jueves, 4 de junio de 2009

La joven guardia del Irán

Por: Bijan Khajehpour

Los iraníes acudirán a las urnas el 12 de junio para elegir a un nuevo presidente. Aunque algunos sostienen que la reelección del Presidente Mahmoud Ahmadinejad está cantada, el resultado no está nada claro, en realidad.

El Dirigente Supremo del Irán, Ayatolá Alí Jamenei, ha dicho repetidas veces en público que no declarará su preferencia entre los candidatos. De hecho, el 21 de marzo el Ayatolá Jamenei dijo en Mashad: “Ha habido rumores de que yo apoyaba a un candidato determinado a las elecciones presidenciales, pero yo tengo un solo voto y no voy a pronunciarme por un candidato determinado, porque es el pueblo quien debe elegir a los candidatos basándose en su propio discernimiento”.

Entonces, ¿cómo sopesará su voto el pueblo iraní? Para responder, debemos entender la composición del electorado iraní. Como la edad mínima para votar es la de tan sólo dieciséis años, el Irán tiene unos cuarenta y ocho millones de personas con derecho al voto. El índice de participación oscila entre el 60 y el 65 por ciento en las elecciones presidenciales, lo que significa que probablemente se emitirán unos 29 millones de votos.

Los analistas señalan varias divisorias electorales, en particular la existente entre las zonas rurales y las urbanas y la de la posición socioeconómica. Además, es probable que uno de los principales factores determinantes de la actitud de los votantes en las próximas elecciones sea el generacional. El 46 por ciento, aproximadamente, del electorado tiene menos de treinta años de edad. En elecciones anteriores, los votantes más jóvenes han acudido a las urnas en mayor número que sus mayores, por lo que algunos han predicho que la mitad de los votantes corresponderán al grupo de edades comprendidas entre los dieciséis y los veintinueve años. Se calcula que el número de posibles votantes por primera vez (de edades comprendidas entre los dieciséis y los diecinueve años) asciende a seis millones.

Varios factores distinguen a los miembros de ese grupo del resto del electorado iraní. Son más instruidos, más urbanos y más interesados por los asuntos internacionales que las generaciones anteriores. Son más que antes los que cuentan con estudios universitarios y la mayoría de ese grupo está compuesta de mujeres. Ejercen trabajos nuevos y participan en nuevas actividades sociales, como inventores, empresarios y bloggers ,

Ningún candidato puede ser elegido presidente del Irán sin contar con un apoyo importante entre los votantes más jóvenes. La edad, no la clase social, determinará el resultado de las elecciones de junio.

Como todos los iraníes, los votantes más jóvenes están centrados en los asuntos económicos, en particular la difícil combinación de inflación elevada y gran desempleo. Las políticas populistas de los cuatro últimos años no han brindado una mejora económica.

Los iraníes más jóvenes tienen, además, una preocupación económica particular. Como tantos de ellos acaban los estudios universitarios, padecen las consecuencias de una disparidad entre sus aptitudes y los puestos de trabajo disponibles. El subempleo les resulta profundamente frustrante.

También desean un ambiente social más liberal, que suavice las restricciones en materia de vestido, amplíe el acceso a productos culturales, como películas y música, y conceda mayor libertad de prensa. Quieren, en particular, que las universidades sean más abiertas.

Por último, los iraníes más jóvenes están cansados del aislamiento internacional del Irán. Quieren que el Irán triunfe –y se le reconozcan sus triunfos– en los deportes, las artes y la educación en un nivel internacional.

En el momento de redactar este artículo, sólo dos personas han presentado su candidatura a las elecciones presidenciales: el ex Primer Ministro Mir Hosein Mousavi y el ex Presidente del Parlamento Mehdi Karroubi. Suponiendo que Ahmadinejah aspire a la reelección, no habrá ningún candidato con un atractivo claro para el voto joven. En vista de su insatisfacción, sería natural que los votantes jóvenes hicieran pagar sus frustraciones a Ahmadinejad.

Otro acontecimiento aparentemente sin relación que se debe tener en cuenta en la semana anterior a las elecciones presidenciales, el Irán jugará dos partidos de fútbol decisivos de la ronda clasificatoria para la Copa Mundial de 2010. Si Irán no llega a clasificarse, algunos votantes jóvenes podrían castigar con su voto al Presidente actual.

Entre los demás candidatos, ¿quién recogerá esos votos?

Mousavi, Primer Ministro del Irán entre 1981 y 1989, no es apenas conocido por los votantes jóvenes. Sin embargo, en su campaña ha estado insinuando que, si resulta elegido, suavizará algunas restricciones sociales y culturales.

También Karroubi tiene desventaja con los jóvenes. Muchos lo consideran un clérigo viejo y desconectado y que no entiende sus preocupaciones.

El ex Presidente Mohamad Jatamí, que examinó abiertamente la posibilidad de volver a aspirar al cargo, habría sido un candidato atractivo para los votantes jóvenes. Su decisión de no presentarse decepcionó a muchos de ellos.

Entre bastidores se encuentra un posible candidato que podría dar continuidad a la línea de Jatamí y abordar las preocupaciones económicas y culturales de los jóvenes iraníes. Aunque no ha anunciado su candidatura, Mohamad Baquer Qalibaf, actual alcalde de Teherán y ex jefe de policía del país, tiene un historial relativamente moderado y fama de lograr los resultados que desean.

Pero Qalibaf aún no ha dado el paso. Si no lo hace y si no aparece un candidato más joven, el bloque juvenil del electorado del Irán podría no tener a quién recurrir. Sin una voz que exprese sus preocupaciones, los jóvenes del Irán afrontan una perspectiva de mayor frustración, sea cual fuere el resultado de las elecciones.

Fuente: www.project-syndicate.org

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