domingo, 15 de marzo de 2009

Ajuste de gabinete: Más que simples enroques

Por: Jorge Navarrete

El reciente ajuste de gabinete fue menos sorpresivo de lo que la elite política declara. Era un secreto a voces que, hace un buen tiempo, Alejandro Foxley estaba con ganas de abandonar su cargo. Más allá de las razones personales esgrimidas, era notorio su desafecto político con el gobierno y la Presidenta, en especial por las discrepancias en torno al contenido y la forma de llevar adelante las relaciones internacionales.

Si el cambio no se produjo antes, fue sencillamente por consideraciones tácticas, pues por razones obvias no se quería dar una señal equívoca en el marco de los continuos desencuentros diplomáticos recientes entre Chile y Perú. De esta manera, y amainada un poco la tormenta, se procedió a su reemplazo. Aunque el resto de los cambios pudiera explicarse sólo a partir de la salida de Foxley, una segunda lectura devela consideraciones políticas y efectos electorales que no podemos soslayar.

En primer lugar, la llegada de Carolina Tohá a la vocería de gobierno marca un evidente punto de inflexión con el estilo de su antecesor. La otrora diputada por Santiago no sólo conoce a la perfección ese ministerio, sino también ha hecho gala de un estilo amable y pedagógico, lo que sin mermar la fortaleza de sus posiciones, resulta más funcional para la estrategia del último año de gobierno. En efecto, el gran déficit de esta administración ha sido su incapacidad para comunicar y divulgar los importantes logros en materia social, lo que en un año electoral -mediado por una crisis económica- resulta indispensable para concluir con éxito este mandato y, de paso, contribuir políticamente a fortalecer la candidatura de la Concertación.

Algo similar ocurre con Mariano Fernández y su arribo a Cancillería. Se trata de un hombre que hizo de la diplomacia su primera vocación y, ligado históricamente a todas las administraciones concertacionistas, es tal vez uno de los mejores nombres para afrontar un período con múltiples desafíos, en especial los que atañen a nuestra relación con Perú y el resto de la región.

El resto de la historia es por todos conocida. Aunque para muchos el mantener a Francisco Vidal y José Goñi en sus funciones públicas fue el único camino para preservar los equilibrios políticos al interior del gobierno, sospecho que también algo dice sobre un rasgo personal de la Presidenta Bachelet. Con un alto concepto de la lealtad, y más allá de las evaluaciones políticas que seguramente hizo sobre el desempeño de sus colaboradores, la Mandataria optó por premiar a quienes siente jugaron un rol distintivo en la defensa de su administración y persona.

Hayan o no sido considerados por el Ejecutivo, todavía restan dos efectos colaterales del ajuste de gabinete. El primero se refiere a la nominación de Felipe Harboe para asumir el lugar de Tohá en el Congreso, lo que sin duda facilitará la tarea del ex subsecretario por conseguir en definitiva ese escaño. A continuación, es evidente que Frei ya no podrá contar con Mariano Fernández para reforzar su equipo de cara a las próximas elecciones presidenciales. Sin embargo, sí podría aprovechar el activo político que representa Foxley. A todas luces, el ex canciller resulta la persona más adecuada para comandar el equipo económico de una campaña electoral que se desarrolla en el marco de una crisis económica mundial.

Al final, que este cambio se produjera sin siquiera notificar a los presidentes de los partidos de la Concertación confirma el renovado poder de la Presidenta y, de paso, que el estilo Bachelet está de vuelta.

Fuente: La Tercera (Chile)

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