miércoles, 24 de diciembre de 2008

Lo que pasó en Sauípe

Por: José Rodríguez Elizondo

Gracias a nuestro déficit de cultura política (y general también, para qué estamos con cosas), la I Conferencia de América Latina y el Caribe, en la brasileña Costa do Sauípe, fue conocida sólo por las fotos playeras de nuestra Presidenta. Sin embargo, aunque a la gran masa de compatriotas les parezca increíble, dicha reunión tuvo cierta importancia adicional. De partida, porque fue un “gran combo” regional. En efecto, los presidentes reunidos actuaron, además, como Grupo de Río, Unasur y Mercosur, echando algunas parrafaditas sobre la OEA y su presunta próxima acefalía. Eso nunca se había visto. El fenómeno ratificó que los latinoamericanos hemos estado más preocupados de crear “aparatos” que de asumir decisiones políticas con alcance regional. Pero, también demuestra que la crisis global, catalizada por George W. Bush, nos está abriendo una estupenda ventana de oportunidad. A su través podemos visualizar las tareas pendientes de la integración, mejor que desde los papers de la cuoteada burocracia integracionista. Hoy habría que ser demasiado subdesarrollados para no entender que la integración vía inserción (por separado) en los grandes mercados, siempre fue una alternativa trucha.

Una manera ideológica de amarrarnos al subdesarrollo, con base en la doctrina Monroe, anclaje en el consenso de Washington y ninguneo sistemático de John Maynard Keynes y Raúl Prebish. Es que el Estado también existe. Por lo mismo –pero al revés-, hoy debemos asumir que tampoco Hugo Chávez es el enviado de Simón Bolívar, para integrarnos en la horma de Fidel Castro. La integración que nos debemos no es el sueño ideológico de los estatistas a ultranza, sino una necesidad estratégica de nuestro desarrollo.

QUE SÍ, PERO QUE NO

De ahí que la crisis haya mostrado, con claridad, que los mercados libres y normalizados son indispensables, pero que también “se necesitan definiciones de Política de Estado”, como ha escrito el expertísimo Osvaldo Sunkel. A partir de ahí, habría que instalar la integración en la agenda regional, a partir de una decisión política común, con base en nuestra historia, economía y geopolítica. Por cierto, la emergencia de Barak Obama es un gran punto a favor. Primero, porque ni esforzándose podría ser tan negativo como Bush, en su relación con América Latina. Segundo, porque el liderazgo inteligente que promete debiera ser funcional a nuestro desarrollo integrado. Sólo los ideólogos neocons pudieron asumir que nos engatusarían for ever con una integración mediatizada, mientras nosotros seguíamos peleando al interior de la familia. ¿Y estamos preparados para aferrarnos a la oportunidad?

Todo indica que sí, pero que no.

RAZONES DEL SI

Sí, porque al liderazgo de Brasil puede sumarse el de México. En Sauipe se advirtió que Felipe Calderón, un presidente muy sensato y preparado, miraba hacia el sur del hemisferio, abriendo vía a la posibilidad de una locomotora doble. Sí, porque en dicho evento se supo recibir, sin alarde, al cubano Raúl Castro, quien luce estupendo cuando no siente el aliento de su hermano en la nuca. Fue una prueba tanto de independencia, como del fracaso de la política cubana de los EE.UU. Sí, porque no se cedió a la tentación de romper la vajilla de Unasur, para imponer por mayoría simple el liderazgo de Néstor Kirchner. Por sobre factores de poder, se asumió que sería burlar la buena fe del presidente uruguayo Tabaré Vásquez, sin que la señora Kirchner haga, antes, el gesto que corresponde.

RAZONES PARA EL NO

No, porque los participantes del “combo” desperdiciaron la oportunidad de enviar un mensaje político especial a Obama,
diciéndole que confían en su liderazgo para que los EE.UU asuman la
necesidad de ser buenos vecinos de una región integrada. No, porque no
atinaron a informar a Raul Castro que la condicionalidad democrática
sigue vigente. No, porque gobernantes tan importantes como Alan García
y Alvaro Uribe privilegiaron las entradas locales de su agenda. No,
porque la opinión pública de Chile, por falta de una politica exterior
realmente pública (ergo, explicada), privilegió las fotos en traje de
baño de Michelle Bachelet, como lo más llamativo de la multi-reunión.

¿ENTONCES QUE?

Pues, ser lo bastante realistas como para esperar un bonito milagro, antes de que nos llegue el próximo “combo” regional.

Fuente: La Tercera.cl

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