viernes, 4 de septiembre de 2009

Hamás se enfrenta a los radicales

Por: Mkhaimar Abusada

El reciente tiroteo en una mezquita de Gaza entre agentes de seguridad de Hamás y militantes del grupo yijadí radical los Guerreros de Dios sacó a la superficie las profundas tensiones que dividen a los islamistas palestinos. Veintidós personas murieron, incluido el dirigente de los Guerreros de Dios, Abdel Latif Musa, pero los agentes de seguridad palestinos dudan que sean ésas las últimas víctimas.

La Faja de Gaza, controlada por Hamás desde hace más de dos años, está considerada, desde hace mucho, mucho más tradicional y conservadora que la Ribera Occidental. No obstante, en el ambiente político de Gaza, Hamás es un grupo islámico moderado que se opone al extremismo del estilo de Al Qaeda, pero esos grupos islámicos extremistas han ido ganando apoyo en Gaza y Hamás lo ha advertido. El tiroteo en la mezquita demuestra que Hamás será implacable en su lucha contra ellos.

Diversos grupos salafistas extremistas llevan años actuando en Gaza. Los salafistas, cuyo nombre se deriva de la frase árabe “antepasados virtuosos”, conocidos como “Salaf al-Salih”, insisten en un regreso a lo que consideran la pureza de las prácticas de los primeros musulmanes.

En el pasado, Hamás ha cooperado con algunos de los salafistas, dando por sentado que se someterían a la dirección de Hamás. El Ejército del Islam se unió a la incursión en la que se secuestró al soldado israelí Gilad Shalit en junio de 2006. El grupo fue también el responsable del rapto in 2007 del corresponsal en Gaza de la BBC, Alan Johnston, que más adelante fue liberado tras la celebración de negociaciones, dirigidas por Hamás.

Los Guerreros de Dios es uno de los diversos grupos radicales, inspirados por Al Qaeda y aparecidos en la Faja de Gaza en los últimos meses, que atrajo la atención pública en junio después de responsabilizarse de un fallido ataque a caballo contra Israel desde Gaza. Su sitio web comparte imágenes, lenguaje y música con Al Qaeda y otros grupos yijadíes. En una declaración reciente, el grupo se refirió favorablemente a los dirigentes de Al Qaeda Osama ben Laden y Ayman al-Zawahiri.

Los Guerreros de Dios exigen una forma pura de práctica islámica en toda la Faja de Gaza, incluida la aplicación de la ley religiosa Sharia y el rechazo de la democracia. De hecho, la confrontación en la mezquita siguió a la declaración de un Califato islámico en Gaza, rechazo flagrante de la autoridad de Hamás.

Muchos jóvenes de Gaza han ido radicalizándose cada vez más. El atuendo de estilo pakistaní resulta común ahora, como también el pelo largo, que, según se cree, se parece al estilo del profeta Mahoma. Al mismo tiempo, la violencia contra los “transgresores de la ley” va en aumento. Ha habido atentados con bombas contra cibercafés, incendios de instituciones de filiaciones cristianas, ataques contra escuelas extranjeras y asaltos a celebraciones de bodas.

Hay importantes diferencias ideológicas entre los afiliados salafistas de Al Qaeda y Hamás. Éste, como partido gobernante, ha insistido en que su único interés es el pueblo palestino, no una revolución islámica mundial. Hamás no ha impuesto la ley islámica en la Faja de Gaza.

Sin embargo, los grupos salafistas parecen estar cada vez más influidos por el aumento del extremismo del estilo de Al Qaeda en el Pakistán, el Iraq y el Afganistán. Mientras que los movimientos salafistas tradicionales se han mantenido apartados de la política, los grupos más jóvenes consideran que el activismo y la violencia son los medios mejores para hacer realidad sus objetivos.

Pero la negativa de Hamás a establecer y aplicar la ley islámica no es la única cuestión que escuece. Una de las razones que explican el atractivo cada vez mayor de esos grupos es el cese el fuego de facto entre Israel y Hamás, que ha incitado a algunos en Gaza a acusar a Hamás de haber quedado neutralizado como fuerza de resistencia. Con la frontera cerrada por el bloqueo israelí durante más de dos años, los niveles de pobreza, desempleo y desesperación han aumentado y los jóvenes se sienten cada vez más interesados en unirse a la yijad mundial que va llegando a Gaza.

De hecho, la confrontación de Hamás con los grupos salafistas se produce cuando Israel ha denunciado que docenas de terroristas extranjeros han entrado en Gaza por el desierto del Sinaí para unirse a los grupos clandestinos violentos. Así, pues, la dureza de la reacción de Hamás subraya su deseo de mantener el control de su conflicto con Israel.

La amenaza del extremismo salafista en Gaza en modo alguno ha desparecido. Los salafistas han amenazado con vengarse contra Hamás, en particular las brigadas de seguridad que encabezaron el contraataque en la mezquita. Un nuevo grupo salafista llamado Brigada de las Espadas de la Virtud ha declarado su obediencia a los Guerreros de Dios y ha advertido a los habitantes de Gaza que se mantengan alejados de los edificios gubernamentales, del cuartel general de las fuerzas de seguridad, de las mezquitas a las que acuden los dirigentes de Hamás y de otros edificios oficiales. El grupo los considera ahora objetivos legítimos.

Como hay centenares de túneles que conectan la Faja de Gaza y el Sinaí, resulta muy difícil controlar la corriente de armas, munición y posiblemente luchadores extranjeros. La batalla de Hamás contra esos radicales, que detonaron bombas suicidas y mataron a seis agentes de seguridad de Hamás durante la lucha en la mezquita, acaba de comenzar. Los residentes temen que Gaza llegue a ser otro Iraq, con atentados con bombas y asesinatos en masa como sucesos cotidianos.

Hamás utilizará todos los medios necesarios para proteger su poder y acabar con los grupos yijadíes que ahora proliferan en Gaza. En ese proceso, Hamás abriga la esperanza de obtener la legitimidad internacional a la que aspira desde hace mucho.

Fuente: Project Syndicate, 2009

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