viernes, 27 de febrero de 2009

Voto voluntario: Contra la corriente

Por: Sergio Melnick

Confieso que a medida que ha evolucionado el debate sobre el proyecto de ley que introduce la inscripción automática y el voto voluntario -aprobado esta semana en el Congreso- he ido cambiando radicalmente de opinión. Finalmente, he llegado a una conclusión contra la corriente. Me inclino fuerte y taxativamente por la inscripción y el voto obligatorios. Y por curioso que les parezca a algunos, lo hago en nombre de la libertad, que es todo lo contrario de la irresponsabilidad.

La obligación de ir a inscribirse nos garantiza un patrón electoral impecable, como el que tenemos hoy. Las personas tienen que ir a registrarse sometiéndose a algún trámite público y necesario, como los requisitos para sacar el carné de identidad o la libreta de familia. Eso significa que los 3,9 millones de chilenos en condiciones de votar que hoy no están inscritos -de un universo total de 12 millones- tendrían que hacerlo.

El voto obligatorio sería, en teoría, como lo es hasta ahora. Pero con la gran diferencia de que las sanciones deben ser efectivas, algo que hoy no ocurre.

Siempre queda la alternativa de votar en blanco o nulo o sumarse a la mayoría, pero el sufragio de cada uno es información esencial para la calidad de la política.

Nos gusta mucho hablar de la sociedad de los derechos, pero no de las obligaciones. La vida en sociedad es necesaria y muy beneficiosa, pero no es fácil ni menos gratis, más allá de los impuestos. La pregunta entonces es cómo nos equivocamos menos. La respuesta está en el camino de los valores y la autorregulación en base a estos. En el estado de derecho, las leyes definen los valores, o el bien y el mal. Por ello es tan fundamental participar en la elección de quienes hacen las leyes.

La inscripción y el voto obligatorios son una señal particularmente importante para los jóvenes. Una juventud sin un mínimo de disciplina y responsabilidad hace prever un futuro muy oscuro. La gran mayoría de los potenciales electores entre 18 y 30 años no está inscrita. Sólo uno de cada cinco de ellos -de un total de 3,3 millones- se ha molestado en ir a firmar en los registros electorales.

La libertad, paradójicamente, impone muchas exigencias. No consiste simplemente en hacer lo que se quiera, sino en que los individuos logren desarrollar su sentido vital dentro de un sistema en que millones quieren lo mismo. Cuando no se cultiva desde el individuo, a la larga se pierde. No es un regalo, sino un logro. Tampoco es gratis; tiene costos.

El emitir la opinión sobre los líderes futuros -sobre todo en un día feriado- es una responsabilidad elemental, que implica la necesidad de informarse, de tener opinión. También obliga a los políticos a considerar a todo el electorado, en vez de basarse en un padrón electoral que en esencia no ha tenido grandes cambios desde el plebiscito de 1988. Eso influye en el discurso y en las propuestas de los candidatos. Insisto: no podemos ser condescendientes en exceso con la juventud. Requiere algunas reglas y ciertamente aprendizaje. Basta ya de trivialidades y populismo. La clase política debería dar el ejemplo: retroceder en lo que se votó esta semana en la Cámara y legislar por la inscripción y el voto obligatorios.

Fuente: blog.latercera.com

Eclipse de la democracia

Por: Antonio Elorza

Tanto en el caso de la Roma clásica como en las ciudades-república de la Italia medieval, el factor que provocó la degeneración de las instituciones republicanas fue la conversión de magistraturas sometidas a límites temporales muy estrictos en magistraturas ejercidas indefinidamente, incluso de modo vitalicio. El armazón institucional permanecía; su contenido pasaba a ser un poder personal. No es casual que fuera la extensión de la "dictadura", en principio semestral, por Sila y por César, lo que diera lugar tanto al cambio semántico como a la naturaleza de los nuevos regímenes centrados en el ejercicio individual del poder. El tránsito de las repúblicas urbanas a las señorías en el siglo XIII, con la entrada en escena del signore permanente, en otro marco histórico, reproduce la deriva autoritaria.

Porque ese señor permanente, aun cuando subsistan las instituciones democráticas, dispondrá de los medios para someter el funcionamiento de las mismas a su voluntad, desfigurándolas. Es lo que convierte en extremadamente peligroso el resultado del referéndum ganado por Hugo Chávez. Sus turiferarios recuerdan que las futuras elecciones siguen ahí y que él se ha impuesto en un proceso democrático. Pero eso significa olvidar que el episodio se sitúa en el marco de un proyecto de poder personal archiproclamado por el propio líder venezolano, una revolución "socialista" ya confirmada a su juicio hasta el año 2019, y que parte de la formulación torticera creada para eliminar el precedente resultado desfavorable del referéndum de 2007. Es decir, si un resultado no le conviene a Chávez, se repetirá la consulta hasta que gane y se estreche cada vez más el cerco a la libertad. Curioso respeto a la democracia.

El caos de su política económica no le preocupa. Le basta con declarar la bondad del proyecto populista radical, personificado en él y ennoblecido con la etiqueta de socialismo, y con denostar y aplastar progresivamente a los opositores. El gorila ilustrado que nos describe Enrique Krauze en El poder y el delirio exhibe aquí esa primera condición. Sabe que mientras se sostenga la política asistencial en vigor, y domine en los medios, podrá seguir adelante hasta la eliminación del pluralismo. Conviene recordar que la construcción del totalitarismo fascista no fue en su primer modelo, el italiano, el resultado de un vuelco súbito sino el resultado de un largo proceso de eliminación de libertades e instituciones representativas que, según Emilio Gentile, llega a los años 30. Chávez sigue esa vía hacia su encuentro con el papel soñado de nuevo Fidel Castro que ahora guía a todo un continente.

La cuestión es entonces qué hacer desde planteamientos democráticos cuando la democracia es arruinada de modo irreversible. Pensaba en ello cuando esta misma semana presenté la primera edición española por B. Pendás del clásico de la oposición al poder despótico, el Vyndiciae contra tyrannos: el ejercicio del derecho de resistencia recupera su necesidad.

Hace unos años, el último residuo dictatorial era el castrismo. Ahora su precaria supervivencia resulta garantizada por la tutela chavista, y se perfilan otras sombras, además justificadas por el carácter oligárquico de los regímenes democráticos que parecieron asentarse en el último cuarto del siglo XX. Si hoy Evo Morales, con su nueva Constitución, parte en dos la nación boliviana haciéndola recaer sobre la mayoría indígena y marginando a los criollos, vistos como herederos de la opresión colonial, hasta su llegada al Gobierno y durante dos siglos la jerarquía de poder fue la inversa. En otras circunstancias, la exigencia de cambio resultaba asimismo bien explicable en Ecuador. Pero eso no exime del riesgo de autoritarismo que también despunta en Nicaragua, con Daniel Ortega en busca de su perpetuación como presidente, conjugando el fraude electoral (municipales de 2008), las políticas asistenciales y la persecución del aborto.

Frente a las conmociones externas, Javier Pradera habló alguna vez de "la Europa-balneario". Desde el ángulo de la democracia, eso parecía gracias a las transformaciones políticas del último cuarto del novecientos: caída de las dictaduras en la Europa del sur, desplome del totalitarismo comunista. Las expectativas favorables empezaron a nublarse con el nuevo autoritarismo de Putin, otro que busca perpetuarse. Ahora el riesgo de un eclipse de la democracia reaparece en Italia. La resistible ascensión de Silvio Berlusconi ha culminado en una situación radicalmente nueva: la perversión del sistema democrático por su subordinación a una trama de poder que destruye el espíritu de las instituciones, consagra la corrupción hecha Gobierno y sume en la impotencia a la oposición. Todo ello logrado merced a la hegemonía del poder de los medios controlados por un líder, atento sólo al dominio del mercado político y carente de escrúpulos. En el trágico episodio de la muerte de Eluana, no le importó al ateo Berlusconi aliarse con el clericalismo vaticano. Sólo el fallecimiento de la joven evitó que de paso lograra la autorización para gobernar a voluntad con decretos-leyes saltándose el Parlamento con la excusa de la urgencia. Dejó claro que en Italia, por encima de su pésima gestión económica, el poder es todo suyo. Las elecciones en Cerdeña le han dado la razón y consagrado el hundimiento de la izquierda. Las formas democráticas perviven.

Fuente: El País (España)

Contratos sociales tambaleantes

Por: Robert Skidelsky

"Enriquézcanse", les dijo Deng Xiaoping de China a sus compatriotas cuando empezó a desmantelar el fallido modelo socialista de Mao Zetung. En rigor de verdad, las elites en todas partes siempre han vivido según este mandato, y al pueblo nunca le importó demasiado, siempre que las elites cumplieran con su parte del trato: proteger al país de sus enemigos y mejorar las condiciones de vida. Es este contrato social implícito lo que hoy se ve amenazado por el colapso económico.

Por supuesto, los términos del contrato varían según el lugar y el momento. En la Europa del siglo XIX, se esperaba que los ricos fueran frugales. Se evitaba el consumo conspicuo. Se suponía que los ricos debían ahorrar gran parte de sus ingresos, ya que el ahorro era tanto un fondo para la inversión como una virtud moral. Y, en los días previos al estado benefactor, también se esperaba que los ricos fueran filántropos.

En la cultura de la oportunidad de Estados Unidos, en cambio, se toleraba más el consumo conspicuo. El alto nivel de gasto era una marca de éxito: lo que los norteamericanos exigían de sus ricos era que fueran emprendedores conspicuos.

Las sociedades también han diferido en cuánta riqueza permiten que acumulen sus elites, y en su tolerancia de los medios por los cuales se adquiere y se usa la riqueza. Una línea divisoria es entre aquellas sociedades que toleran el enriquecimiento personal a través de la política y aquellas que exigen que las dos esferas se mantengan separadas.

En los países occidentales, se espera que los políticos y los funcionarios sean relativamente pobres. En el resto del mundo, en general, se considera una carrera política como un camino cuasi legítimo hacia la riqueza. Pero la conclusión general sigue siendo la misma: la riqueza es condicional a los servicios. Cuando los servicios fallan, la posición de la riqueza se ve amenazada.

En la crisis actual, el enojo popular -para sorpresa de nadie- está dirigido contra los banqueros. Sus devaneos especulativos arruinaron a los accionistas, a los clientes y a la economía. La furia llegó a concentrarse en los elevados paquetes de compensación de los ejecutivos bancarios, compuestos principalmente por bonos. Recompensar el éxito es aceptable; recompensar el fracaso no lo es.

Los gobiernos se enfrentan a un dilema. No se puede permitir que los grandes bancos quiebren; pero el público espera que los banqueros sean castigados. Pocos terminarán arruinados o en la cárcel. Pero con certeza el sistema bancario será re-regulado, como sucedió después del Gran Crack de 1929-1932, cuando el presidente Franklin Roosevelt prometió expulsar a los cambistas del templo.

La depresión de la economía global aumenta el riesgo político de los países en diferentes grados, según la gravedad del shock y la naturaleza del contrato social implícito. Los sistemas políticos en los que el poder está menos controlado, y el abuso de la riqueza es mayor, son los que corren más riesgos. Cuanto más corrupto el sistema de capitalismo, más vulnerable a los ataques. El problema general es que todas las versiones de capitalismo de hoy son más o menos corruptas. "Enriquézcanse" es la llamada de clarín de nuestra era; y en ese punto ciego moral reside un gran peligro.

A pesar de los esfuerzos por lograr precisión, calcular el riesgo político no es una ciencia exacta. Requiere teoría política, no econometría. Los modelos de predicción, basados en "distribuciones normales" de riesgo en períodos breves recientes, son notablemente incapaces de capturar el momento real de riesgo en un sistema político.

Uno de los sistemas políticos "más seguros" de los últimos tiempos fue el régimen del presidente Suharto en Indonesia. Suharto llegó al poder en 1966, estableciendo una dictadura cuasi militar y alentando a los indonesios a "enriquecerse". A pesar de las depredaciones de su familia, suficientes indonesios efectivamente se enriquecieron en los 30 años siguientes como para que su régimen pareciera excepcionalmente estable -hasta que la crisis financiera del este de Asia de 1997-1998 hundió a la economía indonesia, generando disturbios violentos que forzaron el derrocamiento de Suharto.

De la misma manera, pocos regímenes parecían más estables que el del Sha de Irán, otro gobernante de largo aliento que, después de haber llevado a su país a la bancarrota, se vio obligado a huir de la furia de una turba en 1979.

La lección es clara. Las autocracias, muy elogiadas por su carácter decisivo, y por garantizar "la ley y el orden", son tigres de papel. Parecen inmóviles hasta el momento en que son expulsadas por la furia popular. Frente al fracaso económico o la derrota militar, sus emperadores demuestran estar desnudos.

En este tipo de instituciones, la gran ventaja de las democracias es que permiten un cambio de gobernantes sin un cambio de régimen. El fracaso es un descrédito sólo para el partido o la coalición en el poder, no para todo el sistema político. La furia popular se canaliza a través de las urnas. En estos países, puede haber "Nuevos Tratos", pero no revoluciones.

Al estimar el riesgo político hoy, los analistas pueden prestar particular atención al carácter del sistema político. ¿Permite una transición ordenada? ¿Es lo suficientemente competitivo como para impedir que líderes desacreditados se aferren al poder? Los analistas también deben prestar atención a la naturaleza del contrato social implícito. En términos generales, los contratos más débiles son aquellos que permiten que la riqueza y el poder se concentren en las pocas manos de siempre, mientras que los más fuertes se construyen en base a una dispersión significativa de ambos.

La recesión económica cada vez más profunda está destinada a catalizar el cambio político. Las democracias occidentales sobrevivirán con cambios modestos. Pero las figuras políticas fuertes que dependen de la policía secreta y un control de los medios para mantener su régimen sentirán mucho miedo. Hasta Hugo Chávez de Venezuela, que forjó su poder en base a un antinorteamericanismo populista, debe estar rezando para que el éxito del paquete de estímulo del presidente norteamericano, Barack Obama, aumente sus ingresos petroleros en caída.

Los países grandes con el mayor riesgo político son Rusia y China. La legitimidad de sus sistemas autocráticos depende casi por completo de su éxito a la hora de ofrecer crecimiento económico rápido. Cuando el crecimiento se tambalea, o da marcha atrás, no se puede culpar a nadie excepto al "sistema".

Igor Yurgens, uno de los analistas políticos más creativos de Rusia, fue rápido a la hora de sacar la moraleja: "el contrato social consistía en limitar los derechos civiles a cambio del bienestar económico. En este momento, el bienestar económico se está achicando. En consecuencia, los derechos civiles deberían expandirse. Es pura lógica simple". Los gobernantes en Moscú y Beijing harían bien en prestar oído a esta advertencia.

Fuente: www.project-syndicate.org

¿Los bancos malos son una buena idea?

Por: Leif Pagrotsky

La idea de un "banco malo" parece volverse más popular día a día en los países donde los activos tóxicos paralizaron el préstamo. La depuración de la banca sueca a principios de los años 1990 suele mencionarse como un ejemplo de lo exitosa que puede ser esta idea. Pero las lecciones que suelen extraerse de la experiencia sueca se basan en malas interpretaciones de lo que efectivamente hicimos, y de cómo funcionaba nuestro sistema.

La iniciativa de establecer un "banco malo" en Suecia no fue tomada por políticos, sino por la gerencia del Nordbanken. Tras años de mala administración y de una práctica de préstamo imprudente, el banco fue la primera gran víctima de la caída del mercado de propiedades comerciales en 1990.

El Nordbanken había pasado completamente a manos del estado y se nombró un nuevo cuadro gerencial para volver a poner al banco en el sendero de la viabilidad. Pero pronto quedó demostrado que los gerentes tenían poco tiempo para dedicar al negocio bancario medular del Nordbanken, porque tenían que concentrarse de manera desproporcionada en manejar la enorme variedad de activos. Y cada trimestre generaba nuevas depreciaciones que arruinaban los esfuerzos por reconstruir la reputación del banco y la moral de sus empleados.

La solución radical fue la de separar todos los activos que eran ajenos al negocio medular del banco, principalmente empresas inmobiliarias, pero también firmas en la industria de manufactura, de la construcción y de servicios.

El "banco malo" que se estableció para este fin, Securum, necesitó una enorme inyección de capital del propietario, el gobierno sueco. Pero Securum luego pudo contratar empleados calificados capaces de maximizar el valor de los activos cuando se recuperaron los mercados, y estar en condiciones financieras como para esperar esa recuperación. El resto del Nordbanken, ahora conocido como Nordea, pasó a convertirse en el banco más grande en Escandinavia.

A diferencia de la situación actual, los activos tóxicos normalmente eran compañías enteras, no títulos complejos. Pero, al igual que con los activos tóxicos de hoy, no había ningún mercado y una rápida desinversión habría generado precios de liquidación, deprimiendo los valores de todos los activos en la economía y resultando en más quiebras bancarias.

Es más, el punto no era ayudar a los bancos privados a deshacerse de sus activos en problemas. Cuando la mayoría de los otros bancos suecos siguieron el ejemplo del Nordbanken y establecieron sus propios bancos malos, lo hicieron sin participación del estado. Pero esto fue posible sólo porque el gobierno sueco ya era dueño de todos los activos, evitando así la cuestión profundamente difícil de ponerles precio.

Con un propietario privado, habría sido políticamente inaceptable otorgar subsidios públicos voluminosos. Los activos habrían tenido que ser cotizados muy por encima de su valor de mercado, en cuyo caso los contribuyentes habrían subsidiado a los propietarios anteriores en quiebra, o el banco privado no habría recibido ninguna ayuda. Un banco malo patrocinado por el gobierno para activos privados es, en consecuencia, una muy mala idea.

En 1994, cuando fui nombrado secretario de Estado para Asuntos Financieros en el Ministerio de Finanzas de Suecia, la recuperación ya se percibía en el horizonte, después de la abolición del tipo de cambio fijo, la consiguiente depreciación marcada de la corona y tasas de interés más bajas. El nuevo gobierno implementó un programa efectivo e importante para cerrar un déficit presupuestario de aproximadamente el 12% del PBI.

De manera gradual, la confianza aumentó y los mercados financieros empezaron a funcionar nuevamente. A medida que aparecían las oportunidades, empezamos a reprivatizar activos y, en el transcurso de pocos años, se le bajó la cortina a Securum. En retrospectiva, creo que vendimos sus activos con demasiada premura. Los contribuyentes podrían haberse recuperado más de sus pérdidas si hubiéramos sido más pacientes, ya que los precios siguieron subiendo durante mucho tiempo. Pero el estigma del socialismo fue más fuerte que el instinto de ganar dinero.

Las siguientes lecciones de la experiencia de Suecia hoy parecen relevantes:

· Un banco malo puede ser un instrumento efectivo en la recuperación de pérdidas y la reanimación de bancos.

· Si bien la experiencia de Suecia involucraba acciones en compañías utilizadas como garantía para el crédito, en lugar de bonos o instrumentos financieros similares, esta situación probablemente surja en muchos países hoy conforme la crisis continúa, más empresas quiebran y los bancos retiran del mercado sus garantías y toman posesión de acciones en compañías endeudadas.

· Los subsidios del gobierno para bancos malos privados, o bancos malos públicos para depurar activos tóxicos de bancos privados, son una mala manera de que los contribuyentes transfieran dinero a bancos en problemas en comparación con inyecciones normales de capital. Todos los subsidios deberían ser transparentes, y los bancos malos públicos/privados no lo son.

· Es vital abastecer a los bancos malos de gerentes profesionales y experimentados que no hayan estado involucrados en escándalos previos. Aquí, la experiencia de Suecia es alentadora. Fue más fácil de lo esperado reclutar buena gente para Securum, porque trabajar en el interés público para este banco malo estatal era considerado un desafío único.

· Maximizar los intereses económicos de los contribuyentes, no la ideología o las consideraciones políticas, debe ser el principio guía. El público no debería tener dudas al respecto, ya que su confianza es esencial.

Fuente: www.project-syndicate.org

La ética y Obama

Por: Hans Kung

Muchos dicen que la crisis financiera mundial no se podía haber previsto. Quizás no por los financistas y economistas, pero otros que observaban lo que ocurría en los mercados estaban más que preocupados.

Ya en 1997, planteé mi preocupación de que se repitiera un colapso del sistema económico similar al de 1929-1933 en mi libro Una ética mundial para la economía y la política : “El más ligero comentario, por ejemplo del Presidente del Banco federal Estadounidense Allan Greenspan a comienzos de diciembre de 1996, de que una “exuberancia irracional” había llevado a una sobrevaluación de los mercados financieros, fue suficiente para que los nerviosos inversionistas de los mercados de alto vuelo de Asia, Europa y América entraran en caída libre y, presas del pánico, vendieran sus acciones. Esto también muestra que las crisis en la globalización no se equilibran a priori, sino que quizás empeoren progresivamente."

En ese entonces ya aventuraba el que para los economistas era un planteamiento herético: que la teoría del caos se debía aplicar a la economía; que de las más pequeñas causas pueden derivar efectos devastadores. No se podía descartar de modo alguno "un retorno de la crisis económica mundial y el colapso del orden económico mundial de 1929-1933".

Así es que no me sorprendió la rapidez y la dimensión de los acontecimientos de los últimos meses. De hecho, sólo unos cuantos economistas –como los premios Nobel de 2001 Joseph Stiglitz y de 2008 Paul Krugman- advirtieron acerca de los fatales sucesos que iban preparándose en la economía globalizada de hoy.

Contrariamente a muchas predicciones de los expertos económicos, la crisis no se ha limitado al sector financiero. En lugar de ello, está generando un efecto masivo sobre la economía real, afectando con especial dureza a las industrias del automóvil y los productos químicos.

En contraste con 1929, no se está limitando el crédito; por el contrario, se está insuflando dinero público a los bancos y a la economía. Sin embargo, estas medidas serán exitosas sólo si no se toman de manera aislada y populista. En lugar de ello, deber ser parte de un plan general convincente que combine una intervención estatal responsable con el alivio de las cargas financieras de los ciudadanos comunes y corrientes, así como ahorrar en los presupuestos públicos. Una deuda estatal de límites imprevisibles -que han de pagar las generaciones futuras- no es una solución viable ni ética.

Afortunadamente, hay señales de que la mentalidad general que contribuyó a propagar la crisis está cambiando. En los países industrializados ricos, tras una época de conducta miope y cínica de buscar las mayores ganancias posibles, es posible que estemos en los comienzos de una nueva era de modestia y sostenibilidad. Las compañías enfrentan una creciente presión para comportarse éticamente, y por fin se castiga el comportamiento empresarial poco ético.

En una gira de conferencias en los Estados Unidos en noviembre de 2008, pude ver que ahora muchas personas se están quejando del exagerado deseo de lucro de las empresas y de la megalomanía en política. A medida que caen los mercados, los llamados a aplicar una regulación ética de la búsqueda de ganancias se han visto confirmados no sólo en términos de principios, sino también en los hechos.

Sin embargo, la ética no es sólo la guinda del pastel ni una adición incidental la economía de mercado global. En lugar de ello, la nueva arquitectura financiera que muchos demandan hoy, y que se necesita con urgencia, debe estar sostenida por un marco ético. Los fatales instintos humanos de la avaricia y la soberbia sólo se pueden dominar mediante algunas normas éticas elementales.

¿Qué contendría este marco ético? Un párrafo de la Declaración hacia una Ética Global del Parlamento de las Religiones del Mundo en Chicago en 1993 señala lo siguiente:

“En las grandes religiones y tradiciones éticas de las antigüedad encontramos la directriz: ¡No robarás! O, en términos positivos: ¡Haz tratos de manera justa y honesta! Reflexionemos nuevamente sobre las consecuencias de esta antigua directriz: Nadie tiene derecho a robar o desposeer de manera alguna a otra persona o a la comunidad. Más aún, nadie tiene derecho a utilizar sus posesiones sin considerar las necesidades de la sociedad y el Planeta.

Ser auténticamente humanos, en el espíritu de nuestras grandes religiones y tradiciones éticas significa lo siguiente:

• Debemos utilizar el poder económico y político para servir a la humanidad , en lugar de desperdiciarlo en implacables batallas por la dominación. Debemos desarrollar un espíritu de compasión por quienes sufren, prestando especial atención a los niños, los ancianos, los pobres, los discapacitados, los refugiados y quienes se encuentran abandonados;

• Debemos cultivar el respeto mutuo y la consideración, de manera de alcanzar un equilibrio de intereses razonable, en lugar de pensar sólo en un poder ilimitado y las inevitables luchas de competencia;

• Debemos valorar un sentido de moderación y modestia , en lugar de una insaciable sed de dinero, prestigio y consumo. En la avaricia los seres humanos pierden sus “almas”, su libertad, su compostura, su paz interior, y con ello lo que los hace humanos”.

Muchas esperanzas en todo el mundo se centran en el Presidente Barack Obama, que asume la presidencia con una estatura moral extraordinaria para un político. Por supuesto, Obama no es el Mesías; no puede hacer milagros. Pero se encuentra en posición de definir un marco ético para la reconstrucción de la economía global.

En vista de la opresiva –y sin precedentes- abundancia de problemas que enfrenta Obama en su país y en el exterior, ciertamente no podrá cumplir todas las expectativas. No haré un juicio sobre sus planes para la economía global hasta el momento; sin embargo, no hay duda de que ha reconocido la dimensión ética de la crisis económica actual: "Se reduce a un problema de valores: ¿asignamos valor únicamente a la riqueza, o al trabajo que la crea?"

El sufrimiento de tantos en la actualidad significa una presión para emprender reformas, y Obama ha transformado hábilmente estas presiones en una fuerza política. Todo esto muestra que la reflexión sobre los valores éticos comunes, una ética global, se necesita hoy con más urgencia que nunca.

Fuente: www.project-syndicate.org

jueves, 26 de febrero de 2009

Bolivia, el 'sí' a la Constitución y sus equívocos

Por: Carlos Mesa Gisbert, ex presidente de Bolivia

El sí a la nueva Constitución expresado en el voto por el 61% de los bolivianos nos ha dejado algunos mensajes inequívocos y algunos equívocos en el mensaje.

Los mensajes: el proceso de cambio histórico iniciado en dos tiempos, con la caída del viejo sistema de partidos en octubre de 2003 y la ascensión a la presidencia de Evo Morales en enero de 2006, ha recibido un espaldarazo cinco años después de haberse iniciado, pero con un alto coste de polarización, división y exacerbación del racismo, que puede ilustrarse en el total de 47 muertos producto de la confrontación Estado-sociedad en la gestión presidencial de Morales.

Las dos incorporaciones fundamentales del texto ganador son la inclusión explícita de los derechos de los indígenas (aproximadamente el 45% del total de la población de Bolivia) y la incorporación de las autonomías, tomadas en términos generales del modelo español, que deben aplicarse en cuatro de los departamentos del país, ya que en un referéndum realizado en julio de 2006 el sí a las autonomías ganó en cuatro departamentos y el no ganó en cinco, de un total de nueve que constituyen la República.

Pero más allá de esos elementos que definen este diseño, la nueva Constitución sustituye la idea republicana del Estado-nación por la de un Estado plurinacional, reconoce 36 lenguas oficiales (tres de ellas ya extinguidas) y asume un número equivalente de naciones entre las que no están los cinco millones y medio de no indígenas. La mayor de ellas es la nación quechua, con una población de casi tres millones de personas, y la menor, la nación Pakawara, con una población de 10 personas (sí, 10, que se pueden contar con los dedos de las dos manos).

Se establece para elegir parlamentarios la creación de circunscripciones uninominales especiales para esa treintena de naciones indígenas.

Se hace oficial la justicia comunitaria con el mismo rango que la republicana, que a partir de ahora tendrá los miembros de la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional plurinacional electos por voto directo de los ciudadanos. La justicia comunitaria es aplicable de 36 formas distintas, de acuerdo a los usos y costumbres de cada nación indígena, con el detalle de que la justicia comunitaria es inapelable y de única instancia, a diferencia de la justicia republicana que mantiene tres niveles de apelación. Además, se incorpora la retroactividad de la ley en temas de corrupción.

En el ámbito de los derechos y garantías ciudadanas, el texto profundiza y perfecciona logros ya explicitados en la anterior Constitución, con la novedad de establecer la separación clara entre Estado y religión.

En economía, la Constitución (que tiene 411 artículos) es la más estatista de la historia boliviana, más que la que emanó de la revolución nacionalista de 1952, estableciendo preeminencia casi total del Estado en la economía y dándole un papel muy secundario a la iniciativa privada. Crea un nuevo concepto, el de economía comunitaria.

Baste para describirlo que no se reconoce arbitraje internacional y se obliga además a las empresas a la reinversión total de sus utilidades en el país y en el rubro de su operación específica.

Ese sí mayoritario, sin embargo, no ha logrado el pacto social que Bolivia buscaba, porque el resultado ha marcado más todavía tres diferencias. La primera, regional, entre Andes y Llanos: la región altiplánica votó por el sí y la región de los Llanos por el no.

La segunda, entre área rural y área urbana: el campo votó por el sí abrumador y la ciudad tuvo un empate entre el sí y el no.

La tercera, entre indígenas y no indígenas, los primeros por un sí de casi el 90% y los segundos en un empate, con variantes dependiendo de estratos sociales y autoidentificación étnica.

Los equívocos: se cree ingenuamente que ésta es la primera Constitución que reconoce los derechos de los indígenas, cuando éstos tienen desde hace medio siglo derecho al voto, ciudadanía plena y propiedad directa sobre la tierra merced a una profunda reforma agraria (1953), y desde hace casi 20 años municipios indígenas autónomos, reconocimiento a su propiedad comunitaria sobre la tierra y Tierras Comunitarias de Origen en la zona amazónica, con espacios de hasta medio millón de hectáreas a favor y bajo control directo de pueblos con poblaciones no mayores a las 5.000 personas.

Pero el gran equívoco, sobre todo de la comunidad internacional, es opinar sobre Evo Morales no como presidente de Bolivia, sino como presidente indígena. Evo indígena, no Evo persona. Si, en particular los europeos, juzgaran al presidente de Bolivia por lo que hace y no por el color de su piel, nos ahorraríamos más equívocos y visiones idílicas del nuevo "paraíso indígena andino en construcción" en un país con casi el 55% de ciudadanos no indígenas.

El sí, que hay que respetar democráticamente, abre las puertas de más incertidumbres que certezas y de una Bolivia a la que aún le queda mucho camino para restañar las heridas de siglos y sobre todo las de los últimos tres años.

Fuente: www.elpais.com

De Von Clausewitz a la modernidad

Por: Fernando Gualdoni

La influencia prusiana en el Ejército argentino es clave para entender el sentimiento de superioridad con el que se forjaron la mayoría de los militares argentinos y también latinoamericanos durante casi todo el siglo XX. Queda patente esa altanería en una escena de la película La Patagonia Rebelde, en la que el teniente coronel Benigno Varela (Héctor Alterio) mira con admiración al soldado Mayer y estalla de ira cuando los trabajadores rebeldes lo matan en una escaramuza. El verdadero Varela encabezó en 1921 una represión militar que se cobró 1.500 vidas. Muchos fueron fusilados sumariamente.

El Ejército, que durante el siglo XIX tuvo como objetivo doblegar al gaucho y ampliar el territorio en la guerra contra el indio, en el siglo XX tiene como misión inculcar el apego patriótico a los hijos de los inmigrantes. La disciplina germánica, regada con una alta dosis de nacionalsocialismo, fue un instrumento clave para lograr ese cometido. "Los oficiales que formaban parte de ese renovado Ejército se sintieron portadores de una misión purificadora de la nacionalidad que los particularizaba, en clave de prepotente supremacía (...). Pertenecer a la oficialidad del Ejército argentino fue siempre una manera de plantarse ante el país y sus instituciones desde una atalaya vigilante", concluyen los autores de El dictador, una exhaustiva historia sobre Jorge Rafael Videla, el máximo jefe de la última dictadura (1976-1983), en la que 30.000 personas desaparecieron. Videla heredó de su padre, también militar, esa tradición mesiánica del Ejército. "Padre e hijo tomaron de la doctrina militar la grandilocuencia y las consignas totalizadoras, como si se trataran de instrumentos fijos para ordenar tanto un país como el destino personal y la cotidianeidad".

Amparados por el Código de Justicia Militar que desaparece -aunque data de 1951, es prácticamente el mismo que redactó José María Bustillo en 1898-, Videla y muchos como él cometieron gran cantidad de abusos y atropellos durante casi un siglo. También lo utilizaron para salir impunes. La normativa, como lo expresó el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni ante el Congreso en 2007, es un "resabio" que en algunos momentos de la historia del país llegó a ser considerada al margen de la Constitución. La reforma otorga al militar argentino los mismos derechos que a cualquier otro ciudadano y mete al Ejército en el siglo XXI.

Fuente: www.elpais.com

La isla de Pascua y el colapso global

Por: Enrique Gil Calvo

El destino inmediato del capitalismo liberal, que se precipita en caída libre hacia la implosión de un agujero negro impulsado por el continuo agravamiento de su crisis sistémica y fatalmente atraído por el succionante maëlstrom de un ominoso colapso global, exhibe fascinantes paralelos con la súbita extinción de la cultura de los moaís que tuvo lugar en la polinesia isla de Pascua. Me refiero claro está a esas célebres estatuas gigantes, cerca de 900 en total, que hoy admiran a los turistas en un páramo perdido, árido y casi desierto a miles de kilómetros de las costas vecinas. Pues bien, esos impresionantes moaís fueron erigidos con fines ceremoniales por una floreciente civilización que se embarcó en un proceso de crecimiento acelerado cuyo cenit culminante se alcanzó en el siglo XVII de nuestra era, para precipitarse a partir de ahí (1680) en una vorágine de autodestrucción colectiva que acabó con la civilización de Pascua justo antes de la llegada de colonizadores europeos.

El mejor relato de esta tragedia cultural se contiene en un libro de obligada lectura, Colapso (2005), del geógrafo evolucionista Jared Diamond, que la utiliza de pedagógica ilustración (entre otras extinciones análogas, como la de los mayas del Yucatán o los vikingos de Groenlandia) para explicar cómo la intensificación de la competencia por los recursos puede acabar con el suicidio colectivo de los competidores. Para ello Diamond recurre a la llamada "tragedia de los bienes públicos", propuesta por el biólogo Russell Hardin en 1968, que predice el agotamiento de los ecosistemas a partir de un cierto umbral de explotación. Pero la originalidad de Diamond reside en que, pese a ser un ecologista reconocido, deduce que la causa última del colapso no es biológica sino social. Lo que hace al sistema inviable y le fuerza a colapsarse no es la escasez de los recursos (según el argumento maltusiano) sino el exceso de su explotación, como un efecto sólo derivado de la escalada social de la competición. Los diversos clanes de Pascua se embarcaron en un juego colectivo de prestigio ostentoso donde todos pugnaban por superar a los demás en la erección de moaís, para lo que no dudaron en agotar el bosque del que extraían la madera para transportar las piedras a edificar. Y al escasear la madera dejaron de producir canoas con las que pescaban su principal fuente de proteínas. Pese a lo cual siguieron erigiendo moaís cada vez mayores hasta que ya no pudieron hacerlo más. Entonces los golpistas tomaron el poder, estalló la guerra civil y la isla de Pascua se desangró hasta extinguirse.

Pues bien, el paralelo que les propongo con la actual deriva de la crisis global resulta transparente: los moaís son las burbujas especulativas que erigen nuestros clanes estatales y empresariales,unos moaís hechos de especulación financiera e inmobiliaria que, al adentrarse en una escalada de intensificación de la competencia, no tardan en agotar los recursos productivos de la economía real.

Véase si no el deprimente ejemplo que dan esas ciudades vacías de la costa mediterránea (Manilva) o la periferia madrileña (Seseña), auténticos moaís desiertos y abandonados por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Y al igual que los isleños de Pascua se endeudaron a muerte agotando sus fuentes de subsistencia para erigir sus moaís, también para erigir sus apalancadas pirámides especulativas nuestros isleños del capitalismo liberal han esquilmado el suelo público, el crédito solvente, el empleo productivo y el tejido empresarial, encaminando al sistema a un colapso colectivo.

¿Cómo detener e invertir esta deriva autodestructiva? ¿Qué escenarios de salida cabe imaginar para esta continua escalada de la crisis global? Jared Diamond señala que, cuando se entra en una espiral de competición intensificada, sólo hay dos medios de evitar el colapso colectivo: la autolimitación de los competidores o el racionamiento impuesto por el poder público. Dos soluciones que equivalen a la autorregulación de los mercados y a la intervención keynesiana del Estado. Pero cada una de ellas excluye a la otra, mientras que hoy se siguen intentando ambas a la vez, por lo que no sabemos todavía cuál de ambas se impondrá a la larga. Así que hagamos un poco de ciencia-ficción y especulemos sobre las cuatro posibles salidas de la crisis.

La primera es la salida liberal que proponen los poderes financieros globales respaldados por los organismos internacionales como la UE, el FMI o la OCDE: una crisis intensa y aguda, que durará dos o tres años hasta que se complete el proceso de desapalancamiento con altísimos costes sociales, tras lo que se iniciará una lenta recuperación que dará paso a un nuevo proceso estable de crecimiento autosostenido, eventualmente susceptible de abrir nuevas fuentes de negocio convertibles en moaís (pirámides o burbujas especulativas). Este escenario cíclico implica mantener intacto el sistema de mercado, quedando relegado el Estado keynesiano a un papel meramente accesorio, servil y transitorio, tras cuya excepcional intervención se restaurará la dominación absoluta del mercado global. Pero esta salida es de incierta probabilidad porque el keynesianismo light a lo Barack Obama parece predestinado a fracasar, ya que los mercados libres no se pueden gobernar, siendo como son un orden espontáneo. La mano visible del Estado puede regularlos variando su estructura de incentivos pero no puede imponerles normas ejecutivas, pues cuando intenta hacerlo la mano invisible del mercado reacciona generando un desorden espontáneo como el actual.

Así llegamos a la segunda salida previsible de la crisis, que es el colapso definitivo de los mercados tras el fracaso del keynesianismo light, lo que obligará a los Estados a una intervención hardcore mediante nacionalizaciones masivas de la banca y de las empresas en quiebra con el posible cierre de las Bolsas. Esta salida estatal implica la supresión o al menos la suspensión de los mercados libres, que quedarán sustituidos por un proteccionismo mercantilista (colbertismo) de estilo chino e inspiración prusiana. Pero con ello se anula la virtualidad de los ciclos económicos, y la crisis deja de ser un punto de inflexión entre las fases recesiva y ascendente para convertirse en un estado estacionario de estancamiento en forma de L (ramal descendente de caída en picado seguida de una duradera depresión lateral).

Pero si la depresión se eterniza, la salida estatal o proteccionista agravará extraordinariamente el clima de conflictividad social. Y entonces comenzará a ser posible y quizás probable la tercera salida, que podemos llamar violenta: bélica o incluso revolucionaria. Al fin y al cabo, el colapso de la isla de Pascua terminó en un baño de sangre, y lo mismo ocurrió con la depresión económica de los años treinta, cerrada con el crepúsculo de los dioses proteccionistas.

Confiemos en que la memoria histórica nos enseñe a evitar lo peor y nos permita aprender a buscar otra salida menos autodestructiva. ¿Cuál podría ser ésta? Queda una cuarta posibilidad, al menos teórica por improbable que sea, y es la de convertir la actual crisis de los mercados en una verdadera crisis del sistema, eventualmente capaz de dar a luz un nuevo modelo de sociedad. Una sociedad sostenible y ya no basada en el depredador capitalismo neoliberal, que de ciclo a ciclo y de burbuja en burbuja está conduciendo al planeta a un inminente colapso como el de la isla de Pascua, ahora masivamente amplificado a escala global.

Fuente: www.elpais.com

Los Estados Unidos que pueden decir no

Por: Ian Bremmer

A principios de este mes, el presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyev, fue gorra en mano a Moscú para pedir ayuda financiera. Para que este pedido resultara más digerible, Bakiyev anunció que estaba solicitando que Estados Unidos cerrara su base aérea en Kirguistán, que reabastece de tropas de la OTAN al vecino Afganistán. De la misma manera, a fines del año pasado, el gobierno de Islandia le pidió ayuda a Rusia para rescatar su sistema bancario, mientras que el presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, visitó China con la esperanza de asegurar una infusión de efectivo de emergencia.

Algunos observadores mencionan estos episodios como evidencia de una merma en la influencia internacional de Estados Unidos. Pero existe un argumento más amplio: hasta ahora, con excepción de las sumas relativamente pequeñas ofrecidas a Kirguistán, Rusia y China no han brindado demasiada ayuda.

En medio de lo mucho que se habla de un "mundo post-norteamericano", muchos observadores ven un viraje de un orden internacional dominado por Estados Unidos a un sistema multipolar, en el que países como China, Rusia y otros compiten por el liderazgo global en una serie de desafíos y riesgos comunes.

Hace más de cinco años, el presidente de China, Hu Jintao, proclamó que "la tendencia hacia un mundo multipolar es irreversible y dominante". Cuando Vladimir Putin se quejó durante una conferencia en Munich el año pasado de que el unilateralismo estadounidense alimentaba conflictos en todo el mundo, un ofendido senador John McCain respondió que la confrontación era innecesaria en el "mundo multipolar de hoy".

Cuando Putin recibió al presidente venezolano, Hugo Chávez, en Rusia en septiembre pasado, observó que "América latina se está convirtiendo en un eslabón visible de la cadena del mundo multipolar que se está formando". Chávez coincidió: "Un mundo multipolar se está convirtiendo en una realidad".

Todos ellos se equivocan. El dominio estadounidense está claramente en decadencia, pero un orden multipolar implica que varias potencias emergentes tengan opiniones encontradas sobre cómo debería manejarse el mundo, y estén dispuestas a actuar para promover sus agendas globales. Este no es el caso.

Por el contrario, somos testigos del nacimiento de un orden no-polar, en el que los principales competidores de Estados Unidos siguen demasiado ocupados con problemas en sus países y con sus vecinos inmediatos como para echarse al hombro las cargas internacionales más pesadas. Ninguna de las potencias emergentes ni siquiera empezó a utilizar su creciente influencia política y económica para promover ambiciones verdaderamente globales -o asumir las responsabilidades que Washington ya no puede afrontar.

Empecemos por Rusia. A pesar de sus crecientes vínculos con Venezuela y sus esfuerzos por coordinar una política energética con países ricos en gas natural en el norte de Africa, el Kremlin no tiene aspiraciones de reconstruir la influencia a escala soviética en América Latina, Africa o el sudeste asiático. Tampoco tiene un atractivo ideológico al estilo soviético. Por el contrario, los líderes de Rusia están ocupados en proteger los mercados, las empresas y los bancos rusos de los peores efectos de la crisis financiera global, consolidando el control estatal sobre los sectores económicos domésticos y extendiendo su influencia en materia de política exterior en todo el ex territorio soviético.

La necesidad de China de satisfacer su sed de petróleo y otras materias primas importadas le otorgó una presencia internacional. Pero su influencia es más comercial que política. Los líderes de China deben dedicarle su atención a un conjunto sorprendente de problemas apremiantes a nivel interno: cómo evitar una desaceleración económica que podría dejar a millones de personas sin empleo y en la calle, la consecuencia de la reforma agraria rural y los esfuerzos por ocuparse de los tremendos problemas ambientales y de salud pública.

La India debe ser suficientemente competente a la sombra creciente de China. De cara a las elecciones del año próximo, el gobernante Partido del Congreso está invirtiendo tiempo y dinero del gobierno en subsidios para los consumidores, en aumentos salariales para los empleados públicos y en una condonación de la deuda para los agricultores.

Brasil también está preocupado y, al parecer, no tiene mayores aspiraciones en el corto plazo que promover la estabilidad en América Latina, pilotear los efectos de la crisis financiera global y servir de inspiración para otros.

En resumen, existe un vacío de liderazgo global justo en el momento en que se lo necesita enormemente. La atención del presidente Barack Obama hoy está concentrada en estimular a la anémica economía norteamericana, pergeñar recortes impositivos, reformar las políticas energética y de atención sanitaria y restablecer la confianza en las instituciones financieras de Estados Unidos. La Unión Europea sigue su debate interno sobre cuál es la mejor manera de rescatar a sus bancos e industrias en quiebra, manejar las consecuencias de la expansión de la UE y la eurozona y llevar adelante las relaciones cada vez más escabrosas con Rusia.

¿Quién, entonces, puede tomar la delantera en los esfuerzos por crear una nueva arquitectura financiera global que refleje las complejidades del comercio del siglo XXI? ¿Quién puede promover consenso sobre una respuesta multilateral al cambio climático? ¿Quién reemplazará un régimen de no proliferación obsoleto, ofrecerá seguridad colectiva en las zonas calientes internacionales y ganará ímpetu detrás de las conversaciones de paz de Oriente Medio?

La reunión cumbre internacional realizada en Washington en noviembre de 2008 subrayó el problema. Los países más ricos del mundo (el G-7) recurrieron a las potencias emergentes dentro del G-20 para que los ayudasen a coordinar una respuesta a la desaceleración financiera global. Si resulta difícil que siete países se pongan de acuerdo en algo, imaginen el desafío de generar consenso entre 20.

Consideremos las opiniones encontradas dentro de este grupo en materia de democracia, transparencia, el papel económico apropiado del gobierno, las nuevas regulaciones para los mercados financieros y el comercio y cuál es la mejor manera de asegurar que las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial reflejen con justicia el equilibrio de poder global de hoy.

En los próximos años, cuando quienes estén en crisis recurran a Estados Unidos en busca de ayuda, cada vez es más probable que escuchen la palabra no. Y no resulta del todo claro si alguien más querrá y podrá decir sí.

Fuente: project-syndicate.org

martes, 24 de febrero de 2009

Eutanasia: un hito en el debate

Por: Miguel Kottow

En torno a la muerte de Eluana Englaro se ha tejido una maraña de opiniones, decisiones médicas, dictámenes judiciales y afanes legales que confunden a cualquiera e impiden abordar la reflexión del caso en forma prudente, así como ponderar su significado para la bioética. En buena hora se ha vitalizado el debate también en nuestro país: se argumenta, se ventila posturas, se defiende valores. Es de desear que legisladores y ejecutores ministeriales de las leyes pulsen con acuciosidad el sentir de la sociedad civil y se aboquen a dictar normativas basadas en la legitimidad ética otorgada por el debate democrático, en vez de imponerlas desde una autoridad que opera de espaldas a la ciudadanía.

Para sacar provecho a la deliberación, es conveniente apurar los términos y afinar los conceptos. Que Eluana no pudiese expresarse queda saldado por nueve años de solicitud paterna representando legal y moralmente a su hija por ejercer el derecho a no seguir viviendo. Más aún, la solicitud directa de ayuda para morir por personas lúcidas pero profundamente discapacitadas o críticamente enfermas tampoco garantiza que serán oídas, ni Eluana hubiese sido más convincente en caso de poder comunicar sin intermediarios su deseo de no seguir viviendo.

Sostener que el derecho a la vida hace inaceptable la eutanasia es un error de concepto, pues todo derecho es de ejercicio voluntario; tener un derecho implica ejercerlo a discreción y no por obligación. Quien tiene derecho a expresarse libremente también lo tiene de callar. Quien tiene el derecho de vivir, también tiene el derecho de no vivir. El derecho a la vida significa que cada uno puede requerir protección para no ver amenazada su existencia, pero también implica que cada uno puede ejercer el derecho a no seguir viviendo.

La filosofía política enseña desde el siglo XVII que la obligación del Estado por respetar a la vida se refiere a la protección personal de los ciudadanos contra agresiones y amenazas indeseadas. Tal es el sentido que tiene el derecho a la vida expresado en nuestra Constitución, ¡y eso en 1980! Desear o provocar la propia muerte no es materia que competa a la Constitución, ni debiera ser sancionado por el Estado: no en vano ya no es penalizado el suicidio. El uso incorrecto de un derecho a la vida hace caer en contradicciones como las de un ex-Presidente de EE.UU., quien adujo el argumento pro vida para rechazar la investigacion en células embrionarias al mismo tiempo que desencadenaba en Irak una feroz guerra en nombre de la democracia y la libertad.

Tampoco es asunto del Juramento Hipocrático, que requiere del médico a nadie darle droga mortal pero no se refiere a la eutanasia. Ninguna interpretación permite sostener que Eluana recibió indebidamente una droga mortal. El médico tiene por mandato prevenir y curar enfermedades, así como paliar padecimientos que no logra eliminar. Su función no es obstinarse en preservar la vida a toda costa, ni menos contra la voluntad de las personas. Aceptada una legítima solicitud por acelerar la propia muerte, es de esperar que el médico ejerza la compasión –que no por infrecuente es menos valiosa- de llevar a cabo el proceso de muerte de la forma más incruenta posible y sin dilatarla en el tiempo. Si Eluana murió al tercer día de suspendidos los soportes vitales ello debe celebrarse como un cumplimiento decoroso de la decisión tomada. La moralidad de la eutanasia depende que sea legítimamente solicitada y compasivamente llevada a cabo.

La medicina paliativa ha evolucionado substancialmente, pero si una persona desea morir es porque no ha recibido paliativos adecuados. Hay dolores cancerosos que no responden a analgésicos o requieren dosis que precipitan al paciente en un sopor profundo, equivalente a un estado comatoso. Hay sufrimientos por discapacidades que no tienen paliativos, como la tetraplegia sufrida por Ramón Sanpedro y relatada en “Mar adentro”. La medicina paliativa, como toda práctica médica sofisticada, no está al alcance de todos ni es subvencionada en forma suficiente. Nadie puede negarle a una persona si considera preferible morir que sentar sus expectativas en medidas paliativas que no le sirven o no llegan.

Hay bastante más y habrá que volver sobre el tema. El caso Eluana invita a dejar de discutir con ánimo de imponer opiniones, para preferir el debate como medio de plantear diversas ideas que pudiesen convivir en tolerancia.

Fuente: La Tercera.cl (http://blog.latercera.com/blog/mkottow/entry/eutanasia_un_hito_en_el)

Lo público y lo privado

Por: Miguel Kottow

Mientras que el animal es un cuerpo cuyo funcionamiento está regulado por reflejos e instintos, se reconoce que el ser humano tiene un cuerpo, es decir, posee una gama de opciones que le permiten, de hecho lo obligan, a elegir los modos de actuar y de desarrollar su existencia. Es así como los seres humanos deciden ejercer la sexualidad y la reproducción, así como tienen conciencia que su cuerpo puede enfermar y ser susceptible de decisiones y tratamientos médicos, sabiendo también que indefectiblemente morirá. El desarrollo de las ciencias biomédicas ha hecho posible la intervención artificial en los procesos más fundamentales de la vida, como son la anticoncepción, la fertilización asistida y la diversidad de actos médicos relacionados con el final de la vida.

La consecuencia más impactante de esta “medicalización” de procesos biológicos relacionados con el comienzo y el final de la vida ha sido que decisiones desde siempre privadas y personales, pasan a ser reguladas por la esfera pública. Evitar un embarazo no deseado se ha hecho biológicamente posible mediante la “píldora del día después”, y cabría suponer que la decisión de hacer uso de ella es asunto personal e íntimo de la mujer. Sin embargo, la esfera pública determina que no sea así y ha dispuesto trabas para la libre obtención del anticonceptivo de emergencia.

Hacia el final de la vida, las cosas son aún más complejas, como ilustran los ya múltiples casos de pugna entre poderes públicos y los deseos de las personas o sus legítimos representantes por dar fin a una existencia cargada de sufrimientos o reducida a algunas funciones vitales artificialmente sustentadas.

A medida que avanza la biomedicina, abre nuevas opciones para que las personas tomen decisiones con respecto a su cuerpo, pero al mismo tiempo la esfera pública se hace presente para regular estas decisiones. Mientras se hace evidente que la democracia es la más adecuada forma de convivencia política, lo que significa robustecer el ejercicio de la autonomía personal, se hace sentir una marcada injerencia de políticas públicas en la vida personal de las personas. En la medida que ello ocurre en el ámbito de los procesos biológicos, se habla de biopolítica.

La invasión indeseada de lo privado por los poderes públicos –jurídicos, religiosos, políticos-, no solo lesiona la autonomía individual, sino que lo hace sin poder justificar que está actuando en defensa de terceras personas o del bien común. Dificultar la anticoncepción o prohibir la muerte voluntaria son imposiciones al libre albedrío de las personas que a nadie protegen, siendo que estas proscripciones buscan su justificación en creencias y convicciones que erróneamente pretenden ser universalmente válidas. Son claros ejemplos de principios que quieren imponer su validez a personas que no los comparten.

Solo resta insinuar un asunto que merece más amplia deliberación, y es el desamparo que se produce en la ciudadanía con la tendencia contemporánea a reducir las protecciones sociales otorgadas por el Estado. Mientras la biopolítica invade nuestro mundo privado, son por otro lado desmontados los amparos y seguridades públicas que protegen a la ciudadanía en un Estado social. Una tijera que es especialmente gravosa para los miembros más desaventajados de la sociedad, por cuanto los mejor situados soslayan el control público para hacer uso de sus opciones, en tanto los desmedrados se ven agobiados en la medida que el espacio público regula su vida privada aún en contra de sus deseos e intereses.

Fuente: La Tercera.cl (http://blog.latercera.com/blog/mkottow/entry/lo_p%C3%BAblico_y_lo_privado)

domingo, 22 de febrero de 2009

Decrecimiento sostenible

Por: Joan Martínez Alier

La crisis económica actual ha puesto a John Maynard Keynes de moda porque existe capacidad industrial en las economías occidentales que no se aprovecha. Ante el aumento del desempleo, la receta adecuada es un mayor gasto público. Así habrá dinero para cambiar de automóvil y comprar el exceso de viviendas que deprime la industria de la construcción en Estados Unidos, en Reino Unido y en España. Keynes quería que la economía saliera de la crisis de 1929. Dijo explícitamente que lo que ocurriera a largo plazo, una vez la economía se recuperara de las dificultades, no le importaba. Fueron economistas posteriores como Harrod y Domar los que convirtieron el keynesianismo en una doctrina de crecimiento económico a largo plazo. Más tarde llegaron o resucitaron los neoliberales como Hayek, quienes aseguraron que el mercado sabía mucho más que el Estado. Ahora estamos escuchando a banqueros que piden que nacionalicen sus bancos, por favor. Estamos viendo la resurrección de Keynes (o su reencarnación en Krugman y Stiglitz). Pero podemos preguntarnos, ¿un Keynes de corto plazo, para salir de la crisis, o un Keynes también de largo plazo para seguir una senda virtuosa de crecimiento económico?

Es ahí donde entra la actual crítica de la Economía Ecológica. El crecimiento económico se ha basado en la energía del carbón, el petróleo y el gas natural. Parece aconsejable un keynesianismo verde que aumente la inversión pública en conservación de energía, en instalaciones fotovoltaicas, en transporte público urbano y rehabilitación de viviendas, en agricultura orgánica. Pero no lo parece continuar en la fe del crecimiento económico. En los países ricos debe darse un ligero decrecimiento económico que sea socialmente sostenible. Debemos entrar en una transición socio-ecológica. La economía ha de decrecer en términos de materiales y de consumo energético. Existe ya un acuerdo social en Europa para que las emisiones de dióxido de carbono se recorten un 20% con respecto a las de 1990, pero lo que no se había previsto es que, de hecho, al decrecer el PIB esas emisiones ya están disminuyendo.

Pero no sólo hay razones ecológicas para el decrecimiento. Hay psicólogos que han averiguado que la felicidad no aumenta con el aumento del PIB per cápita. Mejor dicho, sí que aumenta a niveles muy bajos, pero no después. Ahora bien, el decrecimiento económico provoca dificultades sociales que hemos de afrontar para que la propuesta antes citada pueda ser socialmente aceptada. Si la productividad del trabajo (por ejemplo, el número de automóviles que un trabajador produce al año) crece el 2% anualmente pero la economía no hace lo propio, eso llevará a un aumento del desempleo. La respuesta ha de ser doble. Los aumentos de productividad no están bien medidos. Si hay sustitución de energía humana por energía de máquinas, ¿los precios de esta energía tienen en cuenta el agotamiento de recursos, las externalidades negativas? Sabemos que no es así. Además, hay que separar el derecho a recibir una remuneración del hecho de tener empleo asalariado. Esa separación ya existe en muchos casos (niños y jóvenes, pensionistas, personas que perciben el seguro de desempleo), pero debe ampliarse más. Hay que redefinir el significado de 'empleo' -teniendo en cuenta los servicios domésticos no remunerados y el sector del voluntariado- y hay que introducir o ampliar la cobertura de la Renta de Ciudadano o Renta Básica.

Cabe plantear otra objeción. ¿Quién pagará la montaña de créditos, las hipotecas y la deuda pública si la economía no crece? La respuesta debe ser que nadie. No podemos forzar a la economía a crecer al ritmo del interés compuesto con que se acumulan las deudas. El sistema financiero debe tener reglas distintas de las actuales. En Europa y Estados Unidos lo que es nuevo no es, pues, el keynesianismo, ni tan sólo el keynesianismo verde. Lo nuevo es el movimiento social por el decrecimiento sostenible. La crisis abre expectativas para nuevas instituciones y hábitos sociales. El objetivo en los países ricos debe ser vivir de forma óptima dejando de lado el imperativo del crecimiento económico.

Fuente: sinpermiso.info

Divide y reinarás

Por: Luis Fernando Trejos Rosero

El fantasma de la división recorre el Polo Democrático Alternativo, parece que como tantas otras veces, las esperanzas de muchos colombianos por tener una alternativa política, al eterno bipartidismo que nos ha sido impuesto legal e ilegalmente durante más de 180 años, se verán truncadas.

Lo que más sorprende es que uno de los dirigentes políticos que invoca este fantasma sea Gustavo Petro, ex guerrillero, firme y sistemático denunciante de los vínculos entre el actual gobierno de Colombia con el narcotráfico y el paramilitarismo. Sorprende precisamente porque el senador Petro, busca desesperadamente entrar en una “coalición” política con el partido Liberal y sectores “moderados” del arribismo, perdón del uribismo, que anhelan volver a poner a su servicio la inmensa burocracia estatal que ahora les es esquiva, pero dejando claro que aplauden y legitiman la política de “Seguridad Democrática”, política que tuvo como pilar fundacional la promoción y encubrimiento del paramilitarismo y que soslaya y minimiza la violación de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

En todos los procesos políticos este tipo de volteretas es normal, pero lo cuestionable es que el Senador Petro pretenda justificar sus intenciones personales con una supuesta “falta de garantías” al interior del Polo Democrático, es extraño que una persona que deja las armas y la ilegalidad para buscar en las plazas y espacios públicos las profundas transformaciones sociales, políticas y económicas que tanto necesita Colombia, ahora busque el camino fácil de la división y la descalificación, en vez de confrontar con ideas, las ideas que exponen sus contradictores dentro del partido. Que Lucho Garzón, antiguo dirigente sindical y ex alcalde de Bogotá haya iniciado esta división, no exalta a nadie, ya que su culto a su personalidad es de vieja data y sus coqueteos con ciertos sectores uribistas (en una entrevista el año anterior manifestó públicamente sus simpatías programáticas con el actual Vice presidente y la Primera Dama “la esposa de Uribe”).

Por el bien de la política y la democracia colombiana esperemos que el Senador Petro (no Lucho Garzón) asuma una posición clara y transparente frente al país y deje al Polo Democrático Alternativo por fuera sus intensas ansias de poder y nos permita seguir soñando con esta utopia llamada PDI.

sábado, 21 de febrero de 2009

El DAS sigue grabando

Bogotá.

Entre el 19 y el 21 de enero pasados gran parte de los 'secretos' de muchos personajes de Colombia fueron destruidos en el piso 11 de la sede principal del DAS. "Recibimos la orden de recoger todo lo que teníamos en varias oficinas del edificio, en las sedes externas y llevarlo a la oficina de Contrainteligencia. Durante dos días se recolectaron discos duros extraíbles, se cambiaron discos duros de los computadores, se recolectaron CD, archivos de voces y documentos confidenciales. Sólo yo, sin contar mis compañeros, llevé dos cajas llenas con esas cosas", le dijo a SEMANA, uno de los detectives del DAS que participó en la particular recolección. "De todas las cajas que se llevaron a Contrainteligencia, con documentos, grabaciones y demás, sólo quedó una, que fue sacada del piso 11 el miércoles 21 al final de la tarde. No sé qué dejaron en esa, ni para dónde se la llevaron. Sólo sé que lo demás fue destruido", afirma.

La sospechosa misión de recuperar y destruir información se adelantó por parte de un reducido grupo de funcionarios y, aunque se trató de hacerlo de la manera más discreta, fue inevitable que unos pocos integrantes del DAS se percataran de los inusuales movimientos durante esos días. ¿Pero qué era lo que estaban destruyendo con tanto afán? Gran parte de los archivos que hoy ya no existen eran, entre otros, grabaciones, documentos secretos y análisis de inteligencia que contenían información sobre una gran variedad de personajes que estaban en la mira del DAS.

Magistrados de la Corte Suprema, periodistas, políticos de oposición, generales de la República, fiscales, y hasta algunos miembros del alto gobierno hacían parte del grupo que desde hace varios meses estaba siendo monitoreado por el organismo de seguridad.

Fueron dos las razones básicas que llevaron a los funcionarios del DAS a tratar de deshacerse de ese valioso material entre el 19 y el 21 de enero. El 16 de ese mes, tres días antes de dar la orden para recoger grabaciones y documentos comprometedores, el gobierno anunció la designación de Felipe Muñoz como nuevo director del DAS. La llegada de un nuevo director implica, entre otras cosas, la posibilidad de que este lleve personas de su confianza para puestos claves, lo cual abre la probabilidad que "la nueva administración" descubra alguna irregularidad. Muñoz se posesionó el 22 de enero, un día después de que terminó la destrucción de documentos. La segunda razón es que los funcionarios sabían que era cuestión de poco tiempo para que sus actividades non sanctas salieran a la luz pública.

Desde hace más de seis meses SEMANA comenzó una investigación sobre una serie de irregularidades en el DAS. A lo largo de ese tiempo se recolectaron documentos, audios e informes confidenciales y secretos que dejan en evidencia graves anomalías. Más de 30 declaraciones de testigos y protagonistas directos de los hechos, también hacen parte del material en poder de esta revista. Muchos pensaron que el DAS difícilmente podría afrontar una situación peor que la vivida en octubre de 2005, cuando terminó envuelto por un escándalo a raíz de la infiltración paramilitar que terminó con la salida, y posterior encarcelamiento, del director de ese entonces, Jorge Noguera. En ese momento, se prometieron profundas reformas a la institución para que no volviera a ocurrir. Y ocurrió. A pesar de las buenas intenciones de los siguientes directores, la información recopilada por SEMANA deja claro que hay un poderoso sector del organismo al servicio de los paramilitares, la guerrilla, y de oscuros intereses políticos, como lo demuestran las interceptaciones y seguimientos ilegales a importantes personajes de la vida nacional.

Todos son enemigos "Acá se trabaja por blancos y objetivos que puedan ser una amenaza a la seguridad del Estado y del Presidente. Dentro de esos está la guerrilla, las bacrim (bandas criminales), algunos narcos. Pero dentro de esos blancos también están, y es obvio como parte de una de las funciones del DAS, controlar a algunos personajes e instituciones para mantener informada a la Presidencia. Por ejemplo, cómo no va a ser misión del DAS controlar a Petro, que es un ex guerrillero y es de la oposición. O a Piedad Córdoba, por sus vínculos con Chávez y la guerrilla, dijo a SEMANA un detective que trabaja en la subdirección de operaciones del DAS, adscrita a la dirección de Inteligencia de esa entidad. "Cualquier persona o entidad que represente un eventual peligro para el gobierno debe ser vigilada por el DAS. Y en ese orden de ideas desde hace más de un año se empezó a considerar y tratar como un 'blanco' legítimo las actividades de la Corte, y algunos de sus miembros", afirmó el funcionario. Este hecho fue corroborado a SEMANA por otros cuatro integrantes del DAS, adscritos a las direcciones de Inteligencia, Contrainteligencia y Operativa.

Aparte de los testimonios, SEMANA obtuvo algunos de los análisis elaborados por integrantes del DAS en los que quedan en evidencia seguimientos, interceptaciones y controles contra integrantes de la Corte. Uno de los informes más reveladores es sobre el magistrado auxiliar, Iván Velásquez, jefe de la investigación de la para-política. A Velásquez le han hecho 'marcación hombre a hombre' desde el incidente Tasmania de octubre de 2007, cuando el presidente Álvaro Uribe acusó al magistrado auxiliar de fabricar testimonios en su contra, lo cual terminó siendo un montaje. A Velásquez no lo dejan solo un minuto, según se desprende del informe del DAS. En los documentos que tiene SEMANA se revela que durante tres meses le interceptaron 1.900 llamadas en las cuales hablaba con Raimundo y todo el mundo: los magistrados de la Corte Suprema, los fiscales de Justicia y Paz para saber qué revelaban los paramilitares, con la oficina de protección de testigos de la Fiscalía para saber quién se iba a entregar, con testigos de la para-política, entre cientos de otras llamadas. Hace más de un año el alto funcionario judicial denunció ante la Procuraduría y la Fiscalía seguimientos de parte de agentes de seguridad del Estado.

Pero Velásquez no fue el único integrante de la Corte Suprema que ha estado en la mira del DAS. Investigadores, otros auxiliares y magistrados del alto tribunal también fueron objeto de 'controles'. Según varios detectives, entre esos 'blancos' estaba el hasta hace poco presidente titular de la Corte Suprema, Francisco Ricaurte, el presidente de la sala penal, Sigifredo Espinosa, y los magistrados César Julio Valencia y María del Rosario González. "Cuando se agudizó el enfrentamiento entre la Corte y Presidencia, hace como un año y medio, la orden era saber todo lo posible de todos los magistrados, con los medios que fueran necesarios, desde fuentes humanas hasta medios técnicos. Cuando el enfrentamiento empezó a disminuir los controles se concentraron sólo en aquellos que fueran más prioritarios como Velásquez", dijo a SEMANA uno de los detectives que trabaja en la dirección de Inteligencia y quien participó en seguimientos a algunos magistrados.

Hace más de un año varios miembros de la Corte denunciaron seguimientos e interceptaciones del DAS, los cuales fueron negados en su momento por la entonces directora, María del Pilar Hurtado. Los documentos y testimonios obtenidos por SEMANA indican que no era simple paranoia de los magistrados.

No es la primera vez que el DAS y el gobierno niegan comprometedores hechos frente a la Corte Suprema. En agosto del año pasado SEMANA reveló las visitas hechas por alias 'Job' -enviado por el paramilitar 'Don Berna'- a la Casa de Nariño para entregarle información a altos funcionarios de Palacio contra miembros de la Corte. En ese escandaloso encuentro había una funcionaria del DAS. Cuando estalló el escándalo, Hurtado minimizó el tema diciendo que era un simple detective que trabajaba el tema de los paramilitares. En noviembre del año pasado El Espectador reveló que el DAS había alterado registros y que la integrante de esa institución que estuvo en la cita de Palacio no era cualquier funcionaria: se trataba de Martha Leal, una de las más altas funcionarias de la dirección de Inteligencia de esa entidad. Primera plana del periodismo Si bien es muy grave que en las divisiones de Inteligencia y Contrainteligencia del DAS consideren como "blancos legítimos" a integrantes de la Corte Suprema, no es menos escandaloso que periodistas y medios de comunicación también sean objeto de interceptaciones y seguimientos por parte del DAS. "Lo de los medios de comunicación tiene varios fines, uno de ellos informar al gobierno qué se mueve en los medios, con lo cual se le da un margen de maniobra al Estado en situaciones críticas. La cosa es simple y básicamente se divide en dos categorías. Se monitorean esporádicamente algunos directores o jefes para establecer lo que los periodistas llaman 'linea editorial'. Pero la mayor parte del esfuerzo está encaminada a los periodistas que manejan la información y las fuentes 'duras'. Allí se matan dos pájaros de un solo tiro: se sabe en qué están y, sobre todo, lo más importante, con quién hablan", dijo a SEMANA un detective de la dirección de Contrainteligencia quien, además, en noviembre del año pasado entregó pruebas y confirmó varios casos. Uno de esos tiene como protagonista al periodista Félix de Bedout, de La W radio. El pasado 5 de noviembre De Bedout envió una información desde su correo electrónico a un periodista de SEMANA. Tan sólo unas pocas horas más tarde, dos funcionarios del DAS, uno de ellos de Contrainteligencia, llamó a la revista y narró exactamente el contenido del cruce de correos privados entre los comunicadores. Al preguntarle la razón por la cual conocía el contenido de los correos, el detective cayó en cuenta de su error. La ingenuidad fue producto del afán por conocer detalles de la información manejada por los periodistas. No era para menos. En el correo 'chuzado' se mencionaban unas denuncias que involucrarían al jefe de Inteligencia del DAS, Fernando Tabarez, al de Contrainteligencia, Jorge Lagos, y el uso de unas oficinas clandestinas por parte del DAS.

De Bedout no es el único periodista al que le miran los correos y escuchan sus comunicaciones. SEMANA conoció y vio pruebas sobre Dario Arizmendi, director de Caracol Radio, Alejandro Santos, director de SEMANA, Julio Sánchez Cristo, director de La W, Daniel Coronell, director de Noticias Uno, y Ramiro Bejarano, columnista de El Espectador. Este último tiene la particularidad de que no sólo es un reconocido columnista crítico del gobierno, sino que además es el abogado del magistrado César Julio Valencia, quien adelanta un proceso penal contra el presidente Álvaro Uribe. "En el tema de medios es obvio que la prioridad es conocer la información de aquellos que le inquietan al gobierno, o bien porque son muy críticos o porque a diferencia de otros medios, no los puede controlar a su antojo", afirma el detective de contrainteligencia que habló con SEMANA.

Pero la relación del DAS con la Casa de Nariño parece haber cambiado también. "Hace años, si de la Casa de Nariño se necesitaba algo del DAS el Presidente era quien llamaba directamente al director o viceversa. Desde hace unos cuatro años las cosas son muy distintas. Casi cualquiera de los altos funcionarios de Palacio puede llamar acá a pedir cualquier tipo de favor sin necesidad, incluso, de pasar por el director. Llaman al jefe de Inteligencia, al de Contrainteligencia o a la Dirección Operativa y piden lo que necesitan, sin importar lo que sea. Como no hay una figura de peso en la dirección muchos de los jefes de direcciones simplemente llaman a X o Y funcionario en Palacio y le pasan la información que consideran de interés, obviamente también con la intención de ganar puntos con esos funcionarios", dijo a SEMANA un funcionario asignado a la subdirección de Inteligencia. "Lo que irónicamente ocurre es que aquellos que llaman a pedir 'favores' desde Palacio terminan siendo víctimas de su propio invento. También son 'chuzados' y la razón es muy simple: hay que tener un seguro", afirma el funcionario. El "seguro" al que se refiere no es otra cosa que grabaciones comprometedoras que le permitan al funcionario chantajear a los de Palacio si hay algún problema. El sistema es similar al que usaba la KBG, el organismo de inteligencia de la antigua Unión Soviética, en donde 'chuzar' a los propios miembros del Partido era una forma de garantizar lealtades.

Collar de perlas. El tema de los seguimientos a miembros de la Corte Suprema, a periodistas, integrantes de la oposición e incluso del alto gobierno, es apenas la punta del iceberg de lo que está ocurriendo en el DAS. El desorden que allí impera no sólo ha sido capitalizado por algunos miembros del alto gobierno para 'pedir favores' de carácter político. Las organizaciones criminales como los narcos, los paramilitares o la guerrilla también han encontrado allí una fuente valiosísima de información que se vende al mejor postor.Uno de los temas más polémicos durante la administración de Jorge Noguera tuvo que ver con el borrado y venta de antecedentes judiciales a peligrosos delincuentes, por lo cual terminó en la cárcel el ex jefe de Informática del DAS del momento Rafael García. Con la llegada de Andrés Peñate a la dirección y los controles que implementó se pensó que ese era un problema del pasado. Pero no fue así. SEMANA obtuvo varios certificados de antecedentes judiciales que fueron vendidos a los paramilitares del Bloque Vencedores de Arauca hace dos años, organización del narcotraficante Miguel Ángel Mejía Múnera, alias 'El Mellizo' (ver facsímiles). Los documentos, que son de carácter reservado y que sólo pueden ser solicitados por un reducido grupo de directivos del DAS, inexplicablemente estaban en poder de Nicolás Escobar, uno de los hombres de confianza del jefe paramilitar, quien se desmovilizó y actualmente está recluido en la cárcel de Urrao. No menos grave resulta que documentos confidenciales del DAS, en donde hay detalles sobre operaciones o eventuales capturas de peligrosos delincuentes, terminen en manos de quienes están siendo investigados.A finales del año pasado, el Ejército encontró un computador perteneciente a integrantes del ELN en Arauca. Para sorpresa de los militares, entre los documentos que tenía el portátil estaban los informes completos enviados a la Dirección General Operativa del DAS en Bogotá con detalles sobre una operación contra estructuras del ELN en esa zona del país. Los militares no entendían por qué esa información confidencial estaba en manos de los guerrilleros (ver facsímil). Situaciones similares de fuga de información a algunos de los delincuentes más buscados de la actualidad, como el narcotraficante Daniel el 'Loco' Barrera, o el paramilitar, alias 'Cuchillo' también se han presentado.Estos hechos no son ajenos ni desconocidos en el DAS, pero la mayoría ha optado por callar o mirar hacia otro lado. Macabros antecedentes han hecho que la ley del miedo impida que muchas de esas denuncias lleguen a los organismos de control como la Procuraduría o la Fiscalía. En octubre de 2007 Andrea Flórez, una detective que trabajaba en la subdirección de análisis, se dio cuenta de cómo información confidencial que ella manejaba terminaba en manos de la organización del jefe paramilitar 'Cuchillo' que opera en los Llanos. Pocos días antes que denunciara y entregara pruebas sobre esa y otras irregularidades fue asesinada. "La versión que dieron en Contrainteligencia sobre el homicidio es que había sido un crimen pasional, algo que no tenía lógica pues todo el mundo sabía sobre la vida privada de ella y sabíamos que no tenía problemas de ese tipo. Cuando varios de los compañeros y amigos de ella empezamos a investigar el caso por nuestra cuenta, nos advirtieron que no nos metiéramos en eso. A algunos de los que insistieron en el tema y dar con los asesinos coincidencialmente los llamaron para pruebas de polígrafo que no pasaron y con eso los sacaron del DAS", contó a SEMANA un detective asignado a la dirección operativa.También ha sido grave el uso indebido de los equipos de interceptación. SEMANA tuvo conocimiento de que a comienzos de diciembre, un enviado de el 'Loco' Barrera necesitaba interceptar un teléfono celular durante una semana para saber si un socio suyo lo estaba traicionando. Por ese servicio, pagó a un miembro de la inteligencia del DAS 10 millones de pesos, cinco al comienzo y otra suma igual cuando le entregaron los audios con la voz de su socio. La tarifa por realizar ese tipo de 'chuzadas' varía dependiendo del tiempo y de quién es la persona que va a ser escuchada. "Por 'meter' el número de un fiscal durante un mes se cobra entre 100 y 150 millones de pesos. Por interceptar un policía de la Dijín la cifra oscila entre los 50 y 80 millones, dependiendo del rango y el cargo", confirmó a SEMANA uno de los técnicos que trabaja en una de las salas de interceptación que tiene el DAS en su sede principal. La mayoría de este tipo de 'servicios' son realizados por un equipo de interceptación móvil vendidos al DAS por el gobierno de Estados Unidos. Esta es tan sólo una de las formas de venta de servicios (ver recuadro).¿Qué hacer con el DAS?Hace dos años, el gobierno creó una comisión especial para proponer reformas al DAS, en ese momento golpeado por las revelaciones de la infiltración de los paramilitares durante Noguera. Es bastante irónico y revelador que uno de los miembros de esa comisión, Ramiro Bejarano, es una de las personas grabadas ilegalmente por esa entidad. Los últimos dos directores, Andrés Peñate y María del Pilar Hurtado, implementaron cambios necesarios, pero es evidente que no fueron suficientes, como lo demuestra el informe de SEMANA. El DAS nunca podrá cumplir su papel esencial -proveer inteligencia para la defensa de la democracia colombiana- mientras acciones como la interceptación ilegal sea considerada por algunos de sus funcionarios como "normal". Al igual que la política del body count degeneró en los falsos positivos mortales, la creencia de que cualquier crítico u opositor del Presidente o del gobierno es un "blanco legítimo" desembocó en la grabación de periodistas, magistrados, fiscales y otros funcionarios.Ambos casos son muy graves y merecen un tratamiento similar; hay que identificar y castigar a los responsables de que esto ocurra, dentro y fuera del DAS.Es sumamente peligroso para la democracia colombiana que el DAS opere como una policía política y que varios de sus funcionarios utilicen su posición para delinquir. El DAS necesita reformas de fondo. El diagnóstico ya se ha hecho. Falta la voluntad política del gobierno y elevarle el nivel a la institución para que no siga convertida en una peligrosa rueda suelta para el Estado y el propio Presidente.

viernes, 20 de febrero de 2009

Con los ojos abiertos

Por: Sergio Ramírez

Este año se cumple el 75 aniversario del asesinato de Sandino, ocurrido el 21 de febrero de 1934. Tenía 39 años de edad, con lo que entró en el panteón de los héroes que mueren jóvenes, siendo un requisito de la leyenda la muerte en plena juventud. Eran los años de su juventud madura, o de su juventud pletórica. Y esto de que el héroe, para serlo de verdad, no puede traspasar el umbral que lleva hacia la vejez, y así hacia el deterioro físico, y no pocas veces mental, lo deja claro Joseph Campbell, quien apunta con lucidez clásica cuáles son las etapas que se deben cumplir para trascender en la memoria, y quedarse para siempre como arquetipo del heroísmo. Primero, la purificación, a la usanza de los caballeros andantes, paso que el mismo don Quijote da al velar toda la noche sus armas en el patio de la primera posada en que para, antes de seguir por los caminos a cumplir sus hazañas; luego, la entrega total, a brazo partido, a la causa que mueve al héroe; y por último, la muerte temprana. Lo demás, queda para el mito que construirán las venideras generaciones, una especie de resurrección permanente. Y a todo este proceso, ¿cómo llamarlo sino la pasión, a la manera en que los evangelios entienden el término pasión? Pasión y muerte.

Treinta y tres años tenía Eva Perón cuando murió, y si hubiera terminado sus días en la vejez, seguramente el mito se habría derrumbado, carcomido por la polilla de los años, como a lo mejor se hubiera derrumbado también el del Che Guevara si no cae en combate a los 39, exactamente la edad de Sandino a la hora de su propio sacrificio.

¿Quién puede imaginar a Sandino a los 70, o al Che a los 80, desgastados por la edad y por la acción implacable de los años que arrastran cambios de escenarios y circunstancias, y acumulan la cauda de errores, debilidades y fracasos que son la piel de la longevidad? Morir joven es el privilegio de los amados de los dioses, y la pena de los dioses es no morirse nunca, recuerda Rubén en el Coloquio de los Centauros.

Quedan en el catálogo de Joseph Campbell quienes mueren a traición tras haber cumplido su hazaña en defensa de la soberanía nacional de un pequeño país, como Sandino, o empuñando el fusil ya sin esperanzas, como el Che en Bolivia, o en una cama de hospital, como Eva Perón, amada por las masas y desfigurada por la agonía; pero también entran en ese catálogo Marilyn Monroe, la empleadita de tienda que llegó a ser estrella de cine, tal como la ensalza Ernesto Cardenal en su poema, o James Dean, el héroe de la rebeldía sin causa de los años cincuenta, o John Lennon, asesinado por un fanático. Por eso es que están juntos en las tiendas que venden souvenirs con sus efigies: Marilyn Monroe, o John Lennon, o el Che Guevara, no importa, ya todos son estrellas pop. Son la leyenda entre los jóvenes, porque eran jóvenes a la hora de su muerte.

Pero de manera esencial, está de por medio la rebeldía en el camino marcado hacia el heroísmo. Durante sus vidas cambiaron algo en la sustancia de su tiempo, se rebelaron contra algún tipo de conducta establecida, fijaron para siempre su imagen en base al rigor de una hazaña, o de un puñado de hazañas, que los llevaron a la eternidad esquiva, no importa que luego sean convertidos en símbolos comerciales, afiches, camisetas, amuletos, marcas, o que se hagan películas y se escriban libros sobre ellos. Todo esto del culto comercial podríamos verlo más bien como consecuencia de la heroicidad, ese consenso que se transmite de generación en generación, esa chispa mágica sin la que ningún aparato publicitario que se empeñara en mantener viva una figura podría sobrevivir.

Sandino, que peleó a la cabeza de un puñado de hombres humildes, artesanos y campesinos iletrados, para expulsar a las fuerzas de ocupación de la Marina de Guerra de los Estados Unidos entre 1927 y 1933, seis años de una dura guerra desigual, David contra Goliat, está en ese panteón de los héroes que murieron jóvenes, sacrificados por su ideal de rebeldía, pero no brilla su nombre en las marquesinas mundiales como debería, olvidado por unos, tergiversado por otros. Pero no le falta ninguno de los requisitos del heroísmo de los elegidos de los dioses.

Dejó su vida común de trabajador petrolero en México para regresar a Nicaragua al llamado de esa voz que desde los cielos reclama a los héroes entrar a cumplir su destino, cuando Nicaragua fue invadida por las tropas extranjeras. Veló sus armas una noche triste en el cerro del Común, en absoluta soledad, preguntándose si debía emprender la lucha contra un ejército mil veces más grande en poderío que su pobre columna de 30 hombres mal comidos y peor armados, y la voz de los cielos le respondió que sí, porque "el hombre que de su patria no exige más que un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído, sino también ser creído". Palabras simples pero cargadas de verdad. Y cuando las palabras simples están cargadas de verdad, es que surge la poesía.

Y tras seis años de combates, deshaciendo entuertos, emboscando malandrines y descabezando marionetas, al salir el último soldado de las tropas de ocupación entregó sus armas como caballero andante que siempre fue, fiel a sus promesas, y entonces, el peor de todos esos malandrines contra los que había luchado, Anastasio Somoza, que empezaba a consolidar el poder de medio siglo que heredaría más tarde a sus hijos, mandó emboscarlo y ordenó asesinarlo. En las historias de los héroes hay siempre un verdugo. El héroe y el rufián.

Si pequeña es la patria uno grande la sueña, alza la voz Rubén en un recóndito extremo del paisaje natal. No hay patria pequeña a la hora de defenderla, responde Sandino desde otro confín oscuro del mismo paisaje en el que las fantasmagorías del vicio político se repiten sin fin, miasmas de un pantano que parece inagotable, y donde deambulan las quimeras lanceadas en el costado por los malandrines.

Un sueño siempre interrumpido por las peores pesadillas. Pero el héroe joven siempre vigila, es su oficio para siempre, porque la inmortalidad consiste en eso, en dormir con los ojos juveniles abiertos.

Fuente: El País (España).

Accidentes insólitos

Por: Raúl Sohr

Un juego de probabilística diría que las posibilidades de que un satélite choque con otro son increíblemente remotas. Lo mismo cabe pensar de dos submarinos nucleares que se estrellen en el fondo del Océano Atlántico. Como ambos incidentes tuvieron lugar recientemente la conclusión puede ser una sola: los accidentes ocurren, aunque las probabilidades sean nimias.

En el caso de los satélites, uno ruso y otro estadounidense, el daño al medio ambiente es menor aunque generaron bastante basura espacial. El Comando Estratégico de Vigilancia Espacial de Estados Unidos observó dos nubes de desechos causados por el choque. Se estima que unos 600 fragmentos fueron generados por la colisión entre las naves, que en conjunto pesaban más de una tonelada y media. Es la primera vez que se produce semejante accidente. Hasta ahora se han registrado sólo cuatro choques pero ha sido entre partes descartadas de cohetes y otros restos de naves. Según las observaciones ya hay unos 17 mil fragmentos de diversos tamaños, pero superiores a los diez centímetros, orbitando la Tierra.

El choque de los submarinos es un asunto más serio, puesto que son tripulados y llevaban a bordo una enorme carga nuclear. Se ignoran los detalles de las razones por las cuales los navíos nucleares, el Triomphant francés, y el HMS Vanguard británico, que navegaban a gran profundidad en el Atlántico norte, "entraron en contacto brevemente", según el servicio de comunicación de la Marina francesa. En Londres, el jefe de la Royal Navy, sir Jonathon Band, indicó que las naves "entraron en contacto a muy baja velocidad". Las unidades concluían sus respectivas misiones de patrullaje, de 70 días, que las lleva a "anidar" en el fondo del océano.

Llama la atención que el encontrón fue admitido, con relativa plenitud, a más de diez días de ocurrido. Ambas naves, que en conjunto llevan 265 hombres, constituyen las unidades más avanzadas de sus respectivas armadas. Cada submarino porta 16 misiles nucleares balísticos que contienen entre seis y ocho ojivas independientes. Si alguna de las naves hubiese resultado con su casco perforado se hubiera vivido una tragedia. Testigos señalan que el Vanguard mostraba abolladuras a su llegada a Escocia. Es curioso que ambas armadas se apresuraran en aclarar que sus respectivas capacidades disuasivas no resultaron afectadas. ¿A quién está dirigido el mensaje en estos días en que ya no existe la Unión Soviética? Es necesario que submarinos con una capacidad destructiva superior a más de mil Hiroshima surquen los océanos?

El capitán Jerôme Eurlin, vocero de la Armada francesa, explicó que "cuando concebimos submarinos nucleares hoy en día, están hechos para emitir menos ruido que el del fondo del mar. Son dos submarinos supersilenciosos los que se encontraron y su capacidad de oírse mutuamente ha probado ser insuficiente". Los expertos dicen que los sonares de última generación pueden oír incluso el aleteo de pequeños peces. Y, sin embargo, no detectaron a enormes estructuras de 150 metros. Ambas marinas insisten en que se trató de una increíble coincidencia. Pero es sabido que las armadas de la OTAN, incluida Francia, intercambian informaciones sobre el despliegue de sus submarinos estratégicos.

Sea como fuere, las naves más modernas de dos de las mejores armadas del mundo han sufrido un accidente que pudo derivar en una pesadilla. Lo ocurrido refuerza las voces de quienes exigen abolir las armas atómicas de la faz de la Tierra y de los océanos.

Fuente: La Nación (Chile).

jueves, 19 de febrero de 2009

Próximamente: Capitalismo 3.0

Por: Dani Rodrik

El capitalismo está padeciendo su crisis más severa en muchas décadas. Una combinación de recesión profunda, desajustes económicos globales y la nacionalización efectiva de grandes segmentos del sector financiero en las economías avanzadas del mundo desestabilizó profundamente el equilibro entre mercados y estados. Dónde se verá afectado el nuevo equilibrio, nadie lo sabe.

Quienes predicen la caída del capitalismo tienen que lidiar con un hecho histórico importante: el capitalismo tiene una capacidad casi ilimitada de reinventarse. De hecho, su maleabilidad es la razón por la que superó crisis periódicas a lo largo de los siglos y sobrevivió a las críticas desde Karl Marx en adelante. El verdadero interrogante no es si el capitalismo puede sobrevivir -sí puede-, sino si los líderes mundiales demostrarán el liderazgo necesario para llevarlo a su próxima fase cuando emerjamos de nuestro predicamento actual.

El capitalismo no tiene parangón cuando se trata de dar rienda suelta a las energías económicas colectivas de las sociedades humanas. Es por esto que todas las sociedades prósperas son capitalistas en el sentido amplio del término: están organizadas alrededor de la propiedad privada y les permiten a los mercados desempeñar un papel importante a la hora de asignar recursos y determinar recompensas económicas. La trampa es que ni los derechos de propiedad ni los mercados pueden funcionar por sí solos. Requieren de otras instituciones sociales que los respalden.

De manera que los derechos de propiedad se basan en las cortes y la ejecución legal, mientras que los mercados dependen de los reguladores que pongan rienda a los abusos y reparen las fallas del mercado. A nivel político, el capitalismo exige mecanismos de compensación y transferencia para que sus resultados sean aceptables. Como demostró nuevamente la crisis actual, el capitalismo necesita estabilizar acuerdos como el de un prestador de último recurso y una política fiscal contracíclica. En otras palabras, el capitalismo ni se autogenera, ni se autosostiene, ni se autorregula y ni se autoestabiliza.

La historia del capitalismo ha sido un proceso que implicó aprender y reaprender estas lecciones. La sociedad de mercado idealizada de Adam Smith requería poco más que un "estado vigilante". Lo único que necesitaban hacer los gobiernos para asegurar la división del trabajo era implementar derechos de propiedad, mantener la paz y recaudar algunos impuestos para pagar una gama limitada de bienes públicos.

En la primera parte del siglo XX, el capitalismo estaba gobernado por una visión estrecha de las instituciones públicas necesarias para sustentarlo. En la práctica, el alcance del estado muchas veces llegaba más allá de esta concepción (por ejemplo, como en el caso de la introducción de Bismarck de pensiones para la vejez en Alemania en 1889). Pero los gobiernos seguían viendo sus roles económicos en términos restringidos.

Esto empezó a cambiar a medida que las sociedades se volvieron más democráticas y los sindicatos y otros grupos se movilizaron contra los abusos percibidos del capitalismo. Se pusieron en marcha políticas antimonopólicas en Estados Unidos. Y se empezó a aceptar ampliamente la utilidad de las políticas monetarias y fiscales activistas tras la Gran Depresión.

El porcentaje de gasto público en el ingreso nacional aumentó rápidamente en los países industrializados de hoy, de menos del 10% promedio a fines del siglo XIX a más del 20% apenas antes de la Segunda Guerra Mundial. Y, después de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países erigieron estados elaborados de asistencia social en los que el sector público se expandió a más del 40% del ingreso nacional promedio.

Este modelo de "economía mixta" fue el logro culminante del siglo XX. El nuevo equilibrio que estableció entre estado y mercado creó el marco para un período sin precedentes de cohesión social, estabilidad y prosperidad en las economías avanzadas que duró hasta mediados de los años 1970.

Este modelo empezó a deshilacharse a partir de los años 1980, y ahora parece haberse desmoronado. La razón se puede expresar en una palabra: globalización.

La economía mixta de posguerra se creó y operó a nivel de los estados naciones, y exigía mantener a raya a la economía internacional. El régimen de Bretton Woods-GATT demandaba una forma "superficial" de integración económica internacional que implicaba controles a los flujos internacionales de capital, que Keynes y sus contemporáneos habían considerado cruciales para la gestión económica interna. A los países se les exigía acometer una liberalización comercial sólo de manera limitada, con muchas excepciones para los sectores socialmente sensibles (agricultura, textiles, servicios). Esto los dejó en libertad de construir sus propias versiones de capitalismo nacional, siempre que obedecieran unas pocas reglas internacionales simples.

La crisis actual demuestra cuánto nos hemos alejado de aquel modelo. La globalización financiera, en particular, hizo estragos con las viejas reglas. Cuando el capitalismo al estilo chino se topó con el capitalismo al estilo norteamericano, con pocas válvulas de seguridad en funcionamiento, se generó una mezcla explosiva. No había mecanismos de protección para impedir que se desarrollara un exceso de liquidez global y luego, en combinación con las fallas regulatorias de Estados Unidos, que se produjera un espectacular apogeo y derrumbe inmobiliario. Tampoco había ninguna barricada internacional que impidiera que la crisis se propagara desde su epicentro.

La lección no es que el capitalismo está muerto. Es que necesitamos reinventarlo para un nuevo siglo en el que las fuerzas de la globalización económica son mucho más poderosas que antes. De la misma manera que el capitalismo mínimo de Smith se transformó en la economía mixta de Keynes, necesitamos contemplar una transición de la versión nacional de la economía mixta a su contraparte global.

Esto implica imaginar un mejor equilibro entre los mercados y las instituciones que los respaldan a nivel global . A veces, esto demandará extender las instituciones fuera de los estados naciones y fortalecer la gobernancia global. Otras, implicará impedir que los mercados se expandan más allá del alcance de las instituciones que siguen siendo nacionales. La estrategia correcta diferirá entre los grupos de países y entre las áreas en cuestión.

Diseñar el próximo capitalismo no será fácil. Pero tenemos a la historia de nuestro lado: la gracia salvadora del capitalismo es que es casi infinitamente maleable.

Fuente: project-syndicate.org