito bipartidista hasta círculos amplios de dirigentes políticos. Aunque estamos en un momento demasiado temprano de su presidencia para juzgar el resultado, está claro que está intentando cambiar los procesos y adaptar la dirección a un mundo más conectado en redes.

Fuente: www.project-syndicate.org

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