domingo, 27 de septiembre de 2009

Irán, 'in fraganti'

Editorial - El País

Durante años han estado jugando al ratón y al gato. Desde que en 2002 se descubrió que Irán tenía un programa nuclear, Washington y Teherán han estado espiándose y amagándose el uno al otro. Estados Unidos para averiguar dónde, cómo, con qué Irán armaba una industria capaz de producir el arma atómica; e Irán porfiando por conocer cuánto sabía su oponente de todo ello. Y el penúltimo secreto de Teherán se desvaneció el lunes pasado con el reconocimiento iraní, anticipándose a un inminente anuncio norteamericano, de que existe una planta en construcción para enriquecer uranio -además de la de Natanz- que, porque es de poca envergadura y con ello fácil de ocultar, no sirve para usos industriales comunes, pero sí para fabricar armas nucleares.

El presidente norteamericano Barack Obama, significativamente flanqueado por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, Gordon Brown, formulaba un durísimo ultimátum a Irán el viernes, al término de la reunión del G-20, exigiendo el inmediato acceso a esas instalaciones a los inspectores internacionales o sufrir sanciones "de las que duelen". El Gobierno iraní había podido contar con las reticencias de Rusia y China a endurecer en la ONU el embargo contra su país, pero después de que Obama anunciara que no habría despliegue de misiles en Europa oriental, Moscú es hoy mucho más servicial, y el presidente puede persuadir igualmente a China cuando visite Pekín en breve.

Irán, que tanto asegura que no busca el arma nuclear como amenaza con la perdición eterna a quienes osen atacarle, argumenta que no ha violado legalidad alguna porque sólo tiene la obligación de dar a conocer instalaciones como la citada seis meses antes de que estén operativas, lo que no se espera que ocurra hasta fin de 2010; pero sería ingenuidad suprema creer que tanto secreto es inocente.

Anuncio y ultimátum hacen aún más importante las conversaciones que han de iniciarse el 1 de octubre entre Estados Unidos, el resto del Consejo de Seguridad y Alemania con Irán, donde el programa nuclear será el monotema. Y ésa debe ser la última oportunidad para Teherán; si no busca el arma atómica, ¿qué problema debería haber en que mostrara todas y de una vez sus cartas? Pero si no puede probar que sea así, sólo quedará dar la palabra al Consejo de Seguridad para que actúe con la máxima contundencia.

Fuente: El País (España)

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